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El ámbar de Teruel, referente para conocer la evolución del comportamiento de los insectos El ámbar de Teruel, referente para conocer la evolución del comportamiento de los insectos
Ácaro pegado a la telaraña de hace cien millones de años atrapada en ámbar (resina fosilizada) del yacimiento de San Just. Enrique Peñalver

El ámbar de Teruel, referente para conocer la evolución del comportamiento de los insectos

Un artículo científico de Enrique Peñalver cita como ejemplo la telaraña fosilizada de San Just
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El ámbar cretácico de Teruel con incrustaciones de artrópodos se ha convertido en un referente para conocer la evolución del comportamiento de los insectos a lo largo de la historia de la vida. Así lo constata el investigador Enrique Peñalver en un artículo aparecido recientemente en la revista científica Evolución, el Boletín de la Sociedad Española de Biología Evolutiva (Sesbe), en el que cita como ejemplo el caso de la tela de araña conservada en ámbar de San Just, de hace cien millones de años y cuyo hallazgo fue publicado a principios de este siglo en Science.

Peñalver, que ha desarrollado importantes trabajos de investigación paleontológica en la provincia de Teruel sobre insectos y arácnidos fósiles, considera en la publicación que esta pieza de ámbar con una telaraña encapsula en resina fosilizada de la era de los dinosaurios es “sorprendente”, porque ha ayudado a determinar ciertos comportamientos de animales extintos, algo difícil de inferir a partir del registro fósil.

La publicación, titulada Evolución de algunos comportamientos en insectos a la luz del estudio del ámbar, apareció publicada a finales del año pasado en el número 16 de la revista Evolución, el boletín de la Sesbe. En ella, el científico del Instituto Geológico y Minero de España-Consejo Superior de Investigaciones Científicas aborda cómo puede quedar registrado el comportamiento animal de los insectos y arañas en el registro fósil y cita varios ejemplos.

Argumentos

El investigador argumenta que el comportamiento es algo “etéreo” y como tal “muchas veces fugaz, y si queremos estudiar su evolución o datarlo en el tiempo geológico vamos a tener importantes limitaciones”. Y es que, tal como precisa, el registro fósil “no contiene muchas evidencias de comportamiento”, pero cuando los mismos aportan esa información, estos “suelen ser fascinantes”.

Enrique Peñalver recuerda cómo el comportamiento de los animales actuales, ya sea en libertad o mediante observaciones en el laboratorio, “es muchas veces espinoso en cómo se puede interpretar, mientras que en el caso del comportamiento del pasado (paleoetología) ya es un logro concluir qué comportamiento se produjo y alguna generalidad del mismo”.
 

Garrapata en una pluma de dinosaurio en ámbar de Myanmar. AMNH


En este sentido, el científico destaca la excepcionalidad e importancia de hallazgos como la telaraña de hace cien millones de años encontrada a principios de siglo en el yacimiento de San Juts en Utrillas, cuyo original se encuentra depositada en el Museo Aragonés de Paleontología de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.

“Una telaraña con presas conservadas en ámbar es un fósil sorprendente, y es uno de los pocos ejemplos en ámbar en los que podemos ‘visualizar’ un comportamiento sin que esté presente el protagonista”, asegura el científico, que se refiere a dos casos concretos, una telaraña con tres presas atrapadas en ámbar de la República Dominicana, que es de hace solo 17-16 millones de años, y a la pieza de San Just, cuya antigüedad se remonta a un centenar de años siendo del tiempo de los dinosaurios.

Comportamiento depredador

“Son fósiles que evidencian un comportamiento de depredación y son relativamente abundantes en ámbares del Cenozoico”, indica en la publicación. Más remoto en el tiempo es el caso de la pieza turolense, lo que permite conocer la evolución de ese comportamiento.

Por ese motivo se refiere como un caso excepcional al ámbar cretácico de San Just por tratarse de la porción de telaraña con sus presas más antigua que se conserva, y que en 2006 fue objeto de su publicación científica en la prestigiosa revista Science.

“Lo más interesante del trozo de tela en la pieza es que al estudiar las relaciones de los hilos conservados se llegó a la conclusión de que la tela construida era del tipo orbicular, y estas telas de estructura compleja y ordenada implican comportamientos estereotipados cuando se construyen”, argumenta el científico.

Destaca en este sentido que un comportamiento así “se pudo constatar” en ámbar de más de cien millones de años de antigüedad correspondientes al periodo Albiense superior.

Otro tipo de comportamientos en ámbar tanto del Mesozoico como del Cenozoico, el periodo que siguió a la extinción de los dinosaurios, se han podido constatar en las piezas de ámbar con incrunstaciones halladas en distintas partes del mundo, pero la de San Just es una excepcionalidad por sus características.

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