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Mujeres, modelos y todo lo que quieran, porque, pese al cáncer, tienen ‘Mucho x Vivir’ Mujeres, modelos y todo lo que quieran, porque, pese al cáncer, tienen ‘Mucho x Vivir’
Las participantes en el desfile, tras el realizado en el año 2012

Mujeres, modelos y todo lo que quieran, porque, pese al cáncer, tienen ‘Mucho x Vivir’

Las diagnosticadas con tumor de pecho llevan un cuarto de siglo dando visibilidad a una enfermedad aún tabú
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Cruz Aguilar

Consuelo Perales y Vicenta Coves tienen 79 y 70 años, respectivamente, pero hablan con total naturalidad de pechos, cáncer o prótesis. Ellas son dos de las mujeres que han participado en los desfiles organizados por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), dos de las valientes que se han subido al escenario para demostrar que con cicatriz y rellenos o con reconstrucciones mamarias, dependiendo de la situación de cada una, queda Mucho x Vivir, que era el eslogan utilizado para el evento de moda.

Consuelo Perales, a la izquierda, y Vicenta Coves, esta semana en la sede de la AECC en Teruel


Ana Soriano, Marina Moreno, Encarna Pastor y Consuelo Perales rompieron el hielo en una ciudad donde el cáncer, en esos inicios de siglo, era algo de lo que no se hablaba. Sobre una pasarela lucieron sus cuerpos, marcados en ese momento por el paso de la enfermedad, para dejar claro que a ellas no había nada que se les pusiera por delante y para ayudar a las que vendrían después.

Tras estas cuatro, otras 24 mujeres han desfilado y 21 han colaborado en la organización, junto a 12 familiares y 32 voluntarios más. Todos ellos han contribuido a dar visibilidad al cáncer, palabra aún tabú para muchos que, sin embargo, a toda la sociedad le toca muy de cerca, en primera persona o en su entorno más cercano.

Para erradicar los estigmas y a la vez ayudar a las mujeres a ganar autoestima y encontrar ropa adaptada a sus necesidades surgió en Teruel hace un cuarto de siglo ese desfile que marcó un antes y un después en la forma de mirar al cáncer de mama en la ciudad. La AECC ha preparado un documental que hace un recorrido por esos 25 años de historia que engloba múltiples historias vitales de mujeres que evidenciaron que, efectivamente y más allá del eslogan que daba título al evento de moda, había Mucho x Vivir. El estreno del audiovisual será este próximo jueves 2 de octubre a las 19:00 horas en el Teatro Marín y la entrada es gratuita hasta completar el aforo. Las personas interesadas pueden pasar a recoger las invitaciones en la sede de la calle San Miguel, 12.

“No éramos conscientes del paso de gigante que estábamos dando en ese Teruel del 2002”, dice la psicóloga de la AECC, Merche Castellote, quien reconoce que en la capital todavía persiste el tabú de hablar del cáncer. No eran modelos profesionales, sino mujeres normales y corrientes que “desde su generosidad, se atrevieron a subir a una pasarela y mostrar que se podía comprar lencería bonita y bañadores para ir a la piscina porque se adaptaba a sus necesidades”, dice la psicóloga. Pero además, demostraron que pese a estar diagnosticadas de cáncer son mujeres que siguen con su vida y pueden hacer de todo, desde trabajar hasta ir al gimnasio, pasando por salir de fiesta o desfilar sobre un escenario ante centenares de personas.

Consuelo Perales participó en ese primer año del desfile, del que recuerda que llevaban “una falda larga hasta los pies” y apenas había espacio para cambiarse. Sí indica que ya contaron con muchas prendas, sobre todo sujetadores y bañadores adaptados a las necesidades de las mujeres que, como ella, habían pasado por una mastectomía. En su caso ha seguido utilizando siempre prendas adaptadas puesto que declinó la implantación de una prótesis.
 

Consuelo Perales, en el desfile de 2010. AECC


Vicenta Coves ya salió del quirófano con el implante de silicona porque, precisa, “hace falta mucha fortaleza para mirarse en el espejo y ver que ahí falta algo”. Consuelo Perales asegura que siempre se ha sentido bien con su cuerpo y se adaptó “desde el principio” a la “cicatriz”. Ambas recuerdan con mucho cariño los desfiles y los preparativos, ya que aunque el evento era en junio, varios meses antes ya comenzaban con la organización. En las bambalinas de ese evento hay tantas historias como mujeres y la de Cristina Sabio es diferente, ella tardó en hacerse la reconstrucción mamaria porque estaba embarazada cuando le extirparon el tumor, por lo que ha pasado por todas las fases.
 

Vicenta Coves, sobre la pasarela en el año 2014. AECC


El sentido del humor es la herramienta con la que afrontó la enfermedad Vicenta Coves y, cuando le hablaron de la prótesis, no dudó en decirle a su marido: “¿Quién te iba a decir a ti que tocarías una teta de silicona?”. En el 2009, ya operada, acudió a ver el desfile y pensó en la “valentía” de aquellas que en ese momento estaban en la pasarela. Hubo un detalle que a ella le marcó y es que una de las modelos le dio un beso a su marido al bajar del escenario. Era el mes de junio y en agosto falleció. Al año siguiente Vicenta se unió a las modelos y desde entonces ha seguido participando, primero en los desfiles específicos organizados por la AECC y después en los de CelébraTe, el evento destinado a ceremonias en el que les invitaron a tomar parte también a las mujeres diagnosticadas de cáncer, quienes, tras la pandemia, ya no tenían su propio desfile.

