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Pepe Polo, presidente de la Federación de Asociaciones vecinales de Teruel: Pepe Polo, presidente de la Federación de Asociaciones vecinales de Teruel:
Pepe Polo frente al centro sociocultural de San Julián

Pepe Polo, presidente de la Federación de Asociaciones vecinales de Teruel: "La democracia no se entiende sin la participación de los movimientos vecinales"

Reelegido al frente de las asociaciones, está convencido de que algo está cambiando
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Pepe Polo salió reelegido de nuevo presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales y Culturales de Teruel en la asamblea extraordinaria celebrada hace un mes para renovar la comisión ejecutiva, y se muestra convencido de que tras el parón de la pandemia va a haber un cambio de relato porque ve en la gente “ilusión” y un “nuevo empoderamiento”. “La democracia no se entiende sin la participación de los movimiento vecinales”, afirma, en un momento en el que a nivel estatal se trabaja para que haya un reconocimiento al papel que tuvo el movimiento asociativo vecinal durante la Transición.

-¿Por qué es tan importante el movimiento vecinal?
-Bueno, siempre ha sido importante. El movimiento vecinal fue uno de los hitos más importantes de la lucha por traer la democracia y las mejoras a nuestras ciudades en la Transición política. No se entendería la Transición sin las grandes luchas de barrios como el de Orcasitas o San José. En estos momentos es importante porque los movimientos sociales y vecinales asientan la democracia y la participación y no se entiende la democracia sin ellos. Los movimientos sociales y vecinales son el ADN de la democracia. Y tal es así que está la directiva europea del 8 de marzo de 2022 que viene a incidir en que el movimiento vecinal y social es imprescindible en Europa para consolidar derechos y mantener las libertades.

-¿Nos hemos olvidado de todo eso al acomodarnos en nuestros sistemas democráticos?
-Yo creo que sí. Nos hemos olvidado, quizás porque muchas veces las asociaciones vecinales no han sabido adaptarse a los tiempos, no han sabido modernizarse por un lado, y por otro, la gente joven las ha visto como un elemento del pasado y ha buscado otras formas diferentes de organizarse, pero al final ni somos pasado ni las formas nuevas de organizarse nos van a hacer desaparecer. El movimiento vecinal es imprescindible.

-¿Cómo modernizar y rejuvenecer entonces esas asociaciones, porque lo que más se ve en ellas es gente mayor?
-Yo estoy contento aquí en Teruel. Nuestra ejecutiva de la Federación se ha rejuvenecido muchísimo tras la última asamblea, y las asociaciones vecinales y culturales en la provincia se están rejuveneciendo. Es cierto que tenemos que intentar incorporar más gente al tejido activo de las asociaciones. No sé cuál será la fórmula, pero hay que buscarla. Unas asociaciones utilizarán la vía cultural y la de los empadronados de corazón, y otras las fiestas y actividades para generar idiosincrasia, lo que es el espíritu de barrio. Si logramos eso, conseguiremos potenciar el espíritu vecinal.

-¿Cuál es el reto más importante al que se enfrentan?
-En esta nueva etapa, uno de los retos más importantes que hemos adquirido es ayudar a revitalizar todas las asociaciones que tengan en estos momentos una pequeña o cierta debilidad creando equipos de refuerzo.

-¿Son muchas las que tienen esa debilidad en la provincia, porque el parón de la pandemia parece haber dejado huella?
-Si antes de la pandemia ya había asociaciones con debilidades, la pandemia ha venido a reforzar las debilidades, pero también ha venido a demostrar dónde estaban las mismas para poder actuar. De hecho, todavía hay algunas que no han puesto el coche en marcha. Mi objetivo es, a partir de septiembre, ir actuando poco a poco, asociación por asociación, no solo vecinales sino culturales y de muchos de los pueblos, para ir reactivando y poniendo en marcha todo ese tejido asociativo que es importante e imprescindible para la ciudad de Teruel y para la provincia.

Sitios como Teruel

-¿En sitios pequeños como Teruel y la provincia es más complicado tal vez activar estos movimientos, o debería ser por el contrario más fácil porque todos nos conocemos?
-Para que los movimientos sociales, culturales o vecinales se activen necesitamos motores, dinamizadores, por eso creamos ya en el 2017 una escuela vecinal para detectar problemas y crear líderes vecinales. Estos cuatro años, por una circunstancia de no conveniar con la Diputación Provincial, no la hemos activado, aunque la arrancamos este año con dineros propios, pero queremos ponerla en marcha de una manera eficaz, eficiente y continuada con más actividades.

