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Se reían Se reían

Se reían

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Javier Lizaga

Lo negaré en entrevista de trabajo pero no hay quien comprenda, nadie, las redes. Como decía Toshack: “Floro no tiene ni idea de fútbol, es un buen entrenador”. El viernes, de casualidad, dí con un video de Miquel Montoro, un chaval de Mallorca que se hizo famoso en 2017 por las explicaciones campechanas que subía a youtube. Esta vez, no hacía tanta gracia, porque el chico contaba que había sufrido bullying durante años, esto es, en el colegio se reían de él por su físico (corpulento y con algún kilo de más). Razonaba que los abusadores, “cobardes”, son los que tendrían que cambiarse de cole, no las víctimas. Compartí el video igual que compartía en parte lo que contaba y aun sigo sorprendido por las respuestas.

Nunca hubiera admitido que sufrí bullying, nunca me hubiera incluido ahí, lo juro. Pero, como dice Miquel, se reían de mí. Nunca hubiera pensado que relataría tanto, a mis hijos, mi primer día de guardería. La sensación de querer desaparecer, buscar tu chaqueta blanca nueva para salir al recreo y descubrir que otros niños la están arrastrando por los charcos del patio, por todos. Recogerla y prepararte para la bronca “por no saber defenderte”. En el cole, me pasé un año ignorando el mote con el que me había bautizado un compañero y rezando para que no triunfara. El denominador común eran mis orejas, imposible calcular las mofas. Las mismas que me enseñaron a quererme como soy. Recuerdo todavía cómo me esperaban dos o tres matoncillos varios años mayores en el instituto para despeinarme y burlarse cada día a la entrada a clase. Y como todo acabó el día que les miré a los ojos y les dije que no me importaba, porque me había costado semanas, pero ya no les tenía miedo.

A mis hijos les cuento más mis fracasos que los aciertos, fracasar es aprender. Los días están contados, sólo seremos libres, cuando no haya nada que perder, cantan Vetusta. Como dice Miquel, los cobardes sólo te atacan por ser diferente. Sospecho que siguen. Al tiempo, te hacen más fuerte. Con suerte, claro. En mi caso, hace que me resbalen muchas críticas idiotas por salir en pantalla. Solo quería pedirles que si un día me ven, así en la tele mientras comen, les digan a sus hijos que de mí también se reían. Y que no me importa.

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