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Javier Silvestre

Ser autónomo en España, si ya era una odisea, pasará a ser una heroicidad en los próximos meses. Este Gobierno que hace cosas “chulas” ha decidido meterle mano a las cotizaciones de los autónomos (una base fija que se paga para, supuestamente, tener acceso al paro o a la baja laboral y cuyo mínimo ahora son 294 euros/mes). El noble objetivo era abaratar estos pagos mensuales para los que menos cobran: los autónomos mileuristas.

Así que han decidido bajar la cuota para los que facturen menos de 900 euros al mes. Tan sólo pagarán 244 euros de cuota (un 27% de lo facturado) a lo que luego hay que sumar el IRPF, claro está. Incluso los que menos ganan pierden… aunque menos que ahora, ahorran 50 euros al mes. Al resto de autónomos, los que facturan más de 1.000 euros al mes, la bofetada aumenta exponencialmente.

Otro ejemplo en la tabla media. Un autónomo que facture 1.700 euros al mes en 2026, acabará pagando 535 euros de cuota (recordemos que ahora es de 294 euros) más el 15% de IRPF. Es decir, 790 euros de impuestos sólo para empezar. Un 46% del importe de lo facturado.

De los malvadisimos autónomos que facturan más de 4.000 euros al mes (y que créanme, no son la mayoría sino uno de cada 10) la mordida mensual llegará hasta 1.267 euros (un 31% de la factura).

Eso sí, a partir de ahí ancha es Castilla porque la cuota será igual factures 8.000 o 15.000 euros. Vamos, que los cuatro de siempre siguen sin notar demasiado el cambio, Gobierne la izquierda o la derecha.

Si usted no es autónomo quizás vea con distancia este nuevo maltrato a más de tres millones de conciudadanos. Es más, incluso puede que salga beneficiado de rebote. Porque cuando requiera de un fontanero, un abogado o incluso un médico privado, quizás ya no hará falta que le pregunte si quiere factura. Para no pagar más cuota tan solo hay que facturar menos… sobre el papel.

Conseguimos con medidas como ésta que el presunto beneficio hacia los autónomos que menos facturan (no conozco a nadie que se dé de alta en este régimen para cobrar 600 euros al mes, dicho sea de paso) se convierta en un perjuicio extensible a toda la sociedad. Más B significa menos recaudación. Y menos hospitales y menos autovías -que también serán de pago este año- y menos servicios públicos en general.

Ojalá este aumento de la economía sumergida se tradujese en menos asesores de los que nos gobiernan, porque a esos sí que le meteríamos mano muchos ciudadanos sin que nos temblase el pulso. Mientras la oposición se va a un prado bucólico a hacer el ridículo hablando sobre vacas, el Gobierno y sus ministros siguen apretando el cuello de los que mantenemos enderezado este país crisis tras crisis y pandemia tras pandemia. Quizás la mejor manera de ponernos en huelga sea vivir en B para dejar de financiar a esta panda de ineptos. Lo que pasa es que a nosotros, a la gran mayoría de los ciudadanos, aún nos quedan escrúpulos. Paciencia, cada vez menos.

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