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Chabier de Jaime, ex director gerente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra: “Es fundamental una labor prolongada de difusión en todos los foros, desde la televisión a los congresos” Chabier de Jaime, ex director gerente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra: “Es fundamental una labor prolongada de difusión en todos los foros, desde la televisión a los congresos”
Chabier de Jaime, junto a un chopo cabecero de Alguilar del Alfambra. J. L. R.

Chabier de Jaime, ex director gerente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra: “Es fundamental una labor prolongada de difusión en todos los foros, desde la televisión a los congresos”

De Jaime hace un balance positivo tras su jubilación de sus seis años al frente del Parque Cultural del Chopo Cabecero
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José Luis Rubio

Tras seis al frente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, Chabier de Jaime da un paso a un lado y se jubila. En este tiempo ha logrado dar una visibilidad notable a un territorio y unas costumbres que estaban a punto de caer en el olvido. Tras una etapa de desarrollo, ahora el Parque Cultural busca quién se ponga al frente de la gestión de este patrimonio.

-¿Quién es Chabier de Jaime?

-Nací en el 62 y, por tanto, voy a hacer 62 años. Soy licenciado en farmacia y he sido profesor de biología y geología en enseñanza secundaria durante muchos años, desde 1990 hasta el 2017, cuando me puse en marcha con esta iniciativa. Hice la tesis doctoral sobre los chopos cabeceros en la cordillera ibérica en la Universidad de Zaragoza. La leí en el 2015, muy tarde, y soy doctor hace muy poco tiempo. Y luego, he sido director gerente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra hasta el septiembre de 2023.

- Han sido seis años al frente del Parque Cultural del Chopo Cabecero en los que ha logrado hacer que este árbol pase a formar parte del sky line de la provincia de Teruel.

-Bueno, esto realmente ha sido concretar un trabajo de investigación, de difusión y de educación que lleva en marcha prácticamente desde el año 2000 desde el Centro de Estudios del Jiloca. El Gobierno de Aragón hizo suyo considerando este territorio a demanda de diez municipios, y otorgándole el reconocimiento como Parque Cultural de Aragón.

Esto es algo muy importante porque es un parque cultural que tiene una naturaleza verdaderamente original, es decir, que está dedicada a unos paisajes agrarios, agropecuarios y a un árbol, y que es el resultado del trabajo de las personas durante muchas generaciones, durante siglos.

-Se trata de un parque cultural con un tipo de árbol como eje argumental.

-Es una visión inédita, incluso en España. Es la concepción de paisaje cultural que tiene su punto fuerte en un árbol campesino, en un árbol modelado por las generaciones de serranos de estas tierras para obtener beneficios y que ha generado un paisaje único en Europa.

-En estos seis años, ¿con qué objetivos llegó a la gerencia de la institución? ¿Cuáles se han cumplido? ¿Qué balance hace e este tiempo?

-En primer lugar, la idea básica era dar a conocer un patrimonio desconocido. Pensamos que se ha conseguido, por lo menos a  y medio alcance. Es un patrimonio muy diferente a otros, es un territorio en general poco conocido, y por eso la labor de difusión ha sido muy intensa y a muchos niveles, en medios de comunicación, publicaciones, en redes sociales, una web muy potente, con muchas visitas.

En segundo lugar, hay que conservar un patrimonio. Los árboles necesitan una gestión. En el resto de la provincia sufren un proceso de abandono mientras que aquí hemos acometido una iniciativa de custodia del territorio entre los ayuntamientos y los vecinos, los propietarios de los árboles, en la que se ha conseguido conservar mediante la escamonda más de 1.100 árboles en estos cinco años, desde mayo del 2018, que estamos trabajando.

En tercer lugar, se trata de crear espacios públicos para que las personas disfruten en el entorno al río Alfambra, desde Gúdar hasta Galve. Pero al mismo tiempo, también está el paisaje ganadero de los páramos, estas tierras altas de la Sierra del Pobo, de Hoyalta, de Allepuz, de Jorcas, de Camarillas, que son paisajes de forestados debido a la historia que hay detrás y al aprovechamiento ganadero, pero que tienen una belleza escénica extraordinaria y una biodiversidad y un valor paisajístico notables.

