

Un viaje alucinante a los mares primigenios de un Teruel sumergido hace 400 millones de años
Peces acorazados con mandíbulas, nautiloideos gigantes y una amplia fauna marina han hecho de Santa Cruz de Nogueras un referente del PaleozoicoLa vida marina del Paleozoico en Santa Cruz de Nogueras, en el Geolodía 25 de la provincia de Teruel
Al caminar por los alrededores de Santa Cruz de Nogueras uno puede llegar a sentir cómo era lo que hoy es la provincia de Teruel hace 400 millones de años, cuando no estaba ubicada geográficamente en el planeta en el mismo lugar que lo está hoy, sino a miles de leguas de distancia, y cuando la vida era básicamente marina al encontrarse sumergida bajo las aguas, antes de que la misma conquistara las plataformas continentales. Los descubrimientos paleontológicos que se han hecho han convertido a esta zona en un libro abierto para conocer la era del Paleozoico y su importancia está reconocida por la comunidad científica internacional.
A cada paso que se da por la ruta senderista que se dirige a las antiguas minas de plomo, uno acaba por adaptar la mirada al dirigirla al suelo para asumir que camina por mares someros repletos de vida durante el Paleozoico, la era del “tiempo de los animales antiguos”. Los fósiles con conchas representativos de la vida marina están por todas partes. Eso, unido a la singularidad de los hallazgos que se han producido, como grandes peces acorazados o gigantescos nautiloideos, han hecho de este municipio y de los que lo rodean un referente mundial para la comunidad científica.

Santa Cruz de Nogueras ha sido el lugar elegido este año para celebrar la vigésima edición de Geolodía, una actividad que se desarrolla en todas las provincias españolas y que consiste en excursiones a lugares de interés geológico y paleontológico, guiadas por profesionales de estas disciplinas científicas.
En la provincia de Teruel se celebrará el próximo sábado, día 10 de mayo, y consistirá en un recorrido por las formaciones geológicas del Valle del río Cámaras en Santa Cruz de Nogueras, así como la visita del Museo de los Mares Paleozoicos que alberga este municipio de la Comarca del Jiloca que por su emplazamiento es uno de los más remotos.
A Santa Cruz de Nogueras se va de propio para visitar el museo y disfrutar de su geología, o no se va, salvo que uno se haya perdido por las sierras del noroeste de la provincia de Teruel. Lo sabe muy bien la paleontóloga Zarela Herrera, que es la responsable del museo junto con Enrique Villas. Reside allí, prácticamente frente al museo, y pone tal pasión a la hora de mostrarlo, que las horas vuelan a su lado y el tiempo pasa rápido más allá del horario establecido para la visita sin que eso parezca importarle.
Un viaje que vale la pena
Este municipio turolense está lejos de todo, pero merece la pena que el próximo 10 de mayo la gente se anime a desplazarse hasta allí para hacer la excursión porque no quedará decepcionada. La cita es a las 10:15 horas en la plaza de la iglesia, desde donde se partirá para visitar varios enclaves geológicos, y al final de la mañana se visitará el Museo de los Mares Paleozoicos.

