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El Calvario de Alloza sabe a medio rural, a monte, a cultura y a gastronomía tradicional El Calvario de Alloza sabe a medio rural, a monte, a cultura y a gastronomía tradicional
Los participantes realizaron un recorrido turístico por el Calvario de Alloza que se complementó con el taller gastronómico

El Calvario de Alloza sabe a medio rural, a monte, a cultura y a gastronomía tradicional

El restaurante La Ojinegra y la Comarca de Andorra proponen una degustación del territorio
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Cruz Aguilar

A medio rural, a monte y a hierbas aromáticas, pero también a cultura y gastronomía tradicional. Esas fueron las impresiones que se llevaron en sus papilas gustativas la decena de personas que tomaron parte en la actividad Calvario de Alloza y sus recursos gastronómicos silvestres, impulsada por el área de Turismo de la Comarca Andorra Sierra de Arcos y desarrollada por el restaurante La Ojinegra de la propia localidad.

El brindis final con espumoso de saúco, una bebida que resultó muy agradable al paladar de los asistentes

El taller contó con cocina en directo en la que se desarrollaron tres propuestas gastronómicas y que tuvo lugar después de un pequeño paseo etnobotánico en el que quedó claro que, en un recorrido limitado, es posible encontrar una gran variedad de plantas, olores y sabores. La primera elaboración fue un aceite aromatizado con pino del propio calvario. Se trata, como explicó el responsable del restaurante La Ojinegra, Xavi Poncelas, de un aceite que aporta “sabor a resina y resulta ideal para acompañar carnes”.

Sal con sabor al pueblo

Por otro lado, prepararon sal floral con las plantas que hay ahora en el calvario. El proceso es secar los pétalos y después molerlo al máximo, bien con un molinillo de café o con un mortero, acompañado de sal gorda, de forma que esta coge el aroma, color y sabor de los pétalos de ontina, aliaga y rosa silvestre, que fue lo que recolectaron los participantes.

Belén Soler, de La Ojinegra, con unas niñas durante el taller

La última receta sirvió para brindar como broche de oro a la actividad ya que se degustó un espumoso de saúco, un arbusto silvestre que se cría en las zonas húmedas y que, en este caso, recogieron del entorno del Parque Escultórico de Los Barrancos. La bebida fermentada se hizo a partir de ramilletes de las flores de saúco o inflorescencias y estaba aderezada con azúcar, miel de la propia localidad, y limón. “Hay que dejar que fermente para que actúen esos azúcares, por eso lo que hicimos fue macerar previamente durante seis días la que se consumió y en el Calvario explicar el proceso a los asistentes.

En la imagen, el saúco macerando con limones y miel

Entre los participantes había desde niños hasta mayores de 60 años y procedentes de las localidades de Andorra, Estercuel y Alloza. El taller gastronómico estuvo acompañado de una visita guiada por el patrimonio arquitectónico y religioso del Calvario de Alloza, así como de los recursos naturales silvestres. Toda la actividad fue grabada para incluir algunas imágenes en un documental vinculado a la gastronomía sostenible.

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