Los más jóvenes de la villa de Teruel debaten sobre si es cierto que Diego ha muerto en la guerra

La plaza del Torico se convirtió en uno de los puntos neurálgicos de la mañana del sábado con diferentes representaciones que mostraron la vida de la Edad Media y que también servían para comprender mejor las escenas centrales de la tarde porque la historia de Isabel y Diego estuvo muy presente.

Bajo la dirección de Marian Pueo, la escena Disputa de dueñas: Sigena versus Burbáguena dibujó una sonrisa en el público con los enfrentamientos entre las monjas de Burbáguena, de la orden del Cister y las de Sigena, de la orden del Hospital, porque ambas querían aprovechar que la villa estaba de celebración nupcial para conseguir donativos de los Azagra para sus respectivas congregaciones.

Las religiosas del Cister, más centradas en “laborar” que en rezar, y las de Sigena que se dedican a orar por los nobles discutían para quedarse con el dinero de los benefactores, pero al final llegaron a un acuerdo que beneficiaba a ambas. Los guiños a la actualidad hicieron más divertida aún la escena.

La animación continuó con Doncellas y donceles, bajo a dirección de Sixto Abril, una escena nueva que fue seguida por mucho público. Los artistas más jóvenes del reparto demostraron que son unos grandes actores y actrices y que el relevo generacional de esta recreación turolense está garantizado.

Cantes y bailes

Un grupo de jóvenes comenzó a cantar y bailar sobre “Isabel, trovadora del amor”, una cancioncilla en la que se contaba la historia del triste amor entre Isabel de Segura y Diego de Marcilla. Llegaron otras doncellas y un doncel, entre los que estaban los primos de Diego de Marcilla, y les preguntan que qué estaban haciendo. Ellas les contaron que estaban ensayando una canción que querían cantar a Isabel por su boda.

Los dos grupos empezaron a discutir sobre si realmente Diego había muerto en la guerra o no y sobre lo injusta que había sido la boda de Isabel de Segura con Diego de Azagra.

Poco a poco comenzaron a tramar un plan para colarse en las gorrineras de la casa de Azagra y hacer una travesura con un ungüento, pero al final ellas mismas terminaron siendo las víctimas al beber una pócima para no tener miedo que resultó tener otro efecto.

La siguiente escena fue Tumulto en las casicas del burdel, dirigida por Marian Pueo.

Finalmente, el escenario de la plaza del Torico culminó su actividad matinal con una exhibición de danzas medievales con el grupo Manfredina y la música de Los Alarifes de San Martín, junto a Octava Milla de Utebo y el grupo L’Orache de Monzón.