La excursión, que es gratuita y no requiere inscripción sino solo acudir al lugar de encuentro, estará guiada por los paleontólogos Alberto Cobos y Luis Miguel Sender, de la Fundación Dinópolis, y Zarela Herrera y Enrique Villas, del Museo de los Mares Paleozoicos, que son las dos entidades científicas encargadas de desarrollar la actividad del Geolodía.
En Santa Cruz de Nogueras se han definido algunas de las formaciones más representativas del Silúrico Superior y el Devónico Inferior de la Cordillera Ibérica. Se accede a ellas por un camino señalizado como ruta senderista que conduce a la antigua mina en la que se explotaban sulfuros de plomo y zinc.
El recorrido en el tiempo geológico que ofrecen estos afloramientos abarca desde hace 443 hasta hace unos 359 millones de años. En ese momento la vida era marina, al no haberse colonizado todavía las superficies terrestres. Además, los afloramientos que ahora aparecen en el Valle del río Cámaras de Santa Cruz se situaban a una latitud muy por debajo de lo que están ahora, en el sur del planeta, y equivalía a las zonas costeras del gran continente Gondwana, al que pertenecen actualmente los países del hemisferio sur.
La deriva continental por la tectónica de placas ha hecho que las rocas sedimentarias de esas costas del hemisferio sur del planeta se hayan desplazado miles de leguas hacia lo que hoy es el noroeste de la provincia de Teruel.
Entre las formaciones geológicas que afloran en el municipio están la de Bádenas, rica por la aparición de trilobites, cefalópodos de conchas rectas y braquiópodos, algunos de los cuales han dado lugar a géneros únicos en el mundo como Baturria edegelliana simonae, que vivían en aguas tranquilas poco profundas.
Otros estratos ricos en trilobites y braquiópodos son la Formación Luesma y la Formación Nogueras, en la que se han encontrado también tentaculites (moluscos con conchas semejantes a la de los braquiópodos) de grandes tamaños, y corales tabulados que formaban colonias masivas.
En la Formación Santa Cruz son visibles también las marcas dejadas por las rizaduras del oleaje de aquel mar primigenio, además de huellas fósiles; y en la Formación Mariposas eclosionan los grupos de animales fosilizados más característicos de la época. Esta formación debe su nombre a la denominación que daban los lugareños a los fósiles de braquiópodos al tener forma de mariposas.
Los numerosos afloramientos paleontológicos de Santa Cruz de Nogueras y de los municipios adyacentes han arrojado fósiles marinos de una gran variedad, de los que en el museo de la localidad se puede ver una pequeña representación, así como reconstrucciones de cómo eran estos animales.
Hay corales que no tienen nada que ver con los actuales porque los de hoy no descienden directamente de aquellos seres vivos marinos del Paleozoico. Algunos resultan sumamente interesantes como los corales miquelínidos, extinguidos al final de esta era y cuyos esqueletos formaban colonias, por lo que sus fósiles actuales parecen panales de abeja.
El lugar ha arrojado también fósiles de conularias, emparentados con las medusas, y gasterópodos (caracoles), así como moluscos bivalvos, braquiópodos, tentaculites, nautiloideos, ammonoideos primitivos, y briozoos dispuestos en colonias que se adherían a las conchas de otros animales o al fondo marino.
Trilobites enrollados
Destacan también los trilobites, algunos de ellos en posturas enrolladas y con un grado de detalle sin igual. En la zona han sido descritos hasta cuarenta especies de una familia en concreto, los dalmanítidos, que se caracterizan por sus terminaciones espinosas.
De igual interés son los crinoideos o los lirios de mar, cuyos tallos desarticulados son abundantes, bien redondos o en forma de estrella, pero sobresalen los peces, algunos de gran tamaño que son nuevos géneros y especies en el registro mundial.
De igual forma han aparecido nautiloideos gigantescos. En el museo se exhiben dos fósiles del molde y el tabique de la concha de uno de estos cefalópodos de gran tamaño. Corresponden a las cámaras de su concha, con diámetros superiores a los 20 centímetros, que al llenarlas y vaciarlas facilitaba la flotabilidad y navegación del animal. Esta tecnología de la vida natural es en la que se basan los submarinos.
A partir de esos dos fósiles se ha reconstruido la forma en vida de un cefalópodo de concha externa recta cuya longitud pudo superar los dos metros. Son los antecesores de los actuales Nautilus, moluscos que están considerados como fósiles vivientes gracias a que han sido capaces de sobrevivir a varias extinciones.
Del municipio vecino de Monforte de Moyuela es otro de los fósiles excepcionales representados en el Museo de los Mares Paleozoicos, un pez placodermo, que es como se denomina a los peces acorazados, que fue descubierto por el paleontólogo alemán Peter Carls, uno de los científicos que más ha investigado la fauna de los mares paleozoicos en esta parte de la provincia.
El género de este pez placodermo, originario de Monforte, se llama Carolowilhelmina geognostica. Se exhibe una réplica de su cráneo, cuyo fósil original se expone en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. En Santa Cruz de Nogueras se muestra también una reconstrucción corpórea de cómo era en vida este animal, que recuerda a los peces espada actuales, y que se considera que tuvo que ser un nadador muy rápido a la vista de que posee un cráneo muy hidrodinámico.
A este ejemplar se suma la exhibición de otros descubrimientos espectaculares como el cráneo de otro pez acorazado que fue uno de los primeros grandes depredadores que hubo hace unos 400 millones de años. Los fósiles del cráneo, las mandíbulas y el escudo torácico fueron hallados en Loscos, también por Peter Carls, y miden 1,35 metros.

Los materiales originales son muy delicados y no están expuestos para garantizar su preservación. Lo que se hizo fue escanearlos y hacer una réplica para exponerla en Santa Cruz de Nogueras. El ejemplar completo se estima que mediría unos 6 metros de longitud.
Nuevo género y especie
Se trata de un nuevo género y especie pendiente de describir al que todavía no se le ha asignado un nombre científico, aunque los investigadores que lo han estudiado, entre ellos el paleontólogo Héctor Botella, de la Universidad de Valencia, consideran que este ejemplar precede en al menos 15 o 20 millones de años a los superdepredadores gigantes más antiguos que se conocían hasta ahora, como Dunkleosteus y Dinichthys.
Todos estos fósiles y la riqueza geológica convierten a esta parte remota de la provincia de Teruel en un territorio excepcional para conocer los mares primigenios del Paleozoico, que bien merece que el 10 de mayo Geolodía se convierta en un éxito de asistencia y la gente se acerque hasta Santa Cruz de Nogueras para disfrutar de la historia más apasionante que jamás ha existido, la de la evolución de la vida.
La fascinación por un mundo extinto que sigue muy presente

Santa Cruz de Nogueras tiene muchas casas de piedra en cuyos bloques está preservado el pasado marino del municipio, puesto que albergan incrustados todo tipo de fósiles de hace 400 millones de años cuando el término estaba sumergido bajo las aguas y se encontraba a miles de leguas de distancia en el hemisferio sur. Es por eso que recorrer sus calles, visitar el Museo de los Mares Paleozoicos y caminar por sus senderos rurales es traspasar las fronteras del tiempo para adentrarse en un pasado remoto que cobra vida a través de los fósiles, y las huellas dejadas en los sedimentos por el oleaje de un mar que bullía de vida y que comenzaba a adentrarse en las masas continentales terrestres a través de las primeras plantas que saltaron a tierra firme como Teruelia diezii, cuyo nombre lo dice todo.
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