-La última vez que lo hicieron fue para intercambiar experiencias de asociaciones que desarrollan iniciativas que se pueden considerar de éxito.
-La última vez que lo hicimos fue un te cuento, me cuentas, para poner en valor lo que hacen distintas asociaciones para que viéndolo otras, no digo que se copie, sino que se pueda adaptar para hacerlo en nuestro barrio o en nuestro pueblo. Eso es importante, pero la escuela vecinal no lleva esa idea, sino ver pueblo a pueblo cómo podemos dinamizar. Los más activos hoy lo son porque tienen un tejido humano que dinamiza eso. Villaspesa es un barrio dinámico con el 80% de la población asociada porque realizan actividades e involucran a todo el pueblo. Cada sitio tiene que analizar su propia estrategia para desarrollarla.

-La Federación en su asamblea de marzo se marcó un ambicioso plan de trabajo para los próximos cuatro años, ¿cómo piensan desarrollarlo?
-En principio nosotros en esta primera etapa, de aquí a septiembre, queremos dinamizar y fortalecer más la red de mujeres vecinales, que tiene una asamblea el día 6 de mayo; además de la actividad de La Plaza suena, como un elemento que entronca con todos los pueblos. Y a partir de septiembre, que empezaremos el curso tranquilos, por decirlo de alguna manera, vamos a realizar reuniones con todas las asociaciones y poner en marcha todo el plan de trabajo a través de dos líneas: apoyar a las asociaciones que necesiten ayuda para dinamizarlas, y ver nuevas peticiones para incorporarse a la Federación, para lo cual hemos creado dos vicepresidencias, una para reforzar todo ese trabajo en la ciudad y sus barrios, y otra para los pueblos.

-¿Cómo han reconfigurado la Federación para atender las nuevas necesidades?
-De forma total con responsabilidades concretas. Está el área del mundo rural y es la primera vez que tres miembros de la junta han conformado un equipo de trabajo propio para ver cuál sería la propuesta de la Federación con el tema de los incendios, porque hay gente preocupada. Es una nueva dinámica que queremos crear, que dentro de la propia junta se creen áreas de trabajo puntuales.

-¿Se han abierto por completo a los pueblos desde la Federación, por qué motivo?
-En el 2019 fue la gran apuesta que se hizo y que no pudimos ultimar porque vino la pandemia. La Federación ya era provincial pero no nos habíamos extendido al resto. Ahora tenemos 42 asociaciones federadas, de las que 18 son de la capital y el resto de pueblos, y a partir de este verano veremos crecer ese número porque muchas que han pedido entrar o nos lo han consultado, celebran en esas fechas sus asambleas y lo resolverán.

Ventajas

-¿Qué ventajas tiene para una asociación formar parte de la Federación?
-La ventaja que tiene para las asociaciones es pertenecer a una Federación activa como es la de Teruel y que por 10 euros al año estás en una federación como es CAVAragón, que te aporta cosas y esperamos que cada vez sea más con esta directiva europea, además de poder estar por 10 euros al año en una federación nacional que te da acceso a experiencias de otros sitios. Por ejemplo, ahora cuando hablamos de comunidades energéticas encontramos que hay cosas muy avanzadas en otros sitios y estamos en contacto con esas experiencias para trasladar toda la información que tenemos a quien nos lo pida, como la campaña del ruido u otros temas de sanidad y de otro tipo que compartimos con todas las asociaciones. Pertenecer a la Federación Vecinal es estar en un nicho que te permite nutrirte de información y experiencias de otros sitios para adaptarlas.

-Teruel propuso en la asamblea estatal de la CEAV crear un banco de experiencias, ¿no?
-En efecto, esa es la idea, lo que pasa es que ahora estamos centrados desde la CEAV en el reconocimiento del movimiento vecinal como uno de los actores de la Transición, para lo cual queremos que haya una declaración institucional de todos los partidos en el Congreso, que es muy importante, porque una vez que se resuelva, automáticamente en cascada vamos a llevarla al resto de instituciones.

-¿Qué importancia práctica puede tener ese reconocimiento, más allá de valorar lo que se hizo?
-Eso supone admitir que el papel de los movimientos sociales es muy importante y debe ser potenciado y, como dice la Unión Europea, financiado. Tiene que haber unas líneas de trabajo y colaboración con las instituciones, pero estas tienen que estar abiertas a la financiación.

