Síguenos
La ciudad puede asumir más visitas, pero no comensales en sus desbordados restaurantes La ciudad puede asumir más visitas, pero no comensales en sus desbordados restaurantes
Daniel Úbeda, María García, Ana Yáñez, Laura Hernández, Antonio Jiménez y Juan Martín, en la plaza de Albarracín

La ciudad puede asumir más visitas, pero no comensales en sus desbordados restaurantes

La estacionalidad está claramente rota y un 66% de los días de 2024 hubo más de mil turistas
banner click 236 banner 236
Cruz Aguilar

La capacidad turística de Albarracín está por encima de la demanda tanto en alojamiento como en el espacio público urbano y en las zonas de aparcamiento. Sin embargo, en lo que respecta a la restauración está desbordada puesto que sus 1.480 plazas -2.960 si se contemplan dos turnos de comidas que no siempre son factibles- no son suficientes para atender a todos los clientes que acuden en los días de máxima afluencia.

Los datos han sido recogidos en un estudio sobre la situación de Albarracín como destino turístico cultural sostenible, que ha sido elaborado por la Universidad Complutense de Madrid y que fue presentado hace unos días.

Esta saturación de los restaurantes y la imposibilidad de prestar un servicio correcto es una de las problemáticas que destacan los propios hosteleros, incapaces de atender mejor al visitante por falta de capacidad. “No es una cosa puntual y, si no constante, sí está muy presente a lo largo del año”, analiza el responsable del estudio, el profesor de Economía aplicada de la Complutense, Juan Martín.

En esa falta de capacidad de atender a los comensales por parte de los hosteleros influye la dificultad para cubrir las plantillas, un mal endémico en toda la hostelería turolense pero que en Albarracín se acentúa por la complicación para encontrar vivienda en alquiler para los trabajadores.

Esto es en gran parte una consecuencia, según la percepción de empresarios y vecinos, de la proliferación de las Viviendas de Uso Turístico (VUT), cuya regulación es una asignatura pendiente que va a abordar el consistorio, según adelantó el alcalde de Albarracín Daniel Úbeda, durante la presentación del informe la pasada semana.

En lo que respecta al espacio público urbano, cuenta con 32.231 metros cuadrados, lo que supone una capacidad anual máxima de 900.000 visitantes y simultanea de 8.000 personas estáticas y 2.500 en movimiento. Según los cálculos de la UCM, en 2024 sólo hubo 36 días en los que se superaron los 2.500 visitantes.

Al 25% de la capacidad total

En cuanto al alojamiento, en 2024 la cifra de ocupación fue el 25% del total de la capacidad, 89.385 pernoctaciones frente a las 371.000 potenciales. Mientras, en ese mismo ejercicio el porcentaje de utilización del aparcamiento fue del 30% de su capacidad global anual.

En la ciudad la estacionalidad está claramente rota, según confirma en el informe socioeconómico y turístico. En 2024 el 66% de los días hubo más de un millar de visitantes y sólo 13 jornadas se quedaron por debajo del medio millar. Sin embargo, superar la estacionalidad supone un incremento de visitantes en los días de menor afluencia, pero también en los que están saturados. Albarracín está desestacionalizado, pero los picos tradicionales siguen estando presentes y todo el volumen de visitantes se ha desplazado hacia arriba. Por eso, los momentos de gran afluencia se mantienen y con un volumen más elevado. Todo ello propicia la aparición de “ese estrés del tejido empresarial y ciudadano que, además, no se traduce en un crecimiento equivalente en el gasto porque una parte son excursionistas”, sentencia Martín.

Para el profesor de Economía, una posible forma de regular es a través de los aparcamientos, generando alguna herramienta digital que permita anticipar la saturación y evitar la llegada de esos excursionistas en los momentos de gran afluencia, recomendándoles que lo hagan en otros momentos.

El alcalde no ve tan fácil esa regulación y pone de manifiesto que la saturación es en “momentos muy puntuales, ocho o diez días al año, mientras que el resto está bien”, dice, para añadir que son comportamientos propios de la dinámica de un país en el que mucho turismo de interior se concentra en el mes de agosto.