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La representación en vida de ‘Pikaia’ en Mar Jurásico.

De gusanos a humanos, el fabuloso salto evolutivo de más de 500 millones de años

Dinópolis es de los pocos lugares en los que se puede ver cómo era ‘Pikaia’ en vida en los fondos marinos
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Hace 508 millones de años una especie de gusano marino quedó inmortalizado en los fabulosos yacimientos fósiles del periodo Cámbrico de los afloramientos de Burguess Shale en la Columbia Británica (Canadá). Se llama Pikaia y es conocido desde hace más de un siglo, cuando el paleontólogo Charles Doolittle Walcott lo describió en 1911, pero su filogenia era un auténtico enigma. Una investigación publicada el año pasado y liderada por el paleontólogo Giovanni Mussini desveló el misterio al darle la vuelta al fósil y corroborar que se trata de un cordado primitivo, un ancestro de los vertebrados a los que pertenece nuestra especie. El artículo ha sido el ganador de la última edición del Premio Paleonturología 2025 que convoca anualmente la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis. El complejo paleontológico turolense es uno de los pocos lugares en los que se recrea cómo era en vida este organismo dentro del recorrido de Mar Jurásico abierto hace dos años.
 

Una madre con su hijo observan las características de ‘Pikaia’ en una mesa informativa del recorrido


Llamar a una persona gusano no va a resultar un insulto sino una realidad, a la vista del hallazgo que hicieron los autores del artículo ganador de Paleonturología, puesto que sitúa a este animal, Pikaia, en el origen de los cordados, a cuya filogenia (ciencia que estudia las ramas evolutivas de los seres vivos) pertenecemos los seres vivos.

La publicación el año pasado del artículo científico en la revista Current Biology supuso una auténtica revolución por lo que suponía este hallazgo. La paleontóloga Elena Cuesta, miembro del jurado del Premio Paleonturología de este año, asegura que es sorprendente cómo un trabajo sobre un fósil que era conocido desde hace tiempo “puede llegar a cambiar el paradigma”.
 

Representación de ‘Pikaia’ en vida

 

La científica sostiene que si bien siempre se pensó que este organismo estaba relacionado con los cordados, ha sido ahora al darle la vuelta al fósil cuando se ha visto que tenía un sistema nervioso central y un tubo digestivo, precursor en el primer caso de la columna vertebral, que lo sitúa en el origen de los vertebrados.

“Es un momento muy interesante evolutivamente y justo esta especie, Pikaia, este gusanito, luego con la evolución ha llegado a generar formas tan complejas como somos los vertebrados actuales”, argumenta Cuesta.

Pikaia está representado desde hace dos años en Mar Jurásico, el último recorrido paleontológico abierto en Dinópolis. Está representado en vida en la primera de las salas de Mar Jurásico, cuando se desciende hasta hace más de 500 millones de años y el visitante se topa con organismos marinos que vivieron durante el Cámbrico.

Nada más iniciar el recorrido, a la derecha se pueden ver numerosos ejemplares de Pikaia animados como si se moviesen en el agua, sobre una pared rocosa que recuerda los esquistos laminados del yacimiento de Burguess Shale en Canadá, un afloramiento fósil de excelente conservación.

Explosión Cámbrica

Durante el Cámbrico se produjo uno de las mayores explosiones de vida animal en los mares antes de que esta conquistara las masas continentales. En los acuarios de Mar Jurásico están representados algunos de los organismos vivos más característicos de este periodo, desde el impresionante depredador Anomalocaris al escurridizo Hallucigenia o los populares trilobites.

En una pantalla interactiva se explica cómo Pikaia fue uno de los primeros animales en poseer una especie de columna vertebral, que llevó a muchos científicos a considerar que podría tratarse de un eslabón entre los invertebrados y los vertebrados, rama esta última a la que pertenecemos los humanos. Aunque su apariencia es la de un gusano, tenía un cuerpo parecido al de los peces actuales, y según explican los paleontólogos de la Fundación Dinópolis en este recorrido de Mar Jurásico, poseía en la cabeza unos tentáculos que le servían para interaccionar con el entorno.

