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Joaquín Dobón, responsable del departamento Agrario de Caja Rural de Teruel: “Pese a la complejidad  de los ecorregímenes,  los agricultores tienen  solo dos o tres opciones” Joaquín Dobón, responsable del departamento Agrario de Caja Rural de Teruel: “Pese a la complejidad  de los ecorregímenes,  los agricultores tienen  solo dos o tres opciones”
El responsable del Departamento Agrario de Caja Rural de Teruel, Joaquín Dobón

Joaquín Dobón, responsable del departamento Agrario de Caja Rural de Teruel: “Pese a la complejidad de los ecorregímenes, los agricultores tienen solo dos o tres opciones”

Caja Rural de Teruel ofrece asesoría personal para la tramitación de los expedientes de la nueva PAC
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Caja Rural de Teruel terminó este miércoles en Perales del Alfambra el ciclo de veinte charlas informativas iniciado el pasado 29 de septiembre en Híjar para dar a conocer las novedades de la Política Agrícola Común (PAC) para el periodo 2023-2027, así como para trasladar a los agricultores y ganaderos turolenses su compromiso con la gestión y tramitación de las ayudas y de los seguros agrarios, entre otros servicios.

El responsable del Departamento Agrario de Caja Rural de Teruel, Joaquín Dobón, anima a los profesionales del campo a hacerse clientes o socios de la cooperativa de crédito para recibir esta atención integral. Además, anunció que el equipo que presta estos servicios se va a reforzar para que el sector agrario turolense pueda afrontar los cambios normativos y administrativos sin que sus explotaciones pierdan rentabilidad.

-¿Qué novedades conlleva la nueva PAC para el periodo 2023-2027?

-La reforma es una más pero, pese a ser una más, es muy diferente. La normativa que se aplicará a partir del 1 de marzo de 2023 está definida en el Plan Estratégico de España aprobado por la Comisión Europea el 31 de agosto de 2022. En el periodo de aplicación de la nueva PAC, se establece una ayuda básica a la renta para la sostenibilidad; una ayuda complementaria a la renta redistributiva para las primeras hectáreas de cada agricultor; y un pago complementario a jóvenes. Y se mantienen las ayudas acopladas a determinados sectores ganaderos y cultivos. Pero la novedad más significativa en la estructura de pagos es la puesta en marcha de los ecoesquemas o ecorregímenes, que sustituyen al pago verde. Por eso, ha sido necesario refrescar conceptos y despejar las dudas.

Desde 1992, hemos visto reformas de todos los colores, y el sector resiste. Lo que ocurre este año es que, para resistir, es necesario resolver todas las dudas antes de tramitar el expediente y el beneficiario tiene que estar muy bien asesorado.

-¿Ha sido ese el objetivo de las 20 charlas programadas en otras tantas localidades de toda la provincia?

-Estas charlas, que realizamos desde hace 14 años, pretenden reforzar la utilidad que, en cada oficina, le podemos dar al cliente. Además, las adaptamos a cada territorio en función de cuáles son los cultivos más habituales. Al final, los conceptos se traducen en realidades y cada uno tiene la suya. Como somos muy permeables, intentamos también ser muy prácticos. Lo que queremos es que la reforma no asuste a nadie: hay que tenerle respeto pero miedo, ninguno.

-Las organizaciones profesionales agrarias también han ofrecido este año más charlas...

-Nunca nos hemos solapado y tenemos la suficiente confianza para ser complementarios. Nuestra labor nunca es excluyente y la información siempre enriquece, venga de donde venga. En nuestro caso, intentamos ser muy prácticos para que los asistentes salgan con menos dudas de las que tienen. Pero cuando hay tantos asistentes, las dudas se multiplican. Las hay generales, cuya puesta en común va muy bien. Y otras más particulares, como consultas agronómicas, fiscales, normativas e incluso jurídicas, pero tenemos capacidad demostrada para atenderlas todas. Estas charlas sirven para reforzar la presencia y el servicio que presta la caja en el territorio.

-¿Qué parte de las nuevas ayudas genera más preguntas?

-Se está hablando demasiado de las dudas en torno a las siembras. Si que es verdad que una parte de las siembras va encaminada a poderse encajar dentro de lo que el año que viene se llamarán ecoesquemas o ecorregímenes. Sin embargo, pese a la complejidad del asunto, lo que no cabe es decir que tenemos un abanico de posibilidades porque cada agricultor o ganadero va a tener menos de las que parece, realmente una o dos opciones.

