Síguenos
La Banda Gaspar Sanz de Calanda: cuarenta años al compás de su gente La Banda Gaspar Sanz de Calanda: cuarenta años al compás de su gente
Los miembros de la Banda Gaspar Sanz de Calanda durante el Sábado Santo de 2025

La Banda Gaspar Sanz de Calanda: cuarenta años al compás de su gente

La formación celebra un aniversario que se extenderá hasta primavera
banner click 236 banner 236

Aunque el 22 de noviembre volverán a celebrar Santa Cecilia, patrona de los músicos, y vendrán más conciertos de Año Nuevo, del Pilar, más encuentros provinciales y más actuaciones en Semana Santa o junto al Grupo de Estudios Calandinos, los músicos de la Banda de Música Gaspar Sanz de Calanda difícilmente olvidarán el concierto que ofrecieron el pasado sábado. Y no solo por la interminable ovación final o porque no cabía ni un alfiler en el auditorio de la Casa de Cultura Víctor Romero, sino porque el acto simbolizó el homenaje a los fundadores de la asociación cultural de la que depende y la celebración de sus 40 años de historia.

“El concierto fue maravilloso. Yo creo que ha sido de los mejores conciertos de la banda”, resume Anna Placzkowska, presidenta de la Asociación Musical Gaspar Sanz y profesora de la Escuela Municipal de Música vinculada al proyecto. “Se llenó todo el espacio… incluso la gente se quedó sin sitio para poder sentarse y se tuvo que sentar en las escaleras del Salón de Actos”, añade.

El lleno absoluto confirma la conexión íntima entre la Gaspar Sanz y Calanda. Más allá de que hay pocas familias calandinas a las que no pertenezca alguno de los 28 músicos que en la actualidad tiene, la Banda de Música que José Manuel Martín Barea dirige desde hace 16 años participa o ha participado en prácticamente todas las manifestaciones culturales en Calanda. Su arraigo con la actividad de la localidad es indiscutible.

La asociación cultural Gaspar Sanz gestiona la Banda de Música y la Escuela de Música de la que se nutre, que son de titularidad municipal. En ambas formaciones conviven perfiles muy variados: desde niños pequeños que empiezan a dar sus primeros pasos en la música hasta músicos veteranos que pasan de los 70 años, pasando por adolescentes para quienes la incorporación a la banda es un gran incentivo para aprender y mejorar cada día. Todos los años se incorporan nuevos intérpretes procedentes de la escuela en un rito solemne y afectivo: la recogida de músicos el día de San Jorge.“La banda va a sus casas a recogerlos en un pasacalles, y después tocamos en un concierto en el que debutan y a partir del cual ya forman parte de la banda”, explica Placzkowska. Una tradición que simboliza el relevo generacional y el compromiso educativo que late detrás del proyecto.

Los 28 músicos que existen en la actualidad están lejos de los 40 con los que contó en sus mejores tiempos, pero el relevo parece asegurado porque actualmente la Escuela de Música cuenta con 100 alumnos. “Estamos muy contentos porque hemos aumentado ese número en los últimos años”, celebra.

La mayoría cursan estudios elementales, lo que augura nuevas incorporaciones con los años. Sin embargo, no oculta las dificultades de retener a los jóvenes en el pueblo y en la banda: la marcha a las ciudades de los jóvenes por los estudios, el cambio de hábitos musicales y los estímulos digitales. Aun así Placzkowska, violinista y profesora de ese instrumento, defiende con pasión el valor formativo y humano de la música: “Es una especialidad que requiere paciencia, constancia y autocontrol… y eso se nota en los chavales que tienen formación musical”. Esa disciplina, afirma, se traduce en una forma distinta de ver el mundo y convivir con los otros. Aprender a tocar con un grupo es aprender a vivir en colectivo.
 

La Banda de Calanda antes de su primer concierto, el 29 de marzo de 1985

Un concierto para el recuerdo

Aunque el concierto inaugural de la Banda Gaspar Sanz de Calanda tuvo lugar el 29 de marzo de 1985, coincidiendo con la festividad del Milagro, la asociación cultural de la que depende se fundó el 14 de mayo de 1982. El concierto de este sábado estuvo dedicado especialmente al grupo de calandinos que firmaron ese acta fundacional: Manuel García Molías, Delfín Sánchez, Ramón Solans, Manuel Trallero, José E. Monzón, Benigno García, Pedro Celma, Santiago Sáenz y Manuel García Sáenz. Y su repertorio fue un guiño además a ese recital inaugural de 1985, con obras de José Padilla, José Alberto Pina, Arie Malando o Jacobs de Haan, entre otros.

En esos primeros años de la asociación, según Placzkowska, todo fue un ejercicio de ilusión y organización: ensayos, búsqueda de integrantes, definición del proyecto y creación de la escuela de música. Desde entonces han pasado cuarenta años y diez directores musicales (Santiago Sáenz Guallar, Pedro Salinas, Francisco Grau, Juan Pablo Torres, Gabriel Blesa, Maximiano Martínez, José Manuel Esteban, Florencio Zanón, José Enrique Meliá y, actualmente, José Manuel Martín Barea, que con 16 años a sus espaldas es quien más tiempo a permanecido al frente.

La banda no ha estado exenta de dificultades, y Placzkowska, que es presidenta de la asociación cultural desde hace cuatro años, recuerda especialmente la pandemia de covid-19. “La actividad se frenó, los ensayos se complicaron y el contacto humano” -que es el alma del proyecto- “desapareció”. “Aun así”, asegura la violinista de origen polaco, “siempre hubo ganas de seguir y compromiso por parte de los músicos”.