Entonces, las dos ideas fuerza de este paisaje cultural son que es una arboleda de más de 20.000 chopos cabeceros, algo único en Europa y, en segundo lugar, que ese paisaje de rasos de altos, de páramos, que lo complementa y que es la razón de ser.

Realmente la deforestación puso la mirada en la ribera para plantar árboles.

-¿Esa exclusividad de este paisaje, que como dice que es único en Europa, puede ser, además de una fortaleza, también una debilidad?

-Sí, el reto precisamente es que es desconocido. No es exclusivo del Valle del Alfambra. También el río Pancrudo, el Aguas Vivas, el Martín, el Guadalope... en general, las tierras altas de Teruel tienen riberas con cientos, con miles de chopos cabeceros. Pero precisamente ese desconocimiento es el reto, por un lado de gestión y, por otra, de transmitir a la sociedad que no estamos hablando de uno o una docena o de un ciento de árboles centenarios, si no es que estamos hablando de miles de árboles centenarios que han sido y son esculturas vivas, modeladas por la acción humana para obtener madera, vigas, leña, y que al mismo tiempo ha generado un paisaje que en otros países europeos se está valorando, reconociendo e implicando a la sociedad en no perderlos, unos paisajes históricos a los que se asocia una cultura. El gobierno de Aragón lo entendió muy bien cuando en el año 2016 declaró bien de interés cultural inmaterial a la cultura del manejo de los álamos negros tras mochos de la cordillera ibérica .

-¿Qué proyectos se han creado en el tintero tras este tiempo al frente del Parque Cultural? ¿Qué le hubiera gustado hacer que no ha podido,  no ha dado tiempo o no ha sido posible?

-Bueno, lo que pensamos que se ha hecho ha sido sentar las bases. Es decir, definir un patrimonio, darlo a conocer, pero hace falta una labor muy prolongada en el tiempo de difusión, de gestión y de convencer a la sociedad de que verdaderamente este paisaje humilde pero muy rico es algo único. Entonces, una labor más prolongada de trabajo de difusión en todos los foros, desde la televisión a los congresos, es fundamental.

En Educación, hemos trabajado mucho con los colegios, con las aulas de los pueblos, con los cras, con los institutos. Es una labor de siembra. Al mismo tiempo sí que estamos contentos de que otras instituciones hayan hecho suyo el asunto de la conservación de este patrimonio, como la Confederación Hidrográfica del Júcar o el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. Entonces, sí que creemos que la dirección es buena, que hay que ser fiel al patrimonio para no desvirtuar.

Sí, hay atajos. De alguna manera se puede traer a mucha más gente con eventos que se alejan de la esencia de estos paisajes. En nuestra opinión, creemos que hay que ser fieles a la cultura de la piedra seca, a la cultura de la ganadería extensiva, al manejo de la gestión de estos árboles, a las fiestas populares. Hay que ser fieles a la idea de Parque Cultural. En ese sentido estamos muy contentos. Y sí, hace falta tiempo, hace falta más esfuerzo, porque esto es una carrera de fondo. Una carrera de fondo en la que se ha actuado en diferentes líneas, como decías, la difusión, la promoción o la conservación.

-¿Cuáles son las principales actuaciones que se han llevado a cabo en estos seis años?

-Son muchas. Lo fundamental ha sido la protección del patrimonio, cultural y natural. Se han hecho congresos internacionales, se llevan desarrollando proyectos de ciencia ciudadana, se ha conseguido la declaración de lugares de interés geológico en este territorio, se ha difundido el valor de los regadíos históricos del alto alfombra, azudes, acequias, se han hecho estudios con el Instituto Pirenaico de Ecología sobre la edad de estos árboles. Se han creado también nuevos trasmochos.

Conocer el territorio es la segunda línea para el fomento el turismo cultural y natural.

