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Beceite homenajea en una exposición a las mujeres que trabajaron en las fábricas de papel Beceite homenajea en una exposición a las mujeres que trabajaron en las fábricas de papel
Inauguración de la exposición ‘La memoria del papel’, a mediodía de ayer en el Palau de Beceite. M. N.

Beceite homenajea en una exposición a las mujeres que trabajaron en las fábricas de papel

El segundo BeseitArt reúne a 58 artistas de todas las ramas en el casco urbano
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Beceite vivió una época dorada entre finales del siglo XVIII y la década de los 70 del siglo XX gracias a sus fábricas de papel, en las que trabajaron hombres y mujeres que gozaron de estabilidad económica alimentada por la fuerza de nueve molinos ubicados en el río Matarraña. Para mantener viva la llama de la historia industrial de la localidad, la Asociación de Mujeres La Pesquera inauguró este miércoles en el Palau la exposición La memoria del papel, que pone el acento en la empleabilidad de ellas en la elaboración de un producto de gran calidad. Su materia prima eran los trapos que se convertían en los naipes de Heraclio Fournier, el papel moneda del Estado o el soporte de grabados míticos como los de Francisco de Goya.

Cremada, Martí, Molí del Toscá, Taraganya, Noguera, Solfa, Morató, Batá y Pont Nou fueron las nueve fábricas de papel que tuvo Beceite. Los nombres de algunas siguen sonando porque hoy son establecimientos hosteleros. Todas ellas aprovechaban, por medio de canalizaciones, acequias, azudes y túneles, el agua del río Matarraña para mover sus ruedas. Otras cuatro se instalaron en Valderrobres por iniciativa burguesa.

Trapos sucios de algodón y pana acababan allí transformados en hojas de papel y cartulina, una de las principales actividades de la localidad en la época industrial junto a minas de carbón y de tierra refractaria. Bares y tiendas contribuían también a dar vida al pueblo y todo ello daba una estabilidad económica poco habitual en la época.

Empleo femenino

No solo trabajaban hombres en las fábricas, sino mujeres, que accedían a puestos de trabajo con facilidad tan pronto acababan la escuela. “Trabajaban mucho y cobraban poco”, pero aportaban a la economía familiar “en una época en la que la mayoría de las mujeres dependían de sus maridos o padres”, indica uno de los carteles de la exposición, que fue presentada en el marco de la muestra BeseitArt por la presidenta de La Pesquera, Eli Díez, en compañía de antiguas trabajadoras como Faustina Bueso. También estuvo la nieta de Julia Abella, Elena Sales.

Este trabajo abrió nuevas oportunidades laborales para las mujeres y se convirtieron en ejemplo de coraje y emancipación para generaciones futuras. La iniciativa parte del taller reciente Lo recordaba la más vieja del lugar, impulsado por la Asociación Clásicas y Modernas para la igualdad de género en la cultura y financiado por el Ministerio de Cultura. Fue coordinado en esta ocasión por Teresa Claramunt, de la librería De bat a bat de Calaceite, aunque el contacto necesario lo aportó la vecina de Beceite Ana Santos.

Participaron 15 mujeres y un hombre que recordaron vivencias en torno al papel. Se leyeron textos inspiradores escritos por mujeres en torno al papel, en los que se reflexiona sobre él como material, soporte de historias, transmisor de memoria y constructor de identidad.

Según explicó Díez, de este taller nació “la necesidad de ir más allá”, pues “las palabras despertaron imágenes, fotografías y objetos” que reclamaban ser compartidos en una exposición que está viva, pues puede seguir alimentándose de las aportaciones de los vecinos. Incluye fotografías digitalizadas y cianotipos, gracias a la labor de Elsa Garre, Tania Morbini, Laura Micolau y Aina Micolau. Hay también textos de antiguas trabajadoras como Faustina Bueso, Julia Abella, Teresa Julián, Carmen Latorre, Joana Boix, Tere Llovet, Marga Centelles, África Guerrero, Pepita Adell e Irene Vives. Narran cómo era el trabajo, sus emociones y el recuerdo de momentos alegres como la festividad de Santa Lucía, patrona de los papeleros, que se celebraba cada 13 de diciembre con misa, fútbol, cine, teatro, comida y baile.

La industria papelera de Beceite llegó a su fin en la década de 1970, abocando a los últimos trabajadores a la emigración debido al paso de los tejidos naturales a los sintéticos y a una mala mecanización de las empresas. Pero marcaron la vida del pueblo y dejaron un legado que “quedará como parte de una memoria común que no debe olvidarse”.

“Buscamos patrocinadores para poder recuperar esta memoria, por qué no de las fábricas aragonesas, buscar una conexión y poder hacer algo bonito con la idea de que el papel no desaparezca con tanta tecnología, pues es algo vivo y es necesario tocarlo y olerlo”, dijo Díez.

 

Beseitart 2025 tuvo gran afluencia de público y artistas. M. N. 

BeseitArt da color al pueblo

La inauguración de la exposición en el Palau fue uno de los actos más significativos de la segunda edición de BeseitArt, la feria de arte y artesanía organizada por La Pesquera este miércoles.

En el empedrado casco histórico de Beceite hubo este año 58 expositores de distintas disciplinas artísticas frente a los 35 del año anterior, así como actuaciones musicales. Trata de aglutinar toda la oferta artística de la localidad, el Matarraña, Bajo Aragón y Terres de l'Ebre. “Pretendemos crear comunidad entre la asociación y los artistas, vecinos, turistas y propietarios de segunda residencia”, dijo la presenta. Los beneficios de la venta de tapas y bebidas, y del sorteo de piezas donadas por los artistas, serán reinvertidos en actividades a lo largo del año con el foco puesto en crear comunidad, respetar el entorno y que las mujeres tomen conciencia del autocuidado.

La inauguración corrió a cargo de la escritora Laura Freixas, fundadora de Clásicas y Modernas, que destaca por sus conferencias sobre mujeres y cultura, y por su obra A mí no me iba a pasar (2019). Para aplacar el sol, la decoración contó con sábanas pintadas en un taller anterior.

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