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Ramón Mur, periodista y escritor: “La gran esperanza del Bajo Aragón son los estudiantes que quieren vivir en sus pueblos” Ramón Mur, periodista y escritor: “La gran esperanza del Bajo Aragón son los estudiantes que quieren vivir en sus pueblos”
Ramón Mur, esta semana en la plaza de España de Alcañiz. M. N.

Ramón Mur, periodista y escritor: “La gran esperanza del Bajo Aragón son los estudiantes que quieren vivir en sus pueblos”

Cuatro décadas después del CESBA, el territorio sigue necesitando industria y comunicaciones
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El periodista, escritor y colaborador del Instituto de Estudios Humanísticos (IEH) Ramón Mur recibió la semana pasada el homenaje de esta entidad durante el Curso Interdisciplinar de Humanidades, que cerró con una conferencia del belmontino acerca de los humanistas alcañizanos del siglo XXI. Desde la atalaya de sus 81 años alberga esperanzas en las nuevas generaciones que, tras salir a estudiar, quieren vivir en sus pueblos, aunque ansía unas mejores comunicaciones en el territorio y más industria. En tiempos de bulos y polarización mediática, invita a hacer periodismo de verdad y valiente.

-¿Cómo ha recibido el honor de los humanistas alcañizanos?

-Muy agradecido. Me lo dan porque a mí me tocó conocer la llegada de los humanistas a Alcañiz, que luego eso dio paso a lo que fue con el tiempo el IEH, y yo como periodista pues trabajé lo que pude por difundir esa nueva noticia en el Bajo Aragón.

-¿Cuándo llegó la nueva corriente humanista a la zona?

-En 1981, el año del 23F. La circunstancia es que Pepe Maestre era un chico de 22 años que había hecho una tesis doctoral sobre el humanista alcañizano Domingo Andrés, del siglo XVI, por consejo de un profesor de instituto que tuvo él de Latín que era de Teruel. Y en el primer número del Centro de Estudios Bajoaragoneses (CESBA) aparece un artículo de Maestre sobre Juan Sobrarias, uno de los mayores humanistas del siglo XVI de Alcañiz.

-¿Y usted participaba en esa publicación del CESBA?

-Yo me apunté al CESBA pronto pero nunca escribí. Era semestral y en casi todos los números había algo de humanismo.

-¿Desde qué medios de comunicación daba seguimiento a estos temas?

-Yo estaba en la delegación de Deia, un periódico del PNV, en Navarra, y luego en Vitoria, después pasé a la redacción central de Deia en Bilbao y en 1986 cambié a El Correo. Si hubo dos Euskadis mediáticas, yo estuve en las dos: la nacionalista y la antinacionalista.

-¿Y podía desde medios vascos hacer seguimiento de los temas del Bajo Aragón?

-Como tenía casa en Belmonte de San José venía mucho, y conocí a Ignacio Micolau y a través de eso me relacioné con el CESBA y con el futuro IEH, que todavía no existía como tal pero había actividad de humanistas. Dice Pepe que ahora se conmemora el 25 aniversario.

-¿Cuáles eran las demandas del territorio entonces?

-Yo vivía en el País Vasco y mis padres eran bajoaragoneses. Yo venía aquí y veía que había muchas carencias en algunos aspectos y, aunque las comparaciones son odiosas y duelen mucho, pues había un retraso grande con respecto de Navarra y País Vasco. Sobre todo en la autoestima. En el Bajo Aragón la gente tenía una depresión que en Navarra y País Vasco no existía porque había un sentimiento de arraigo a su tierra y amor a lo suyo que aquí no había. En el Bajo Aragón había una necesidad enorme en todos los aspectos. Mi padre decía que yo conocería cerrarse Belmonte y felizmente no acertó. Pero aquí había habido la gran nevada de 1956 que en los años 60 despobló todo el Bajo Aragón. Y luego unos años después, cuando yo vine a La Comarca (1994-1995) como periodista, a mí me ilusionaba ver que no había ruedas de prensa: estaba todo por hacer. Cada día que salía por los pueblos volvía con la mochila llena de noticias y era una experiencia maravillosa. A partir del 95 volví a El Correo pero seguí colaborando informativamente lo que pude con La Comarca.

-¿Y cuándo volvió al Bajo Aragón para quedarse?

-Pues cuando me jubilé de verdad. Ahora paso no llega a medio año en Belmonte y otro medio en Zaragoza. No me quiero quedar solo en el pueblo. El otro día en Belmonte tuvimos una desgracia de uno de 74 años que llevaba tres días que no decía nada, entraron y se lo encontraron muerto. Es que puede pasar. También he dejado de conducir.

