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Lorenzo Maicas (i.) y Javier Milián serán los encargados de quitar el pañuelo al Torico esta noche. Juan Saura

Lorenzo Maicas y Javier Milián, encargados de quitar el pañuelo: “Queremos simbolizar un relevo generacional”

Los peñistas que quitan el pañuelo reconocen que cuando estén arriba será “imposible no emocionarse”
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Hay situaciones que resultan imposibles de expresar con palabras. Momentos que para cualquier turolense son simplemente indescriptibles. Uno de ellos es ascender hasta lo alto de la fuente de la plaza del Torico para colocar o retirar el pañuelo que engalana estos días al emblema de la ciudad.

Un privilegio reservado a muy pocos, y que este año vivirán Javier Milián y Lorenzo Maicas, miembros de la peña El Despadre. Ellos serán los encargados de quitar el pañuelo al Torico en la noche del lunes, para llevarlo de regreso al ayuntamiento y entregárselo a la alcaldesa, Emma Buj.

Durante un breve descanso, Javier y Lorenzo atienden a DIARIO DE TERUEL. En sus caras se nota la ilusión y las ganas de que llegue ese momento. Pero también se percibe el cansancio acumulado tras varios días intensos de fiestas, de actos, de emociones y de poco descanso. Aun así, guardan fuerzas para lo que está por venir.

La elección de Javier y Lorenzo para quitar el pañuelo al Torico no es casual. “Lo que queremos simbolizar es un relevo generacional”, explican ambos. Javier es veterano: 35 años de peñista. Lorenzo, en cambio, lleva cinco años en El Despadre, aunque antes estuvo en otras peñas.

“No estamos aquí sólo por nosotros. Esto es también una manera de demostrar que las tradiciones continúan porque hay gente que coge el testigo”, señala Javier. “Lo que hemos querido este año, tanto al poner como al quitar el pañuelo, es hacer visible ese cambio generacional: alguien que lleva muchos años, como yo, junto a alguien que lleva menos tiempo, como Lorenzo. Es nuestra manera de rendir homenaje también a todos los que en su día estuvieron y que ya no están”, añade.

Una simbiosis similar, por tanto, a la que se vivió el sábado por la tarde cuando sus compañeros Segundo Pascual y Miguel Ángel Pérez colocaron el pañuelo al Torico.

Por el momento, tanto Javier como Lorenzo aseguran que los nervios aún no han hecho acto de presencia. “Estamos tan metidos en la vorágine de la fiesta y de la Junta que no hemos tenido casi tiempo de ponernos nerviosos”, admite Milián. “Supongo que cuando llegue el momento, un poco sí que lo estaremos”, reconoce. Su compañero coincide: “Imagino que el lunes empezarán a entrar los nervios. Ahora, entre actos y preparativos, no hemos tenido tiempo ni de pensarlo”.

Privilegio

Los dos coinciden en lo que supone este gesto para ellos. Javier lo resume como “un privilegio enorme”, algo reservado a muy pocos. “Agradezco la confianza que han depositado en nosotros nuestros compañeros. Es un honor”. Lorenzo reitera sus palabras: “Para mí también es un privilegio. Y hacerlo además con Javier, que es una persona con tanta historia en El Despadre, lo hace todavía más especial”.

El próximo lunes, cuando suban al Torico, saben que las emociones aflorarán. Javier Milián reconoce que inevitablemente se acordará de quienes ya no están: “Supongo que recordaré aquella última vez que pusimos el pañuelo, allá por 2003, y a compañeros que entonces estaban con nosotros y que por desgracia ya no nos acompañan”. Para él, este acto también tiene ese punto de homenaje: “Es un poco también para ellos, para los que estuvieron y ya no están”.

Lorenzo también tiene claro a quién dedicará ese instante. “Me acordaré de alguien muy especial para mí, mi cuñada, que falleció hace unos años. Seguro que cuando estemos allí arriba saldrán muchos sentimientos, aunque quizás eso sea más fácil contarlo el martes o el miércoles, cuando lo hayamos vivido y asimilado”.

Ambos han tenido ocasión de ver la plaza del Torico desde lo alto en las pruebas previas, pero coinciden en que nada será comparable a verla el lunes por la noche, llena hasta la bandera. “Lo que impresiona es verla repleta de gente. Eso será muy emocionante”, asegura Lorenzo. Javier añade que la perspectiva desde arriba cambia por completo: “Visualmente es radicalmente distinta, y creo que ese momento va a ser inolvidable”.

Ambos concluyen con el mismo mensaje: “Lo único que deseamos es que todos los vaquilleros terminen bien la fiesta y que la gente disfrute. A todos los turolenses y a quienes nos visitan, les esperamos en la plaza para vivir este momento con nosotros”.

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