Por ejemplo, en el tema de los cultivos cerealistas hay tres posibles opciones. Una está exclusivamente decidida para aquellos que ya la practican, que es la siembra directa. Este no es un buen año para hacer experimentos pero, si alguien la tiene, es un ecoesquema que le encaja como anillo al dedo. Hay otra que es la rotación de cultivos, que es mucho más factible en los de regadío porque, al tener menor dimensión, es más sencillo de hacer y más fácil de controlar. Y para el resto de los casos, está la biodiversidad, que en un cajón de sastre que sirve tanto para los cultivos de cereal como para los leñosos. Los ecoesquemas de estos últimos son muy complicados de gestionar porque requieren algo impensable, que es calcular hasta el diámetro de la copa del árbol.

-Entonces, ¿hay muchas dudas sobre la aplicación de los ecoesquemas?

-Los ecoesquemas o ecorregímenes que sustituyen al pago verde son los que van a permitir optimizar los expedientes. Al final, no hablamos solamente de matemáticas o de dinero, sino de que la actividad agronómica sea factible para un agricultor o ganadero y no le exija un esfuerzo mayor. Hay normativas que todavía no se han decidido. Por ejemplo, en el ecoesquema de biodiversidad hay una parte no definida por parte del Ministerio de Agricultura, que es la siembra de dos variedades. Ante la imposibilidad de conocerlas todavía, el agricultor puede reservar una parte de un barbecho no productivo con una dosis de siembra para no cosechar, con lo que cumpliría igualmente.

-En el caso de que un agricultor no adoptara ninguna medida de adaptación, ¿en que medida vería reducida la ayuda que percibe?

-El ecoesquema supone más o menos el 23% de la ayuda anual. Adicionalmente tenemos medidas agroambientales, ayudas asociadas y de alta montaña o zonas desfavorecidas, que están también sin publicar. Pero si no quiere o no puede aplicar el ecoesquema, puede no solicitarlo y no cobrarlo. Tendrá el resto de los pagos, lo que no quiere decir que no tenga que cumplir con unas obligaciones normativas. Por eso, si esas obligaciones existen, es conveniente encajarlas en un ecoesquema para al menos optimizar el recurso económico. El resultado final es prácticamente el mismo y, aunque la complejidad existe, se puede ser permeable. Al final tienen dos opciones, no siete, ocho o nueve como parece. Los cambios normativos y administrativos van a hacer más compleja su actividad, pero somos optimistas porque es un sector muy resistente y nosotros estamos aquí para ayudarles a afrontarlos.

-¿Todas las solicitudes se tienen que realizar por medios telemáticos?

-La digitalización del sector puede suponer un quebradero de cabeza y nos exige más responsabilidad a ambas partes. A partir del año que viene, se prevé que absolutamente todos los solicitantes de una ayuda PAC tengan que dotarse de un certificado electrónico y el papel como tal desaparece. Eso supondrá un esfuerzo añadido. Habrá quien lo podrá hacer por sí mismo y, en primer lugar, estamos dispuestos a ayudarle y enseñarle Y en el caso de que no tenga la opción, deberá contar con alguien que se lo haga. A partir de julio llegarán los cuadernos electrónicos y eso, salvo sorpresa de última hora, va a suponer una entrada de datos mensual con todos los tratamientos y asuntos relacionados con la actividad. Y la ayuda va a estar supeditada a su cumplimiento. -

-¿Qué situación atraviesa actualmente el sector, con el alza de los insumos y de los combustibles?

-La situación del sector siempre depende de dos factores que nadie controla: la meteorología y los precios. Las subvenciones no serían necesarias si el mercado se regulara solo, pero eso es imposible. La idea inicial de la PAC es compensar la pérdida de renta mediante la subvención que, por otra parte, también repercute positivamente en el consumidor cuando va a llenar su cesta de la compra, eso no hay que olvidarlo. Son años difíciles. Estamos en una temporada en la que los gastos de los insumos son desmesurados y la producción es la misma. Sí que es verdad que los precios de algunos productos han subido relativamente, pero también los gastos, con lo que el resultado final es el mismo. No hay que tener la vista puesta en el medio plazo porque estamos en un entorno muy cambiante. Y al final pensamos que el agricultor tiene que saber producir y ya lo hace. La gestión complicada viene después y el acompañamiento de un buen profesional cada vez se nos antoja más importante. Fuera de eso, la normativa ya está decidida después de dos años de prórroga de la PAC. Otra cosa serán los cambios que pueda haber hasta el 2027.

-¿Hay relevo generacional para el campo turolense?

