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Un proyecto piloto ofrece en Teruel un grupo de apoyo para afrontar el duelo perinatal Un proyecto piloto ofrece en Teruel un grupo de apoyo para afrontar el duelo perinatal
Nuria Latorre, (segunda dcha.) dando información sobre salud mental. J.C.E

Un proyecto piloto ofrece en Teruel un grupo de apoyo para afrontar el duelo perinatal

Compartir el dolor y vivir el presente son algunas de las propuestas para aliviar la pena
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El duelo perinatal ya no es un tema tabú y cada vez son más parejas las que acuden a los grupos de terapia, en su mayoría organizados por profesionales de la Psicología o la Sanidad, que afrontan, con sentido profesional, la curación del dolor tras la traumática pérdida de un bebé. Esta situación se puede producir de doble forma, tener una pérdida (aborto) en el periodo gestacional -desde la semana 12 hasta el posible parto- y en periodo neonatal, una vez nacido el bebé y hasta el día 28 posterior a su nacimiento, que es el campo que comprende el duelo perinatal. Aproximadamente, entre 28 y 30 semanas.

En Teruel, el gabinete de psicólogos Psicara ha creado un “proyecto piloto”, con un grupo de personas afectadas por el duelo perinatal, “gracias al impulso de la Dirección de Familia, Infancia y Natalidad del Gobierno de Aragón”, según señaló Nuria Latorre, psicóloga sanitaria, perteneciente a Psicara.

Este grupo de ocho personas está funcionando, de forma experimental, desde enero de este año y se ha convertido en una tabla de salvación para las familias que sufren tras la traumática pérdida de un bebé. El objetivo es sanar el campo emocional y que las personas, tanto madres como padres, puedan superar las dificultades que conlleva enfrentarse a un hecho muy negativo e inesperado, y que rompe las ilusiones y proyectos creados alrededor de esta nueva figura en las familias, como es el nacimiento de un hija o un hijo.

“Tenemos un cupo de ocho personas en este momento para que pueda funcionar bien y atender convenientemente. Es un grupo terapéutico”, explicó Nuria Latorre. Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo del Gobierno de Aragón, tiene la pretensión de pasar un duelo en grupo para conseguir mayores apoyos y compartir las experiencias. “A las parejas les cuesta hablar de ello”, indicó la psicóloga.

Estas dificultades, además del propio dolor de las personas, se ven aumentadas por la estigmatización que sufren, fundamentalmente las madres, al enfrentarse al entorno en el que se desenvuelven, y que socialmente no ven compartidos esos mismos sentimientos. “Es como si no existiera esta realidad”, puntualizó la psicóloga. Esta percepción no concuerda con la estadística, ya que uno de cada cuatro embarazos no llega a término en algún momento y, por tanto, no se produce el esperado nacimiento.

Si bien es cierto, que conforme avanza el embarazo va disminuyendo la posibilidad de un aborto (bien por malformaciones, pérdida circunstancial, enfermedades crónicas maternales -diabetes, problemas hormonales o infecciones, entre otras-, factores de estilo de vida o ambientales -consumo de drogas, tabaco, u otros), no se elimina el 100% del riesgo, pues hasta que no se ha producido el nacimiento sigue habiendo riesgo.

Beneficios

Este grupo experimental está previsto que tenga su continuidad y “la idea es tener este servicio gratuito en Teruel”, indicó Nuria Latorre. La terapia grupal también proporciona otras acciones complementarias a la terapia individual, ya que se comparten experiencias, sentimientos parecidos o vivencias respecto al duelo perinatal. Compartir desde la comprensión y el respeto lo que se siente es otra de los beneficios de este proyecto, además de “no sentirse juzgado”. Todas estas consideraciones tienen también un efecto placebo y “es muy protector”, matizó la psicóloga.

Las sesiones, en las que suelen participar por parejas, pero que también lo hacen de forma individual -bien hombres solos o mujeres solas, y según el grado de afectación- se producen cada dos semanas. Al mismo tiempo, hay distintos grados de incidencia, pues en ello interviene el número de intentos de embarazo previos al aborto, el índice de sensibilidad, el estado de salud, u otros factores en los que se afloran distintas y variadas emociones o sentimientos y que desembocan en el estado de ánimo individual, pero también en el compartido por la pareja.

Síntomas

En este proceso del duelo perinatal, también influyen sensaciones que son costosas de apartar o eliminar y que se identifican como culpabilidad, principalmente en la mujer, que es quién soporta físicamente el embarazo. Así, nace la culpa no sana que les hace plantearse: “Me tendría que haber cuidado más”, “no debería haber sido tan ambiciosa”, “debería haber dejado de trabajar”, o un sinfín de prejuicios sin base científica pero que afectan a las emociones. Por eso, es importante el sostén en/de la pareja y con actitud positiva para curar la culpa y pasar al siguiente capítulo.

“El duelo también genera tensión en la pareja y necesitan amor y comprensión”, advirtió la especialista. Y el dolor también se manifiesta de doble manera, pues el duelo es emocional y físico y por tanto es obligado actuar en los dos campos, aunque no es fácil alcanzar la superación, ya que es un duelo muy invisible y “ocurre más de lo que creemos”, detalló la psicóloga.

Paraísos perdidos

La superación del duelo perinatal es todavía más difícil, si cabe, por la proyección y planificación que se ha desarrollado durante meses o años. Con ilusión y con perspectivas de futuro “sin vivir el presente” y que por tanto afectan doblemente, ya que, aunque nadie está preparado para el dolor, tampoco se piensa en la posibilidad de que esto pueda suceder.

“Me gustaría reivindicar los protocolos que se tienen en el hospital respecto a este tema. No hay protocolos. Depende del día y del médico que te toque y de la sensibilidad que tenga. Hacen falta profesionales formados en este tema y sobre todo algún protocolo”, aseveró Miriam, madre con duelo perinatal.

Esta situación es la que los profesionales afrontan con mayor determinación, pues necesitan transmitir que hay que “vivir el presente”, matizó Nuria Latorre.

El trabajo se centra en intentar cambiar la percepción y provocar impulsos positivos, ya que “a pesar del dolor, la vida merece ser vivida”, detalló la psicóloga.

Esta idea también está arraigada en el tabú y en no expresar y sacar fuera esa circunstancia para sanar. “Hablar de invisibilidad de este tema lo único que nos produce es más dolor. No poder expresarte en la calle, no poder hacer según que tipo de cosas es más dolor, y a nivel físico también nos afecta”, explicó Miriam.

 

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