-¿En qué ha cambiado la acción de las asociaciones vecinales, porque aparte de a reinvindicación ahora van mucho más allá con iniciativas como Acompañando-T o la reciente campaña contra el ruido, por ejemplo?
-Nunca olvidaremos la pequeña reivindicación de base, que es el bache, la acera mal hecha, pero tenemos que fijarnos en lo que nosotros llamamos modelo de ciudad. Una vez que lo buscas hay que construirlo, y eso implica no solo los planes de ordenación urbana adaptados en beneficio de la ciudadanía, sino todo lo que conlleva.

-Le están dando mucha importancia a los temas sociales.
-Eso, con Acompañando-T, es un paso que Teruel ha dado en el tema social. No todas las Federaciones lo han dado. Otras lo han hecho con cuestiones de consumo, aliándose con organizaciones de consumidores, o bien lo cultural. En las reuniones de CEAV hemos visto que todo es compatible y debemos apostar por todos como movimiento vecinal, porque al final todo lo que trabajamos nosotros es en beneficio de nuestros vecinos.

Participación

-Una parte importante, por no decir fundamental, es la participación de los vecinos. ¿Por qué no hay más implicación?
-Es una contradicción estar en una ciudad donde hay muchas asociaciones pero en cambio hay poca participación. Eso es así porque somos pocos los que participamos mucho activamente. Lo que no hay es una gran participación en el conjunto de la ciudadanía. A veces muchos nos repetimos en muchas organizaciones, lo que hace que la ciudadanía en su conjunto participe poco.

-¿Cómo se puede cambiar esa dinámica?
-Primero, la gente tiene que entender que participar en las organizaciones, dedicar dos horas a la semana al tejido asociativo vecinal, cultural, deportivo, etc, es positivo para la ciudad, los pueblos y la sociedad en su conjunto, y que no cuesta tanto. Es cierto que hay gente que por sus circunstancias de trabajo y familiares no puede participar tanto y le gustaría participar más, o el propio empobrecimiento de la gente cuando tienes que dedicarte a otras cosas, pues eso hace que la participación baje. Pero hay sectores sociales de jubilados, de gente que trabaja en jornadas continuas, que pueden tener más implicación y les animo a que lo hagan, porque con que lo hicieran dos horas a la semana se enriquecería toda la ciudad.

-Usted es hiperactivo, en lo sindical, lo político, lo vecinal y en el movimiento ciudadano, pero se ha jubilado y sigue adelante. ¿Hasta cuándo piensa mantener este ritmo, cuándo llegará el momento del relevo?
-Sí, sí estoy jubilado, pero el hasta cuándo tiene un límite todo. Sí que tiene que tener un límite. Yo tengo un compromiso al haber renovado en la última junta, de cuatro años, y yo suelo cumplir con mis compromisos. A mí me gustaría acabar lo que he empezado de dinamizar el movimiento vecinal y dejar un movimiento lo más fuerte posible y con una fortaleza impresionante en toda la provincia.

-¿Y en este mandato cree que va a ser posible conseguir ese objetivo, que no deja de ser muy ambicioso en una sociedad que parece cada vez más comodona?
-En este periodo, si no nos viene otra pandemia, es posible, porque la base la pusimos en el mandato anterior, y otra cosa es que la pandemia nos lo paró y luego tuvimos que dedicar demasiadas energías a recuperar lo que esta había destrozado y reducido a límites insospechados. Una vez que pase este verano y volvamos todo el mundo a su ser, creo que estaremos en buenas condiciones para elevar el nivel organizativo y de activismo por lo menos cuatro peldaños más, ya no digo que acabemos la escalera. Implicarme más en el movimiento vecinal quiere decir que tengo que dejar otras cosas. Sigo colaborando con CCOO, pero cada día menos, y prácticamente va a ser en el sector de la discapacidad, que siempre he llevado en el corazón, pero el resto, con docentes y funcionarios de la DGA, ya cierro etapa.

-Le veo muy optimista con el movimiento vecinal y ciudadano.
-Lo que estoy viendo en mucha gente es mucha ilusión. Por primera vez encuentro más gente que tiene ganas de hacer cosas, frente a los que te dicen que siempre ha sido así y que las cosas no se pueden cambiar. Lo veo en las reuniones que hacemos en los pueblos, porque antes era como predicar en el desierto con el discurso negacionista de siempre.

-¿Y por qué cree que está cambiando esto?
-Quizás porque hay un nuevo empoderamiento de la gente, en que hay una nueva expectativa de impedir que nuestros pueblos mueran por un lado, y la necesidad de mejorar nuestros barrios. Creo sinceramente que en estos cuatro años se va a poder cambiar bastante el relato. Se va a poder... no lo sé.

 

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