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Una pareja turolense vive el terremoto de Marruecos en Marrakech: "El suelo bajo los pies empezó a temblar y a resquebrajarse las baldosas"

José Antonio Angós y Carmen Vázquez estaban el viernes a las 23:11 horas de la noche paseando por la plaza Jemma el Fna
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Cruz Aguilar

Los turolenses José Antonio Angós y Carmen Vázquez estaban el viernes a las 23:11 horas de la noche paseando por la plaza Jemma el Fna, el corazón de Marrakech, y la gente empezó a gritar. “Lo primero que pensé es que era un atentado, pero de repente el suelo que tenía debajo de los pies empezó a temblar y a resquebrajarse las baldosas”, relata Angós, quien reconoce que el hecho de que fuera un terremoto y no un atentado terrorista le tranquilizó. El terremoto, de magnitud 6,8, se produjo a 70 kilómetros al suroeste de Marrakech, en dirección hacia la costa de Agadir. Ya son más de 800 las personas muertas en todo el país.

Se encontraban en el centro de la plaza, por lo que no había riesgo de que ningún edificio se desplomara cerca de ellos. Estaban frente a la torre de Koutoubia y vieron cómo salía de ella una polvareda. Al fondo de la plaza está la Medina, que es la parte antigua de la ciudad y la que más ha sufrido debido al tipo de construcciones, realizadas en adobe, relata la pareja, que se encuentra en perfecto estado de salud.

“Pasé más miedo cuando vi a la gente corriendo porque pensé que era un atentado, fue el momento de más tensión”, asegura. El temblor de la tierra duró “15 segundos que se hicieron largos”, reconoce José Antonio Angós, para añadir que después ya se tranquilizó, pese a que la gente empezó a correr: “No entiendo porqué ya que en la plaza estábamos seguros”, especifica, para añadir que su mujer sí vio cómo se resquebrajaba una casa junto a la plaza.

La tensión se palpaba en el ambiente, sobre todo entre los lugareños, que estaban intranquilos por saber cómo se encontraban sus seres queridos y el estado en el que habían quedado las viviendas. “Los turistas no tanto, pero la gente de allí estaba muy nerviosa, llorando y con prisa por ver a su familia, iban todos con los teléfonos en la mano”, narra el viajero turolense.

Cuando volvían caminando al hotel, situado a unos 4 kilómetros de la plaza Jemma el Fna veían a la gente en la calle, en pijama, y descansando en las medianas de las avenidas al ser el punto más alejado de los edificios, para evitar así sufrir daños si había réplicas y se desplomaban. “Los compañeros que estaban en el hotel lo pasaron peor porque la habitación temblaba”, explican. Permanecieron en el recibir del establecimiento hasta pasadas las 2:30 horas junto a otros compañeros de viaje y después ya se acostaron, aunque reconocen que han dormido intranquilos.

Hoy la pareja de Teruel tenía contratada una excursión a un poblado beréber y ha sido cancelada porque ha resultado muy afectado. El lunes tienen programado el viaje de vuelta y, aunque en un primer momento intentaron adelantarlo, finalmente han decidido ajustarse al viaje previsto y están aprovechando las últimas horas para conocer el estado en el que ha quedado el centro de la ciudad.

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