Se ha trabajado en muchos niveles. se han creado rutas monográficas sobre el valor cultural y ambiental de los Chopos Cabeceros, la ruta etnobotánica de Allepuz, la Ruta de Mariposas de Gúdar, que en breve estará ya terminada, la ruta ornitológica de Sollavientos en Allepuz, edición de audiovisuales, existencia a ferias, trabajo con otras instituciones como la Diputación Provincial o las Comarcas, que está siendo muy fértil. Además, se han creado rutas Geocaching, editado 20 trípticos de rutas para que la gente disponga de ellas en los bares y ofertarlas a la gente que viene.

Una tercera línea muy importante ha sido la dinamización sociocultural. Todos los veranos ha habido muchas actividades en todos los pueblos de rutas guiadas de visitas, de yacimientos, de interpretación, conocimiento del patrimonio, del arte, de los monumentos, de los castillos, es en ese sentido muy fértil. Y estamos especialmente contentos por el cariño, porque la gente que viene a veranear, fundamentalmente, descubre que en su pueblo y en el entorno hay muchas cosas que ver. Y además, los de un pueblo van a visitar lo que hay en otros pueblos vecinos, lo que nos da muchísima satisfacción. Se han puesto en marcha otras iniciativas como un concurso fotográfico, exposiciones, conferencias, mucha actividad.

la cuarta línea han sido las actividades con los colegios, con los institutos, con los centros de formación profesional, con las universidades en las que se ha traído, por un lado, a gente de fuera y, por otro, a los niños de los pueblos a los que se les ha hecho ver la gran riqueza de la cultura y de la naturaleza de su entorno.

-Además se ha actuado en la creación de senderos

- Ha sido otro elemento fuerte. La construcción de senderos era muy escasa y se ha creado un gran sendero, que es el GR 199, que conecta todo el río Alfambra desde su nacimiento en el Valle de Motorritas hasta los estrechos de Galve, y que vertebra todo este Parque Cultural, y que se ha complementado con un gran sendero que une Cedrillas, Monteagudo,Ababuj, el Pobo, con este GR de manera que el sector occidental también tiene una vertebración. Y se ha ramificado en otros muchos lugares de tal manera que ahora sí que resulta accesible, sí que resulta fácil para personas que no son especialistas pues pueden hacer circuitos, hacer recorridos en lugares atractivos solitarios y con sentido.

Estos senderos tienen su parte didáctica con paneles informativos. Los vamos dotando de una red de paneles temáticos sobre los valores culturales o naturales en cada uno de estos lugares.

-Y han tenido una intensa labor comunicativa.

-Una línea que ha sido muy prolongada es la labor de difusión a todos los niveles, en prensa, en televisión, en radio, la web. En la web estamos del orden de 2.500 visitas mensuales en un territorio que no es muy conocido, y eso es algo que, como una lluvia fina, hace que esté presente.

Se ha asistido a congresos, se ha asistido a ferias, es decir, hay una labor muy prolongada. En breve saldrá publicada una guía para comprender el paisaje del Parque Cultural, de territorios y de conocimiento. Se han editado también dos publicaciones, una de perfil histórico y otra de arte, cultura popular y de tecnología sobre Aguilar y sobre el Pobo. Viene otra además sobre patrimonio arquitectónico. Luego también se ha pensado que era importante el disfrutar del aprovechamiento paisajístico, con miradores en Aguilar del Alfambra, en Gúdar, un parque monográfico en Cedrillas, a la entrada del parque cultural, mejorando, por ejemplo, el acceso a la cueva del San José en Jorcas o a la cava del Molino de Barberán en Camarillas.

Por otra parte, también era importante trabajar en la recuperación de tradiciones y manifestaciones culturales, como la piedra seca, como el desmoche de los árboles trasmochos o como la ganadería extensiva fundamental.

También hemos pensado que el desarrollo de las prácticas agrarias tradicionales era importante. Y en el marco de un Congreso Internacional que celebramos en Aguilar y Galve, fue editado un manual para manejar, para cuidar los chopos cabeceros y otros árboles trasmochos.