“Te da mucha fuerza”

Consuelo Perales estuvo arropada por toda su familia a la hora de recorrer la pasarela, desde su marido a sus hijas y nietas. Reconoce que cuando estás ahí arriba “no ves a nadie” pero “te da mucha fuerza”. Vicenta Coves, que también tuvo el respaldo de todos los suyos, va más allá y asegura que la pasarela es una manera de demostrarse a sí misma que puede “lucir igual que el resto”. Para Cristina Sabio estar sobre el escenario con sus “compañeras de enfermedad” supone un sentimiento muy fuerte: “Podemos hacer lo que sea, con un pecho menos o con dos, con más kilos o hinchadas por la cortisona. Demostramos a esas mujeres que se tienen que enfrenar a ello que juntas se puede”, dice.

A Vicenta “subir al tablao” como ella lo llama, la transforma y reconoce que se ha quedado con ganas de que se sigan organizando más desfiles, que se dejaron de llevar a cabo en la pandemia. Es muy positiva y sigue participando en las reuniones que organiza la AECC para ayudar a las nuevas personas diagnosticadas. A Consuelo le cuesta un poco más hablar del cáncer porque, como indica, en su familia ha habido muchos casos.

Cuando Vicenta y Consuelo pasaron la enfermedad, hace ya en torno a dos décadas en ambos casos, la gente no les preguntaba, como si no se atrevieran a abordar el tema. Consuelo reconoce que a su vecina le contestó que se había lavado la cabeza cuando la vio con un pañuelo en su cabeza tras perder del pelo. Sin embargo, con su nieta mayor no hubo opción de engaño porque le quitó la peluca para comprobar lo que había debajo, ya que tenía una gran curiosidad en torno a la enfermedad de la abuela, de la que toda la familia hablaba. “Hay mucha gente que ha pasado lo mismo que nosotras y no ha dicho nada”, señala Vicenta para dejar claro que todavía queda mucho camino por recorrer en materia de visibilización.

Las protagonistas del documental están expectantes, puesto que todavía no han tenido oportunidad de visualizarlo. Sí les han mostrado un adelanto con algunas fotos que ellas ya conocían y, lo que han visto, les ha gustado mucho, sobre todo porque es un homenaje a todas las que se han quedado por el camino. “De todas las que empezaron con ese primer desfile sólo quedo yo. Me da mucha pena”, lamenta Consuelo Perales.

Ejemplo de sororidad cuando la palabra no estaba ni en la RAE 

Las mujeres de Teruel han sido un ejemplo de sororidad mucho antes de que la Real Academia Española (RAE) incorporara el vocablo en el diccionario en 2018. En los últimos años del siglo XX, la propietaria de la tienda de lencería Latasa, Pilar Guillén, se dio cuenta de que tenía clientas cuyas necesidades no cubría, eran las mujeres a las que les faltaba uno o los dos pechos tras sufrir un tumor de mama. Junto a su gran amiga y modista Teresa Mengod se pusieron a trabajar para que ninguna turolense se viera diferente a la hora de ponerse un sujetador o lucir un bañador en la piscina y la plaza.
 

En la imagen, el desfile CelébraTe de este pasado 2024. AECC


En 1999 no había, o al menos en la sede en Teruel de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) no las conocían, empresas que comercializaran ese tipo de lencería adaptada a las mastectomías, por otra parte mucho más comunes que en la actualidad, donde buena parte de las pacientes ya salen del quirófano con una reconstrucción mamaria.

“Eran mujeres de ayudar y decidieron buscar una solución porque no se conocían recursos”, explica Merche Castellote, psicóloga en la AECC en Teruel e hija de Teresa Mengod. En ese año 1999 el propio comercio de Latasa ya organizó algunos desfiles para grupos reducidos y pronto cogió el testigo la Asociación Contra el Cáncer, cuyos profesionales vieron en aquello mucho más que ofrecer un producto adaptado a las pacientes oncológicas. Buscaban mejorar la imagen corporal, pero también -y sobre todo- la autoestima, y no sólo con las prendas, sino subiéndolas a un escenario donde mostrar todo de lo que eran capaces.

Esas 28 modelos a las que respaldaron otras 21 mujeres en la organización, junto con la colaboración de 12 familiares y 32 voluntarios, tuvieron el apoyo de toda una ciudad tanto con el público, que llenó sus desfiles, como a través de los comerciantes, volcados en todo lo que podían, desde las piezas de lencería (con las que después también colaboraron otras tiendas especializadas de Teruel como Escolano y Coriel) hasta los complementos, pasando por las flores de la decoración, la peluquería, el maquillaje o el sonido. Castellote cita también el respaldo institucional tanto del Ayuntamiento como del Gobierno de Aragón en la cesión de los espacios donde se ha organizado el desfile.

Ese red de trabajo colaborativo se ha mantenido durante todos los desfiles así como fuera de ellos porque la AECC organiza cafés en los que los diagnosticados de cáncer que ya han superado la enfermedad charlan de lo divino y de lo humano con aquellos que se están enfrentando al tratamiento. En su inicio eran sesiones para mujeres con cáncer de mama, pero han ido evolucionando y ahora hay todo tipo de pacientes, aunque la mayor parte son mujeres.

 

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