En los últimos tiempos además la banda tiene un sonido más rico y grave, con la incorporación de violonchelos, que amplían su paleta sonora. “Nunca habíamos tenido violonchelos y ahora tenemos tres, dando la nota grave”, apunta la presidenta.

Además de formar parte de numerosos proyectos culturales de Calanda, desde las fiestas del Pilar o del Milagro hasta el Festival Internacional de Cine Luis Buñuel, y participar activamente en los encuentros provinciales de bandas que organiza la Diputación de Teruel -el próximo año Calanda volverá a ser sede de uno de estos conciertos anuales que reúnen a tres bandas turolenses-, la Banda Gaspar Sanz de Calanda ha participado en numerosos certámenes de ámbito nacional. Ha actuado en el Festival de Bandas de Lleida 2017, en la Fiesta de los Músicos de Buñol (Valencia) en 2005 y también tocó en Frouzins (Francia) y Viena (Austria). Además ha ganado el tercer premio en el Concurso de Bandas de Música de Albalat dels Tarongers (Valencia) o la medalla de la Cofradía de Jesús Atado a la Columna de Zaragoza.

Pero de todos esos reconocimientos Placzkowska asegura con convicción que, en su opinión, “el mejor premio es que la banda siga viva cuarenta años después de su nacimiento”.

La banda convive en armonía con la tradición calandina más potente: el bombo y el tambor. Cualquier podría pensar que la percusión compite con los instrumentos de viento y banda, pero nada más lejos de la realidad. “No competimos, sino que ambas formas de música conviven perfectamente”, no solo porque varias personas participan en ambos proyectos musicales, sino porque además las dos entidades colaboran habitualmente, como en la procesión del Sábado Santo en Calanda.

El calendario anual de la banda es exigente: Cabalgata de Reyes, concierto de Año Nuevo, actuaciones en Semana Santa, Fiestas del Pilar, Santa Cecilia, Encuentros Provinciales, conciertos en otras localidades cercanas, y colaboraciones con otras entidades, como el Grupo de Estudios Calandinos (GREC) con quien colabora desde 2024 en un proyecto que aúna música e historia local. Las actuaciones superan de largo la media docena al año, lo que no es poco para músicos que lo hacen por amor al arte y por compromiso con su pueblo.

Y entre los planes de futuro, la Banda Gaspar Sanz de Calanda pasa por preparar el concierto de Santa Cecilia del 22 de noviembre y organizar algún acto de homenaje al socio en primavera. Eso e ir pensando en cómo serán los próximos 40 años. “La banda es un valor cultural muy grande para el pueblo, y también para cada persona. Es algo ilusionante por cuya existencia merece la pena trabajar”, insiste Anna Placzkowska. Cuatro décadas después de aquel primer concierto del Milagro de Calanda, la música sigue siendo un idioma colectivo que une generaciones y emociona al pueblo entero. La banda camina como ha hecho siempre: al compás de su gente.
 

La casa de cultura de Calanda acogió el pasado sábado el concierto del 40 aniversario de la formación musical calandina

Anna Placzkowska, la violinista polaca que llegó a Calanda en busca de aventura

La actual presidenta de la asociación musical Gaspar Sanz de Calanda nació en Polonia y recaló en la localidad bajoaragonesa hace dos décadas por pura casualidad. “Vine por pura aventura, para cambiar de aires buscando el Mediterráneo... y entonces conocí aquí a mi marido y me quedé”. Entre bromas cuenta que su llegada al pueblo fue muy cinematográfica. “Llegué un sábado de julio a las dos de la tarde… con todas las persianas bajadas y la gente en sus casas huyendo del calor. Pensé que era un pueblo abandonado”, recuerda entre risas. Con el tiempo descubrió la vida que late detrás de esas horas de calor y terminó echando raíces. Violinista de formación -también toca piano o percusión-, es profesora en Calanda y Valderrobres y miembro de varias agrupaciones musicales; desde la Orquesta de Cámara del Bajo Aragón, con la que está preparando su próxima actuación en Navidad, hasta el trío de cuerda Sonne Música, junto a los alcañizanos Sonia Celma (violonchelo) y Eduardo Ibáñez (violín), pasando por Bordón Negro, un particularísimo grupo bajoaragonés de música flamenca -Óscar Soriano (laúd), Antonio Lahoz (percusión), Miguel Jariod (guitarra), Juan Manuel Caballero (bajo) y la propia Anna Placzkowska (violín)-, que dejó un disco grabado (A los maestros, 2016) y en la actualidad se encuentra en stand by.

Además, Anna Placzkowska -cuyo diminutivo familiar es Ania- trabaja como ponente en la asociación aragonesa de altas capacidades Sin Límites, impartiendo talleres sobre técnicas de estudio tanto online como presenciales en Zaragoza. Muy vinculada a la Semana Santa calandina, forma parte de la Cofradía del Nazareno y toca el bombo, algo que vive con auténtica pasión: “La Semana Santa de Calanda es indescriptible… cada persona tendría que vivirlo al menos una vez en su vida”.

Muy integrada en Calanda y feliz por visitar frecuentemente a su familia en Polonia, Placzkowska afronta el futuro con ilusión y el objetivo de mantener viva la banda, atraer a nuevos músicos y seguir construyendo comunidad a través de la música y la cultura.