Los actores del patrimonio cultural rural reflexionan en Ariño sobre los retos de futuro

Que las autorizaciones administrativas –sobre todo las ambientales– lleguen a tiempo para la justificación de proyectos sujetos a subvenciones, planes de salvaguarda y una mejor financiación. Son algunas propuestas que ayer surgieron de unas jornadas en Ariño que abordan el futuro del patrimonio cultural rural.

Alrededor de 60 especialistas de toda España se reúnen hasta este jueves en la localidad minera para elaborar un documento conjunto de buenas prácticas después de dos días de ponencias y mesas redondas protagonizadas por quienes trabajan en la conservación, difusión y gestión del patrimonio del medio rural. También hay estudiantes, e instituciones educativas y culturales interesadas en explorar nuevas formas de trabajar en red.

La cita, pionera en su ámbito, tiene lugar en la sede del Parque Cultural del Río Martín: el Centro de Arte Rupestre Antonio Beltrán. El objetivo último es “el incremento del empleo cultural y la profesionalización de los investigadores, gestores y profesionales que trabajan en torno a la gestión del patrimonio cultural en el medio rural”, explicó Marta Fernández, de Ad Hoc Gestión Cultural, una de las ideólogas de esta cita.

El evento comenzó ayer con un marco teórico y siguió con una mesa de debate. Después, y hasta el jueves, llegarán 14 experiencias de buenas prácticas llegadas de Aragón, Valencia, Murcia y Castilla La Mancha.

A los “retos generales” como “el cambio climático, el desarrollo de las nuevas tecnologías o el turismo masivo, se suman otros propios del entorno rural como los problemas de las conexiones o la limitación de ciertos servicios”, dijo Fernández, quien subrayó la importancia de celebrar este evento en un parque cultural que este año celebra su 30 aniversario y que “ha sido capaz de transformar un entorno destinado a caer en el olvido en un referente nacional en gestión patrimonial y cultural, innovación tecnológica y desarrollo rural sostenible”. Además, fue el primero de los parques culturales de Aragón, que alberga otros seis, la mayoría en Teruel (Maestrazgo, Albarracín y Chopo Cabecero).

Riesgos y protecciones

El marco teórico lo dieron José Royo, director del Parque Cultural del Río Martín; José Antonio Andrés, jefe del servicio de Prevención, Protección e Investigación del Patrimonio Cultural y Miguel Andrés Pérez Cubero, arquitecto en la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón.

Royo lamentó que la tramitación de cualquier permiso que debe librar el Inaga en Aragón se vaya al año, que junto a los “dos meses” de espera “para poder hablar por teléfono” con la Confederación Hidrográfica del Ebro hacen peligrar a menudo ayudas obtenidas, por ejemplo, para reponer las pasarelas que la dana destruyó en octubre de 2024.

Detectó como amenazas al patrimonio sucesos naturales (inundaciones, rayos, terremotos, erupciones volcánicas o incendios), así como antrópicos (vandalismo, robo, fanatismo, terrorismo o turismo descontrolado), e invitó a reflexionar acerca de cómo actuar ante situaciones de emergencia. Conviene elaborar, según sugirió, planes de salvaguarda de bienes patrimoniales que los monitoricen y permitan a sus responsables organizar mejor los recursos materiales, humanos y técnicos necesarios en caso de urgencia.

En cuanto a los retos de gestión propios del medio rural, expuso la mejora de la accesibilidad física y digital, la vinculación del bien en cuestión con otros atractivos culturales de la zona, mejorar la brecha digital o facilitar la diversidad lingüística.

Royo subrayó que en los último 19 años el territorio del Parque Cultural del Río Martín ha perdido 1.169 habitantes. Achacó parte de la pérdida al proceso de transición ecológica que cerró las minas de carbón y la central térmica de Andorra, y reclamó al Convenio de Transición Justa de Aragón que convoque el decreto de ayudas relativas a Patrimonio Cultural que, según aseguró, entraba en los acuerdos.

El responsable reivindicó el aprovechamiento de recursos endógenos, como las aguas mineromedicinales de Ariño, y aseguró que la Sima de San Pedro no está saturada por las visitas, que apenas son 16.000 en todo el parque cada año según los eco-contadores y las rutas guiadas.

Asistió a la jornada la directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Gloria Pérez, quien calificó el Río Martín de “modelo de gestión” y “desarrollo sostenible y economía circular”. El patrimonio cultural, dijo, puede ser “motor de desarrollo económico y social” en los pueblos, pero hace falta “una gestión sostenible” para mantenerlo “accesible y bien conservado” como “fuente de memoria” pero también “de futuro”.

Paneles de expertos

La segunda sesión estuvo protagonizada por Victoria Trasobares, directora de la Asociación Territorio Mudéjar; Juan Francisco Ruiz, doctor en Historia de la Universidad de Castilla La Mancha o Miguel San Nicolás, director de la Fundación Ars Civilis, de Murcia. Por la tarde intervinieron May Forcén, directora del Museo Goya de Zaragoza; Fernando Gabarrús, del centro de la Cultura Popular de Albalate del Arzobispo; Alicia Escanilla y Jesús Gerardo, del grupo Argos (Unizar) y Juan Carlos Peguero, de la Asociación Caelum.

También hablaron Pilar Punter y Sara Azuara, del Museo Provincial de Teruel; José Ignacio Canudo, director del Museo de Ciencias Naturales (Unizar); Francisco Beltrán, catedrático de Historia Antigua y vicerrector de la Universidad de Zaragoza y Consuelo Matamoros, jefa de sección de Patrimonio Cultural de la Generalitat Valenciana. Cerró la jornada una visita al castillo de Albalate del Arzobispo.