-¿Qué demandas de los 80 siguen sin estar solucionadas?

-Sobre todo, comunicaciones, e industrialización. Yo sigo pensando que el Bajo Aragón necesita industrializarse más. Quiero que en el triángulo Calanda-Andorra-Alcorisa-Alcañiz se ponga una gran industria para que de todos los pueblos bajen todos los días a trabajar. Es una vergüenza en Aragón que todas las industrias se ponen en un radio de acción 40 o 60 kilómetros alrededor de Zaragoza. Eso en Navarra no pasa. De la agricultura solo no se puede vivir.

-¿Falta espíritu emprendedor o no se dan los medios?

-Creo que tiene que ver una parte con que aquí nos falta un poco de espíritu emprendedor. Pero creo que el Bajo Aragón va a mejorar tanto que dentro de unos años no se va a conocer. Hay gente que está estudiando en la Universidad, que están sacando unas carreras brillantes y que, por primera vez en la historia, quieren ejercer sus profesiones liberales en el Bajo Aragón pero durmiendo en Belmonte. Esa es la gran esperanza.

-¿Quiénes son los humanistas alcañizanos y bajoaragoneses del siglo XXI?

-No los voy a personalizar tanto cuanto que destaco el movimiento que hubo. Si en el siglo XVI fueron Sobrarias y aquellos, ahora son gente vinculada al principio del grupo del CESBA, donde se estudia mucho el regeneracionismo de final de siglo XIX y el paso al XX. Por dar nombres: Ignacio Micolau, José Javier Sáez, José Antonio Benavente, Cándido Marquesán, José María Maldonado, Pepe Maestre, Pedro Rújula, José Ramón Villanueva Herrero... Lo mismo que después de tantos años del Circuito Guadalope viene MotorLand porque encuentra una clara afición al automovilismo en Alcañiz, aquí los humanistas alcañizanos encuentran un sedimento de interés cultural muy importante, encabezados por Micolau y José María Pascual, que fue el último alcalde del franquismo y el primero de la democracia. Es el gran artífice de que en una ciudad tan tremendamente franquista, conservadora, y catolicona como Alcañiz se haga la transición sin trauma y sin tensión. La Semana Santa, por ejemplo, se rehace en la posguerra, pero con la democracia aparece el sentimiento de seguir haciendo lo que hacían los abuelos pero no solo por religiosidad sino por tradicionalismo. Nace en Alcañiz en 1968 el Cachirulo, que llega a tener 300 o 400 socios, nace el grupo Scout...

-¿Cree que es digno heredero de los regeneracionistas bajoaragoneses, como dijo Maestre el miércoles?

-Me apetece muchísimo serlo pero no me lo merezco ni muchísimo menos. Ellos dejaron una huella imperecedera. Hay gente que se molesta cuando escribí un artículo sobre Juan Pío Membrado que lo titulé De cacique a sociólogo rural. ¡Pues es verdad! Eran caciques pero algunos evolucionaron y por cierto Juan Pío Membrado fue mucho menos cacique que algunos de sus descendientes luego. Hoy hay todavía gente que por que va a casa de los antepasados, que tiene un salón del siglo XVIII, se creen por encima de los demás, y no son nadie, y tienen un espíritu disgregador y excluyente que da pena.

-Se habló en el curso de la Biblioteca Membrado, que usted custodia hoy en Belmonte.

-Está en la Casa Membrado que compraron mis padres después de la guerra. Es donde murió en 1923 Juan Pío Membrado sin descendencia y allí tenía unos fondos bibliográficos de sus antepasados. La casa es de 1724 y tenían libros de cien años antes. Y de eso habló la profesora María Dolores Gimeno.

-¿Cómo ve el periodismo?

-Muy mal. Mala era la censura política del franquismo pero no es menos mala la censura económica de hoy. Parece que puedes escribir de lo que quieras, pero en realidad escribes de lo quiera el dueño del dinero que te paga. Y eso es tremendo. Me admiráis los periodistas de hoy pero me dais mucha pena.

-¿Le preocupan los bulos y la polarización?

-Es una vergüenza, pero también el intrusismo de las redes sociales. Te montas un canal, podcast o lo que sea y empiezas a dar 'información'. Y ya no sabes lo que es verdad o mentira. Pero ha aparecido un libro, Periodistas en tiempos de oscuridad, de Fernando Belzunce, que cita a un periodista estadounidense exdirector del Washington Post que dice que el que quiera ser periodista en un momento que pasará a la historia, aquí lo tiene. Y ha llegado el momento, ahora necesitamos periodistas más que nunca, que no se desanimen y que tengan ilusión porque lo van a pasar de puñetera pena.

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