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El cortador de jamón Eduardo Barrero repite victoria en el concurso nacional de Monroyo El cortador de jamón Eduardo Barrero repite victoria en el concurso nacional de Monroyo
Iván Gómez, Eduardo Barrero y Geovany Almanza posan con sus galardones en Monroyo. M. N.

El cortador de jamón Eduardo Barrero repite victoria en el concurso nacional de Monroyo

El Matarraña da billete para la final del Campeonato de España y el cacereño lo tiene claro: “Haré podio”
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El cacereño Eduardo Barrero revalidó este domingo el título de mejor cortador de jamón del concurso nacional de Monroyo y obtuvo, como ya lo hiciera en 2022, plaza para la final del Campeonato de España de Cortadores de Jamón que aspira a ganar.

En esta ocasión, las dos horas de aperitivo popular a base de 300 raciones de Jamón de Teruel Denominación de Origen recién cortado por los seis maestros concursantes tuvo más ambiente gracias al primer encuentro Jamorrero. Esta celebrada ocurrencia aunó dos de los grandes símbolos de Teruel: el buen pernil curado y el juego de la morra. El evento reunió a 50 parejas de Aragón, Cataluña y la Comunidad Valenciana en una comida popular con charla y torneo para festejar que, en Aragón, el juego ya es Bien de Interés Cultural (BIC) Inmaterial.

El concurso de corte, que ya en 2022 dio un salto de calidad al reconocer a Monroyo como sede clasificatoria de la competición nacional, trató una vez más de valorizar uno de los principales productos agroalimentarios del territorio y la mejor forma de presentarlo al consumidor final.

Lo ganó de nuevo Barrero, que además del acceso a la final nacional se llevó a casa 300 euros y un jamonero serigrafiado. En segundo lugar (150 euros y otro jamonero) quedó Iván Gómez, de Alberche (Toledo); y el tercer cajón del podio (100 euros y lote de productos) fue para Geovany Almanza, de Gáldar (Las Palmas de Gran Canaria).

El concurso se celebró en el Jardín de la Noguera y estuvo avalado por la Asociación Nacional de Cortadores de Jamón (ANCJ), con el apoyo de la Diputación de Teruel, la Comarca del Matarraña y la Denominación de Origen Jamón de Teruel.
 
Numeroso público se dio cita en esta segunda edición de un certamen renovado al alza. M. N.


El ganador, que también se llevó el premio al mejor plato artístico, consideró “enorme” el concurso de Monroyo “por cómo lo prepara el Ayuntamiento y la Denominación de Origen”.

Defender el producto


“Este año he participado en los concursos de Barcarrota (Badajoz) y en este, que me lo he preparado a conciencia. He tratado de defender mucho el jamón y respetar el producto porque lleva mucho trabajo detrás del ganadero y el fabricante. La pieza ha acompañado y he disfrutado de este producto de Teruel que me llevo en el corazón”.

Se trata del único concurso, de ocho que hay en el país, con “DO protegida de jamón blanco”, algo que subrayó el ganador y animó a replicar.  

En cuanto al producto, destacó “la uniformidad de curación, el entrevetado de la grasa y el sabor dulce y suave que tiene, al usar poquita sal”.

Barrero se marchó de Monroyo con su mujer y sus niñas después de haber recorrido 890 kilómetros desde Cáceres. “De aquí me voy a Pontevedra a otro concurso el martes y de vuelta a Cáceres. En total, 2.800 kilómetros nos vamos a hacer este puente por el jamón”, destacó.

El extremeño irá a por todas en marzo en la final nacional, que tendrá lugar en Ronda (Málaga). “En la última final iba muy bien pero se me cayó el jamón de atrás y sinceramente no me acuerdo del puesto que hice. Sabía que el trabajo que había hecho no era para quedar campeón, que era mi objetivo, y este año volverá a serlo. Seguro que estaré entre los tres primeros”, apostó.

Un gran esfuerzo


En esta edición participaron seis cortadores de demostrada solvencia y bagaje mediante currículo. Junto al referido podio, completaban el cuadro Juan Carlos Garrido (Jerez de la Frontera, Cádiz),  Javier Campos  (Belmonte, Cuenca) y Cristian García  (Algemesí, Valencia). Todos se llevaron al menos un accésit para cubrir gastos de desplazamiento.

“Hemos vuelto a contar con un nivel excepcional, a nivel de España y del mundo porque la profesión de cortadores de jamón es muy de nuestro país. Y estamos muy agradecidos y contentos con la respuesta del público porque, poco a poco, el evento se va consolidando”, explicó el organizador, Fernando Guarc.

El certamen, que supone un gran esfuerzo organizativo y económico para el consistorio y las empresas colaboradoras –entre las que se encuentran Grupo Arcoiris, Afinox, entidades financieras, restaurantes, secaderos y tiendas de la localidad–, supone “un reconocimiento a la labor desarrollada durante todas las ediciones celebradas en Monroyo, pues solo hay ocho concursos en toda España que tengan esta distinción y es el único que se realiza en Aragón y uno de los pocos de la zona norte” del país, ahondó Guarc.

Un final digno para el jamón


El pernil de cerdo blanco de Teruel es el gran protagonista del evento, con el que se pretende resaltar la importancia del jamón en la cultura gastronómica local y demostrar al público en general y a los profesionales de la alimentación y la restauración en particular la necesidad de dar “un final digno a una obra de arte como es un buen jamón”, destacó Guarc. De ello depende desatar sus cualidades organolépticas.

Un prestigioso jurado liderado por Miguel Ángel Abril garantiza la excelencia y la calidad del certamen, que evalua, entre otras cuestiones, el perfilado de la pieza por ambas caras, el estilo del cortador, la limpieza, la colocación y orden de la zona de trabajo, la rectitud del corte, el tamaño y grosor de las lonchas, el remate y apurado de la pieza, la eficacia y eficiencia o el emplatado en general.

Saber templar los nervios y disfrutar de la experiencia es básico en una competición que arrancó a las 11:30 en el jardín de eventos La Noguera y terminó dos horas después. Todos los competidores dispusieron de una pieza de peso y características similares, previo sorteo. Los concursantes tuvieron que presentar tres platos (maza, babilla y punta), más un cuarto libre creativo de cualquier parte del jamón.

El público pudo degustar el jamón recién cortado por los profesionales abonando 6 euros por plato, y la tapa entró en el menú de la comida de los morreros.

Monroyo cuenta con un secadero de jamones desde los años 80 del siglo XX y en el sector trabajan decenas de personas en la localidad, también en tiendas.

El evento fue un encuentro entre vecinos, hijos del pueblo y turistas que  se llevaron al paladar un sabroso pedazo de la provincia. En esta ocasión, contó también con el colorido y los gritos de decenas de jugadores de morra, a colación del primer encuentro Jamorrero.
 

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