-Hay relevo. En todas las charlas hemos notado que la presencia es masiva, mucho más que en la reforma de 2014, con más visitas y consultas de gente joven. La media de asistentes ha rozado las 100 personas, lo que significa que hay mucha incertidumbre pero también que hay relevo porque entre los asistentes ha habido gente mucho más joven que en anteriores campañas. Eso es bueno porque significa que el sector está más profesionalizado y que los actores que están interviniendo están cada vez más formados. Eso no quiere decir que los anteriores no lo estuvieran, pero sí que hay un nuevo impulso y es interesante saber que las explotaciones familiares tienen continuidad. Es muy difícil que alguien se instale por primera vez; empezar de cero es una quimera, aunque hay ayudas públicas. Ahora bien, también se puede empezar teniendo claro lo que tienes que hacer, esto es, sin sobredimensionar la explotación y teniendo claras las inversiones aconsejables, que es un dato que se puede manejar bien.

-Caja Rural de Teruel se ha convertido en un referente en la gestión de la PAC pero también en la contratación de seguros agrarios...

-Los seguros son la única herramienta de autoprotección con la que cuenta el sistema, tanto en las líneas agrarias como ganaderas. Los seguros no cubren todo, pero tampoco deben ser denostados. Si la PAC es un expediente individual, el seguro seguramente lo es más porque hay que incidir en el historial de contrataciones, las bonificaciones, los rendimientos... Tal vez por desconocimiento, alguien puede dejar de hacer un seguro, lo que es un error. Es un coste más de la explotación, pero es necesario. El seguro se tiene que conocer porque es normativa nacional y además Caja Rural de Teruel ofrece la posibilidad de tener una relación comercial con el cliente para que conozca las coberturas, formas de pago, financiación...

-¿Qué porcentajes de aseguramiento se alcanzan en la provincia?

-En la provincia se asegura bastante más de lo que parece. En los cultivos herbáceos, de cereal fundamentalmente, la cuota se sitúa en torno al 70%. En los frutales, está entre el 50% y el 55%, mientras que los que menos implantación tienen en el sistema son los de frutos secos y olivar. Y aunque en la provincia no hay mucha tradición vitícola, sí tramitamos muchos seguros en las zonas de Batea y Cariñena. Caja Rural de Teruel es líder en contratación de Agroseguro con una cuota media que supera el 55% y, en algunas líneas, el 60%.

-¿Está preparado el Departamento Agrario para hacer frente a todos estos cambios normativos?

-Este año, dentro de unos meses, los profesionales del campo van a necesitar más ayuda para la tramitación de los expedientes de la PAC. Vamos a enseñar a los clientes a hacerlo por sí mismos y a ayudar a los que no puedan. La ventaja competitiva es que, en su oficina habitual, van a tener el mismo servicio. Para ello, vamos a reforzar el Departamento Agrario con más personal, que tenga la capacidad de llegar a donde hemos llegado siempre pero también con más presencia y más tiempo. Aceptamos el reto y queremos dar un servicio de calidad desde el principio hasta el final. Este es un buen momento para que los agricultores y ganaderos tomen una decisión importante y diferenciadora, como es hacerse clientes o socios de la cooperativa de crédito.

-¿Cuántas personas se van a incorporar al departamento?

-Todavía no está determinado porque estamos dándole forma, pero será un equipo tan potente como sea necesario; no tenemos un límite, sino justo al contrario. Contamos con experiencia y personal formado, que ya trabaja en el área desde hace tiempo. La entidad cuenta con 72 oficinas, de las que 68 están ubicadas en la provincia de Teruel y 42 de ellas en municipios de menos de 1.000 habitantes. Con la ampliación del Departamento Agrario, queremos aportar un valor añadido que responde a nuestra vocación de servicio y de pertenencia al territorio. Está en nuestro ADN prestar un servicio a medida, con un trato directo con el cliente que nunca se debe perder.

-¿El cliente puede recibir la misma atención en cada una de ellas?

-Su gestor de confianza puede prestarle un servicio integral en cualquier oficina, desde la planificación, el asesoramiento, la tramitación de seguros y del expedientes PAC, con el anticipo de las ayudas a un tipo de interés preferente. En este sentido, el pasado 4 de noviembre anticipamos el 70% de las ayudas correspondientes al presente ejercicio. Sobre los seguros, las normativas son muy cerradas por lo que no suele haber muchas novedades año a año. Pero la cartera de seguros es muy amplia y las necesidades de cada agricultor o ganadero son diferentes, por lo que hace falta conocer todas las coberturas para decidir cuáles son necesarias contratar.

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