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Lasana Coulibali, empleado en un establecimiento hostelero: “Era panadero en Mali y aquí es nuestro pizzero, tiene un interés infinito por trabajar” Lasana Coulibali, empleado en un establecimiento hostelero: “Era panadero en Mali y aquí es nuestro pizzero, tiene un interés infinito por trabajar”
Lasana Coulibali, a la derecha, en la pizzería junto a un grupo de amigos

Lasana Coulibali, empleado en un establecimiento hostelero: “Era panadero en Mali y aquí es nuestro pizzero, tiene un interés infinito por trabajar”

La integración de inmigrantes en Mora de Rubielos
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Cruz Aguilar

Lasana Coulibali era panadero en su aldea de Mali y ahora es el pizzero de Il Ponticello, en Mora de Rubielos. Lleva desde noviembre contratado y su jefe destaca el “interés infinito de trabajar” que tiene y asegura que se queja de que la pizzería sólo abre los fines de semana. Está contratado para media jornada, por la que percibe un sueldo de 1.000 euros y, según su jefe, le gustaría trabajar más, a jornada completa, como algunos de sus compañeros.

Era panadero y conocía las masas, pero en cuestión de pizzas le ha enseñado todo Silvia Fraccarolli, que es la dueña de la pizzería junto a Yelel Cañas. En Il Ponticello la apuesta por dar trabajo a los inmigrantes es total y siete de las ocho personas que forman el equipo son africanas, mientras que la octava, que es la jefa, procede de Italia.

Cañas indica que la respuesta de los inmigrantes “es fantástica” porque tienen “muchas ganas de trabajar y son muy leales”, aunque hay una barrera importante que salvar y es la desconfianza que tienen en los empresarios debido al mal trato padecido en el pasado: “Lo que más nos ha costado es recuperar su confianza, siempre piensan que les estás engañando. Nosotros lo logramos a base de buenos sueldos y motivándolos”, indica, para añadir que hace unos días celebraron el fin de la campaña de verano con una comida todos juntos, un evento similar al que realizaron a comienzo de la temporada estival “para motivarles”, apunta el dueño del establecimiento.

Lasana Coulibali chapurrea muy poco español, lo suficiente para afrontar su repetitivo trabajo con las masas de pizza, pero cuando sus jefes tienen que negociar algo con él tiran de la traducción de un maliense de su mismo pueblo que vive en Bilbao, porque en Mali se hablan más de 200 dialectos.

A juicio de Yelel Cañas, el hecho de que contar en Mora de Rubielos con un centro de recepción de inmigrantes es “una oportunidad” tanto para ellos como para los empresarios. Asegura que son jóvenes que llegan con muchas ganas de trabajar precisamente a una comarca donde hay una gran demanda de mano de obra. Eso sí, alerta de que “no todo es de color de rosa”, puesto que la “brecha cultural es muy grande”, aunque a nivel laboral son jóvenes que responden al máximo y que tienen muchas ganas de trabajar.

Uno de los problemas que ha tenido que solventar Lasana Coulibali es encontrar de un hogar para vivir. Finalmente ha alquilado una casa con otros inmigrantes y gracias a la mediación de los empresarios para los que están contratados. “Ahora ya va todo a su nombre, pero en el inicio hicimos todas las gestiones porque, si estamos nosotros detrás, la gente reacciona de otra manera”, apunta Cañas.

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