La Universidad de la Experiencia de Teruel clausura con éxito el curso 2024-2025

La Universidad de la Experiencia en Teruel clausuró este jueves el curso 2024-225 con un acto en el Vicerrectorado del Campus en Teruel. Este año han participado 65 alumnos y que desde 2003, cuando empezó la actividad, ha crecido exponencialmente. “Es un éxito de transmisión de cultura, de vertebración del territorio aragonés y un orgullo que la Universidad de la Experiencia, que este año cumple 25 años desde su nacimiento, pueda llegar a puntos como Caspe, Alcañiz u otros”, señaló Ángel Luis Monge, director de la Universidad de la Experiencia.

Cada año son más las personas que deciden ampliar sus conocimientos o volver a recordar contenidos que hace tiempo que no practican. El curso de este año contempló un total de seis asignaturas, que se cursan durante cuatro horas por semana entre martes y jueves de 17 a19:00 horas y, como requisito para ser alumno, es necesario haber cumplido los 55 años antes del 1 de enero de 2025 o estar jubilado, aunque la edad mínima para participar es de 50 años.

En la clausura del curso el director de la Universidad de la Experiencia dijo “estar encantado de volver a Teruel. Notamos mucho el cariño hacia la Universidad de la Experiencia y quiero agradecer el apoyo del Ayuntamiento de Teruel por su trabajo”.

En la misma línea se refirió a los alumnos que participan de este proyecto y que desarrollan en él sus capacidades o amplian conocimientos. “Para todos aquellos que sociológicamente no tuvieron la oportunidad de estudiar en su época, ahora sois alumnos de la Universidad de Zaragoza”, matizó el director de la Universidad de la Experiencia.

En su estancia en Teruel, Monge también aprovechó para recordar que este año se cumple el 25 aniversario de este tipo de enseñanza y detalló que Teruel también tendrá un acto conmemorativo por esta efeméride. “Este año es muy importante, pero formamos parte de un proyecto educativo que ha crecido mucho. Somos la Universidad de la Experiencia más grande de España”, explicó.

La coordinadora en Teruel de la Universidad de la Experiencia, Ana López, también se dirigió a los alumnos presentes y argumentó que “el objetivo siempre es crecer” y agradeció el apoyo del Vicerrectorado así como de las instituciones que “apoyan y financian todos los años como la Universidad o el Ayuntamiento de Teruel”.

En su intervención también agradeció el compromiso y dedicación de los que se apuntan a un proyecto tan enriquecedor y por eso animó a participar. “Ya sé que os tomáis las cosas muy en serio en todo lo que os pedimos”, dijo al alumnado.

El café

Como si de una materia o un contenido más se tratara, los alumnos recibieron una clase magistral. Mónica Vázquez, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, impartió la conferencia de clausura con el título Los cafés históricos europeos como lugares de encuentro y desarrollo cultural.

Para ello, empezó por situar la procedencia de este producto, el café, que se ha convertido en un símbolo y en una herramienta de negocio, ocio, cultura y desarrollo. Por eso situó el café y sus primeros granos en Oriente y que, por su proximidad a Italia, entraron por primera vez a finales del siglo XVI, valiéndose del comercio y principalmente por Venecia, donde se organizaron los primeros establecimientos comerciales para la venta de este producto líquido de “color negro y sabor algo fuerte”. Pero no fue hasta finales del siglo XVII y comienzos del XVIII cuando el café empieza a convertirse en lo que es hoy. Así el producto o bebida pasa a convertirse en un lugar de intercambio de todo tipo de intervenciones.

Las funciones de los cafés son, entre otras muchas pero sí las principales: “hablar (intercambio de opiniones), resolver negocios o trabajos, leer la prensa, jugar (ajedrez o cartas), juegos prohibidos (póker o apuestas), pastelería, entretenimiento y ocio (música o espectáculos), encuentro de tertulias (Valle-Inclán en España fue uno de los pioneros), encuentro de artistas o sala de baile”, argumentó Mónica Vázquez.

En su alocución hizo un repaso por los cafés más emblemáticos de Italia, Suiza o Europa, deteniéndose en los italianos por ser el origen de los actuales establecimientos y en los españoles, por tener una gran influencia en el desarrollo de la cultura o la propagación del conocimiento, también entre las clases sociales con menos recursos para alcanzar un nivel cultural adecuado.

Como símbolo icónico aludió al porte arquitectónico que adquirieron los cafés en el siglo XIX y principios del XX o los nombres que recibieron los edificios con motivo de la procedencia de tan apreciado producto. Café de Levante (por su llegada de Oriente), café Moderno (por su creación en la época modernista) o Gambrinus (por la inclusión de la cerveza en lugares donde solamente se servía café en los inicios) en Nápoles.