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Las carrascas de más de 30 años plantadas con ayudas de reforestación se podrán arrancar Las carrascas de más de 30 años plantadas con ayudas de reforestación se podrán arrancar
Carrascas de 30 años en una finca de Sarrión. Alicia Bertolín

Las carrascas de más de 30 años plantadas con ayudas de reforestación se podrán arrancar

El cálculo inicial es de entre 650 y 1.000 hectáreas afectadas, a falta de confirmar con los expedientes
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Cruz Aguilar

Las primeras carrascas que se plantaron hace ya tres décadas o incluso más, han mermado considerablemente la producción. Los truficultores han probado con diferentes manejos pero, hasta ahora, la única solución pasa por arrancarlas y renovar la plantación. Sin embargo, una parte de esas encinas se sembraron con subvenciones destinadas a la reforestación, por lo que no podían ser retiradas. Ahora, y tras analizar diferentes propuestas, desde el Servicio Provincial de Medio Ambiente en Teruel se está trabajando para buscar fórmulas que permitan la renovación de estos árboles de forma que se planten otros. Con ello se logrará mantener el uso forestal de esos terrenos pero, a la vez, que sí produzcan trufas.

En total en Teruel hay entre 650 y 1.000 hectáreas que entre los años 1996 y 1998 se acogieron a esas ayudas. Hay muchas más hectáreas truferas que están registradas como forestales, pero no todas recibieron esas ayudas de la UE. Se trataba de un régimen de subvenciones que pretendía fomentar las inversiones forestales en explotaciones agrarias poco productivas. Se enmarcaban en los planes de acción forestal en el contexto de la Política Agraria Comunitaria y, en España, se recogió en el Real Decreto 152/1996.

Estas plantaciones se realizaron en la provincia de Teruel con Quercus ilex, faginea y pirenaica, con una densidad de 400 plantas por hectárea. Los propietarios que se acogieron recibieron una ayuda de 1.200 euros (200.000 pesetas) por hectárea para la adquisición de plantero y una prima de mantenimiento de entre 150 y 200 euros por hectárea y año durante los primeros años. Además, percibieron otra cuantía compensatoria entre los 15 y los 20 años que iba de los 75 a los 90 euros por hectárea y año, en función de la base de la PAC de cada agricultor.

En Teruel fue una fórmula idónea para reforestar con carrascas de trufa terrenos totalmente improductivos, pero en ese momento se desconocía la vida útil de las encinas, que se ha demostrado que no va más allá de las tres décadas.

El director del Servicio Provincial de Medio Ambiente en Teruel, Emilio Pérez, lleva varios meses buscando fórmulas, en colaboración con la Asociación de Recolectores y Cultivadores de Trufa de Teruel, Atruter, la Diputación de Teruel y el Ayuntamiento de Sarrión con el fin de que los propietarios de esas fincas puedan arrancar los árboles.

Expedientes antiguos

Para ello, ha solicitado al departamento de Agricultura que busque los expedientes de los terrenos que recibieron esas subvenciones para reforestación, algo que resulta complejo puesto que se trata de documentos sin digitalizar que hay que localizar de forma manual uno a uno.

De forma paralela, han contado con la colaboración del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) para elaborar un informe que constante que se produce una pérdida de productividad. “También pedimos que nos digan las condiciones del arranque, para que se fije el camino a seguir”, dice.

En este sentido, deben ser los especialistas los que marquen qué cultivos y durante qué periodo hay que llevarlos a cabo para preparar los terrenos de cara a volver a plantar carrascas truferas.

Carrascal silvestre en un monte de la provincia de Teruel

Confirmar que aún están

La idea es que los propietarios, una vez se confirme que las carrascas de la década de los 90 del pasado siglo siguen plantadas, arranquen esos árboles y, en el plazo que marquen los técnicos, vuelvan a sembrar encinas micorrizadas. De esta forma, el terreno mantiene sus usos forestales pero los propietarios recuperan la rentabilidad.

Los truferos llevan años solicitando que se puedan arrancar porque, como apunta la alcaldesa de Sarrión, Estefanía Doñate, “aquí vivimos de la trufa, no del árbol”. La responsable indica que se trata de un tema crucial y plantea que llevan mucho tiempo buscando un remedio para esas entre 650 y 1.000 hectáreas. “Hemos hecho mucha labor sin contarla a la prensa, que es como creemos que se debe hacer, trabajar hasta encontrar una solución y luego comunicarla”, explica. Ahora la renovación arbórea está más cerca que nunca y Emilio Pérez expone que de aquí a final de año le gustaría tener el procedimiento cerrado.

Estas subvenciones para reforestar terrenos agrícolas poco productivos también se usaron para la trufa en otras provincias, como Guadalajara y Cuenca, para las que Castilla y León va también a permitir arrancar los árboles y volver a plantar otros tras un ciclo de cultivo de entre seis y nueve meses.

Las ayudas buscaban compensar a los propietarios que perdían sus terrenos agrícolas en favor de la reforestación y, como apunta Emilio Pérez, “son tierras que han sido compensadas”. En la actualidad, esas entre 650 y 1.000 hectáreas presentan porcentajes de planta viva superiores al 75% de la densidad de plantación.

El consejero de Agricultura y Ganadería del Gobierno de Aragón, Javier Rincón, muestra la “voluntad clara de facilitar esa renovación, porque mantener plantaciones improductivas no tiene sentido”, dice. Añade a su vez que se debe “dar seguridad jurídica a los propietarios y abrir la puerta a nuevas inversiones que mantengan la viabilidad del cultivo”.

En el proceso para lograr que esas carrascas sean renovadas ha intervenido la Diputación de Teruel y el presidente, Joaquín Juste, relata que se han mantenido contactos con otras comunidades autónomas, sobre todo con Castilla y León, para conocer el modelo que ellos han seguido, porque en ambos casos se trataba de subvenciones procedentes de Europa. “Al final se ha arreglado lo que era un problema grave para los truferos. Aragón va a dar el visto bueno para que se puedan arrancar esas plantaciones, con la única condición de que se vuelvan a replantar de carrasca, de encina”, especifica.

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