El ministro Marlaska visita la protectora de Utrillas y se interesa por sus perros y gatos

Que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska es un gran amante de los animales es algo conocido, pero aún así fue toda una sorpresa que aprovechara su visita a Utrillas, donde inauguró el jueves el cuartel de la Guardia Civil, para conocer las instalaciones de la protectora de animales e interesarse por el trabajo de sus voluntarios. “Me llamaron porque quería venir a vernos, pero como somos voluntarios en ese momento no había nadie”, explica Pili Pérez, que fue junto con Santiago Cañas la encargada de mostrarle el espacio que tienen en Utrillas.

La podenca Lima fue la responsable de brindar a Marlaska un gran recibimiento y no se cortó un pelo en ponerle encima las dos patas delanteras nada más llegó al recinto para que le acariciase. La visita no estaba preparada por lo que el responsable del Gobierno de España halló el albergue que gestiona la Apau (Asociación Protectora de Animales) tal y como está a diario aunque, como apunta Pérez, los voluntarios siempre lo tienen muy limpio.

Marlaska no iba sólo ya que se desplazó hasta el Carrascal, que es donde está la protectora, acompañado del resto de representantes institucionales y de su equipo de seguridad.

Además de a Lima, allí conoció a Leo, un perro muy especial en Utrillas puesto que estuvo vagando por el pueblo durante diez meses, ya que no se dejaba coger. Los voluntarios han tardado semanas en ganarse su cariño, pero el ministro lo logró en apenas unos minutos y, pese a que no se deja acariciar casi por nadie, Fernando Grande-Marlaska sí lo hizo. El nombre del perro, Leo, lo eligieron entre los vecinos a través de las redes sociales.

También se interesó especialmente por Zar, ya que tras vagar durante una semana por el pueblo está muy demacrado, algo que no pasó desapercibido a Marlaska, que tiene cuatro perros, todos adoptados.

La Apau se ocupa de seis perros adultos y tres cachorros, pero en breve les llegarán dos galgos, una cifra muy elevada de animales puesto que las instalaciones están dimensionadas para únicamente ocho. Además, tienen también un espacio para gatos, donde hay más de 40, según explica Pili Pérez.

La protectora, creada en 2019, ocupa el antiguo edificio del matadero, cedido por el Ayuntamiento y funciona gracias a los voluntarios y a los donativos de particulares.

Además de atender a los animales abandonados, los voluntarios de Utrillas también se ocupan de llevar a cabo labores de sensibilización en los colegios.