-Ha mencionado que los vecinos están conociendo mejor el patrimonio de la zona. ¿Se había llegado a un punto en el que el chopo cabecero empezaba a caer en el olvido, incluso, doméstico?

-Sí, eran los chopos, solo eso. Y al abuelo le rindió vigas para hacerse una casa y, a lo mejor, al hijo ha aprovechado las leñas. Pero en muchos casos han caído en el abandono por la falta de rentabilidad económica. Esa revalorización es una labor de fondo. Aquí en Aguilar del Alfambra, celebramos la primera fiesta del Chopo Cabecero. Entonces, los propios vecinos nos decían, está muy bien la difusión, está muy bien que se creen senderos, publicaciones, pero que había que hacer algo para conservar los chopos. Esto es algo que se tiene claro en estos pueblos, que es un patrimonio que lamentablemente no es rentable como lo fue en el pasado.

-Después de que hayan perdido su finalidad como generador de materia prima para la construcción, ¿cómo ha cambiado la atención que se le presta a estos actores?

-Pues se ha virado de una visión utilitarista, productiva a una visión de patrimonio, de algo que tiene un valor, como puede ser un peirón, a otro nivel evidentemente, como puede ser una ermita, como puede ser una cerrada de piedra seca. Pero es un patrimonio en el que además, como casi todos los árboles tienen un propietario, existe un sentimiento muy marcado de propiedad.

En ese sentido ha sido exitosa esa propuesta de entidad de custodia y son muchos vecinos los que han solicitado la poda de esos árboles aun cuando ellos se benefician de la leña, pero hay mucho trabajo por su parte pero sobre todo es el deseo de que los árboles mejoren, ganen salud y pasen a la siguiente generación en mejores condiciones. Esa es una idea de patrimonio.

-El Parque Cultural es una institución pública que depende de dinero público. ¿Cómo ha evolucionado el respaldo de las instituciones en estos años al concepto, a la idea, al Parque Cultural?

-El Gobierno de Aragón, a través del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, hasta el momento, pues ha apoyado, primero declarándolo y, en segundo lugar, aportando económicamente un presupuesto para realizar las iniciativas que hemos ido describiendo. Ha sido una apuesta importante la del Gobierno de Aragón.

-¿Quién va a coger el testigo al frente del Parque Cultural ahora, después de su jubilación?

-Entiendo que este es un parque que forma parte de la red de Parques Culturales de Aragón y que tendrá un futuro. Necesita apoyo porque hay que darle continuidad a los proyectos que se han iniciado. Desconozco la situación sobre el relevo, pero confío en que tendrá una persona que trabajará con ilusión, con entusiasmo y que le pondrá cariño a este territorio que lo merece.

-Mientras tanto ¿hay un vacío de gestión?

-Desde el 1 de septiembre yo estoy jubilado. En este momento no hay un gerente y no hay gestión.

-¿Cómo nace este vínculo que ha demostrado con el Alto Alfambra?

-Yo soy de Calamocha, pero para mí el Alto Alfambra ha sido un descubrimiento ya precoz. Por un lado, en el 2009, desde el Centro de Estudios del Jiloca, recogimos la propuesta de celebrar la primera fiesta del Chopo Cabecero, que es una fiesta itinerante, en Aguilar del Alfambra.

Además, en el año 2017 se volvió a celebrar entre las dos localidades del Parque Cultural, Allepuz y Jorcas. Por otra parte, ha sido el en el que estudié los chopos cabeceros para mi tesis doctoral. Fue un territorio que me lo recorrí muy bien y lo descubrí. Además, me he traído a los estudiantes del IES Valle del Jiloca, de Calamocha, a conocerlo como un laboratorio al aire libre, en el que se puede aprender y descubrir. Y luego, por otra parte, ha sido el lugar en donde he terminado mi carrera profesional en una línea nueva de desarrollo a partir del patrimonio cultural y natural, de desarrollo y de conservación realmente. Ha sido un territorio en el que me he estado muy implicado y le he puesto mucho cariño.

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