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Tres jóvenes de Castellote, Valderrobres y Teruel estudiarán con una beca de 6.000 euros Tres jóvenes de Castellote, Valderrobres y Teruel estudiarán con una beca de 6.000 euros
Los tres alumnos becados con los responsables de las tres entidades patrocinadora de esta ayuda

Tres jóvenes de Castellote, Valderrobres y Teruel estudiarán con una beca de 6.000 euros

Con esta tercera edición de la ayuda ya se han invertido 150.000 euros con once beneficiarios
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El talento turolense tiene nombre propio. Anna Samper Gil, Jorge Sanz Báguena y María del Agua Carceller Alcañiz, de Valderrobres, Teruel y Castellote, respectivamente, son los tres estudiantes beneficiarios de la tercera edición de la Beca Jóvenes Universitarios Teruel que promueve Caja Rural de Teruel, Fundación Térvalis y Fundación Grupo Arcoiris y que financiará su formación superior con 6.000 euros por curso para cada uno de ellos hasta que finalicen sus grados en una universidad pública. Las tres entidades han invertido ya en esta iniciativa 150.000 euros con once becados de los que diez continuarán recibiendo este apoyo este curso que está a punto de comenzar.

La ayuda permite cubrir gastos de matrícula, estancia, libros de texto y ordenador y, como novedad, es compatible con otras becas universitarias. Asimismo, los beneficiarios tienen la posibilidad de realizar prácticas en las empresas promotoras de las ayudas.

La directora de proyectos de Fundación Térvalis, Elena Utrilla, explicó este lunes, en una rueda de prensa en la que se dieron a conocer los elegidos en esta convocatoria, que los criterios de selección entre las 60 solicitudes recibidas (200 durante las tres ediciones) han sido el expediente académico y los recursos familiares. “La intención es ayudar a las personas para que puedan estudiar y que los recursos económicos no sean un hándicap”, subrayó Utrilla.
Los estudiantes agradecieron la oportunidad que les han brindado estas tres entidades y resaltaron que esta beca es una gran ayuda para sus familias.

Jorge Sanz vive en Teruel y ha estudiado Bachillerato en el IES Vega del Turia, si bien está muy vinculado a Formiche y la comarca Gúdar-Javalambre. Va a estudiar Magisterio de Educación Primaria en el Campus de Teruel y reconoció que no creía que iba a ser uno de los seleccionados, pensando que las becas serían para alumnos de Ingeniería o Medicina.

El joven turolense resaltó su pasión por la Educación y por la provincia donde le gustaría quedarse a vivir. “Los niños son el futuro para esta provincia que tiene mucho que enseñar y si les enseñamos a los niños la belleza oculta de la provincia, a cuidarla, los demás puntos de la agenda 2030 ya se hacen solos”, argumentó.

María del Agua Carceller, de Castellote, se ha formado en el IES Bajo Aragón de Alcañiz y comenzará en septiembre estudios de Derecho en la Universidad de Zaragoza. Explicó que destinará el dinero a pagar el alquiler del piso y los libros y aseguró que es “una ayuda importante” porque el alojamiento en Zaragoza es caro.

También tendrá que salir de casa para su formación universitaria Anna Samper, de Valderrobres, que tras su paso por el IES Matarraña, va a cursar el doble grado en Derecho y Economía en la Universidad de Valencia. Ayer reconocía que sentía “un poco de presión” ante esta nueva etapa. “No sé como me voy a adaptar a la Universidad”, comentó y confió en poder aprobar y mantener así esta beca durante toda su formación, tras la cual está convencida de que podrá encontrar trabajo en Valderrobres o cerca.  

Y es que para mantener esta ayuda durante toda la titulación es necesario que el alumno mantenga su rendimiento académico. Elena Utrilla mandó un mensaje de tranquilidad a los nuevos becados ya que en estos tres años solo uno de los once alumnos no ha conseguido la continuidad. “Todos han cumplido y han sacado la materia adelante, hemos acertado en la selección”, afirmó.

El director general de Caja Rural de Teruel, David Gutiérrez, aseguró que están “muy orgullosos” con esta iniciativa porque da “una oportunidad a los jóvenes de la provincia para que tengan estudios”.

“Estamos muy satisfechos porque con esta tercera edición se consolida este proyecto”, aseguró y resaltó la novedad de este año en el que por primera vez la ayuda es compatible con otras becas como las del ministerio. Gutiérrez recordó que en la primera y la segunda edición la cuantía podía llegar a los 10.000 euros, con los gastos justificados, pero no se podían pedir otras ayudas. Gutiérrez resaltó que la convocatoria está abierta a cualquier titulación de grado y que hay una gran diversidad en los estudios de los seleccionados. Aunque la ayuda es para la formación en cualquier universidad pública española, el 90% se ha quedado en territorio aragonés.

El presidente de la Fundación Grupo Arcoiris, Delfín Albesa, se mostró muy contento de formar parte de este proyecto y animó a los estudiantes beneficiarios a que aprovechen la oportunidad y resaltó que estas acciones también tienen su repercusión para la provincia.

“El objetivo también es que este talento vuelva a la provincia y por eso les damos la posibilidad de hacer prácticas en las empresas e incluso que se puedan quedar a trabajar”, explicó.

También participaron en esta presentación otros tres alumnos becados, dos para los que éste será su tercer curso universitario y otra para el que es el segundo.

Alba Lorenzo, de Torrecilla de Alcañiz, está estudiando Filología Hispánica en la Universidad de Zaragoza y agradeció “de todo corazón” a las tres entidades este apoyo porque “para mi familia es una grandísima ayuda y me permite estar en un colegio mayor que no podría hacerlo sin esta ayuda”.

Por su parte, Carlos Sánchez, de Teruel y estudiante de Veterinaria en Zaragoza, valoró como una de las cosas más positivas para él de esta convocatoria la posibilidad que ofreece de hacer prácticas en estas empresas turolenses.

Marta Quílez, de Andorra y alumna de Relaciones Laborales y Recursos Humanos en Zaragoza, destacó la importante cuantía de esta ayuda y animó a los nuevos becados “a esforzarse” y también a “disfrutar dela vida universitaria”, aunque les advirtió que cuesta adaptarse de vivir en un pueblo a una ciudad.

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