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El primer hotel de Torre de Arcas será una realidad antes del próximo verano El primer hotel de Torre de Arcas será una realidad antes del próximo verano
El exterior del edificio que albergará el nuevo hotel de Torre de Arcas. Ayuntamiento de Torre de Arcas

El primer hotel de Torre de Arcas será una realidad antes del próximo verano

Las habitaciones llevarán nombres de antiguos topónimos locales, todavía por decidir
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El Ayuntamiento de Torre de Arcas encara la fase final de la rehabilitación del caserón del siglo XIX que albergará el primer hotel municipal de la localidad. Este proyecto, en el que se han invertido alrededor de 400.000 euros a lo largo de los años, se ha financiado a través de diversas ayudas, entre ellas el Fondo de Inversiones de Teruel (Fite), Omezyma y fondos propios del consistorio. La apertura del establecimiento está prevista para antes del verano de 2025, a falta únicamente de la instalación del mobiliario y la adjudicación de su gestión. Como elemento distintivo, las habitaciones recibirán el nombre de topónimos recuperados del municipio, en un esfuerzo por preservar la memoria histórica del territorio.

Tres décadas de trabajo

La rehabilitación de este edificio, una antigua casa solariega de 300 metros cuadrados situada en la calle Mayor, esquina con la plaza de la Balsa, ha sido un proceso dilatado en el tiempo. Según el alcalde, Luis Lasmarias, la iniciativa comenzó hace más de 25 años, pero ha avanzado por fases debido a la disponibilidad de financiación. En los últimos años, el Ayuntamiento ha destinado recursos propios y ha accedido a diferentes líneas de ayudas para completar la obra.

El inmueble cuenta con tres plantas más una bajo cubierta. La planta baja estará destinada a los servicios comunes, con recepción, cafetería, cocina y comedor. Las dos plantas superiores albergarán un total de 12 habitaciones (10 dobles y 2 individuales), mientras que la última planta se reservará para zonas de servicio.

El último paso antes de la apertura es la instalación del mobiliario en las habitaciones, para lo cual el Ayuntamiento ha obtenido una subvención de 20.000 euros de Omezyma. Además, quedan por finalizar algunos pequeños trabajos de fontanería y electricidad. “Falta terminar cosas pequeñitas para remates finales y el mobiliario. Entonces ya estará listo para inauguración y para obtener la licencia de actividad”, explicó Lasmarias.

Una vez el hotel esté completamente equipado, se procederá a la licitación para su gestión. Según el alcalde, se priorizará a aquellos candidatos con experiencia en hostelería y gestión hotelera, ya que todo el equipamiento, tanto el mobiliario de las habitaciones como el de la cocina, será de propiedad municipal y se espera que el adjudicatario lo cuide y mantenga en buenas condiciones.

Topónimos antiguos

Uno de los elementos más singulares del hotel será sin duda la denominación de sus habitaciones, que no llevarán números, sino nombres de topónimos históricos del municipio. Esta iniciativa es fruto del trabajo de un grupo de vecinos que ha recopilado más de 600 nombres tradicionales de la zona con el objetivo de preservar la memoria del territorio. Carles Terès, uno de los integrantes de este grupo, explicó que actualmente están en la fase final de selección de los 12 nombres que se utilizarán..

Entre los nombres más votados hasta ahora se encuentran Les Brugidores, un estrecho en el barranco de Escorza donde el agua ruge con fuerza, y la Font Pereosa, una fuente característica.

Un espacio de memoria

El nuevo hotel municipal de Torre de Arcas no solo servirá como alojamiento turístico, sino que también funcionará como un espacio de memoria histórica del municipio. Como parte de su decoración, alrededor de 60 fotografías antiguas se distribuirán en las zonas comunes del edificio, ofreciendo a los visitantes una ventana al pasado del pueblo.

Las imágenes, recopiladas desde finales de los años 90, reflejan diferentes aspectos de la vida cotidiana en Torre de Arcas a lo largo del último siglo. Entre ellas se incluyen retratos de grupos escolares de los años 20, escenas de oficios tradicionales, como los camineros de los años 50, y fotografías de mujeres lavando en el barranco. También se expondrán imágenes de detalles arquitectónicos de edificios desaparecidos o transformados con el paso del tiempo, como la iglesia tras los estragos de la Guerra Civil. “Tenemos fotografías de gente trabajando, de antiguos oficios, de los camineros cosando las carreteras, de grupos de niños en la escuela… Es una manera de mostrar cómo era el pueblo hace 50, 100 años y cómo ha cambiado”, dijo Carles Terès, uno de los impulsores.

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