Es espectacular verlo moverse frente a los ojos de los visitantes con una agilidad impresionante nadando en el agua, y más ahora que la investigación liderada por Giovanni Mussini y ganadora del Premio Paleonturología 2025 confirma que es un ancestro de los vertebrados y por tanto también de los humanos.
 

los fósiles del animal en Burguess Shale (Chip Clark/Smithsonian Museum) 


Giovanni Mussini, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Cambridge, ha declarado a Diario de Teruel que para el equipo que firma el artículo ha sido una “alegría” recibir el premio y “ver que un cordado primitivo como Pikaia vuelve a ser el centro de atención, ya que nuestro propio linaje evolutivo sigue siendo un misterio en lo que respecta a sus orígenes en el Cámbrico”.

A través del correo electrónico, Mussini explica a este periódico que “a primera vista, Pikaia se parece un poco a un filete de anchoa nadando”. Así es como puede verse en Mar Jurásico. El científico indica que este organismo poseía “una serie de bloques musculares sin cabeza grande, aletas laterales ni cola distintiva”.

“Sin embargo, cuando se observa más de cerca, los fósiles revelan mucho más”, manifiesta, puesto que Pikaia “tenía branquias y una pequeña cabeza con dos antenas sensoriales, conectadas a un cordón nervioso dorsal que sobresalía en la parte delantera para formar el precursor de nuestro propio cerebro”.

Tenía además “aletas dorsales y ventrales en forma de quilla, parcialmente sostenidas por la musculatura, y un largo tubo intestinal que en algunos especímenes probablemente estaba flanqueado por órganos reproductivos”. Apunta que “muy posiblemente” se trataría de “huevos de Pikaia en desarrollo”.

El científico asegura a este diario que las características estudiadas de los bloques musculares del organismo, su cordón nervioso dorsal y sus aletas, estarían indicándonos que Pikaia es un cordado, “es decir, un miembro de nuestro propio linaje evolutivo, que incluye a todos los animales con columna vertebral, y por lo tanto sería uno de los pocos fósiles que realmente nos revelan cómo evolucionaron nuestros antepasados durante la exposición Cámbrica”.

Aclara que se trata de “un intervalo crítico en la historia de la vida, hace unos 500 millones de años, cuando se diversificaron casi todos los principales planes corporales de los animales”. Como en el caso de Pikaia, es también el momento “en que surgieron por primera vez los componentes básicos del cuerpo de los vertebrados”, que es nuestra propia rama evolutiva.

El trabajo de investigación ha supuesto una reinterpretación de este fósil, lo que permite dar un sentido a unas estructuras anatómicas que antes se consideraban “extrañas”, por la forma anómala de sus bloques musculares, la posición de su sistema circulatorio que propone la investigación y su enigmático órgano dorsal.

“Una vez que se da la vuelta al fósil, todas las piezas del rompecabezas encajan y Pikaia revela un sistema nervioso, una musculatura y un sistema digestivo en línea con los de los cordados y como los conocemos”, precisa el paleontólogo, quien destaca la importancia de estos hallazgos, junto con las anatomías de otros animales del Cámbrico considerados enigmáticos, puesto que “conforman un modelo coherente de cómo se construyó el plan corporal de los cordados, el modelo básico de nuestro propio cuerpo”, el de los humanos.

 

Giovanni Mussini, a la izquierda, durante un reciente trabajo de campo en el Cámbrico del Gran Cañón. Adam Read

Historia evolutiva

El científico señala que a través de una secuencia de escalones fósiles, “se reconstruye la historia de cómo dos partes clave de nuestro cuerpo, como son la faringe y el intestino por un lado, y la musculatura segmentada, el esqueleto axial y el sistema nervioso por otro, se fusionaron para formar lo que se convertiría en el cuerpo de los vertebrados”.

Mussini dice que sin estas especies habría un “enorme vacío” justo en el momento en que las “principales ramas del árbol de la vida animal se separaron entre sí”.

Una publicación divulgativa de este artículo que editará próximamente la Fundación Dinópolis acercará al público en general los pormenores de esta investigación científica, en la que queda claro que somos una evolución de esos fascinantes gusanos del Cámbrico que nos reciben al iniciar el recorrido de Mar Jurásico en el parque paleontológico turolense.

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