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Los encinares de Sarrión y Manzanera sirven para estudiar los efectos del cambio climático Los encinares de Sarrión y Manzanera sirven para estudiar los efectos del cambio climático
Ana López, investigadora del departamento de Sistemas Agrícolas, Forestales y Medio Ambiente del CITA

Los encinares de Sarrión y Manzanera sirven para estudiar los efectos del cambio climático

El CITA lidera un proyecto sobre prácticas de manejo efectivas para aumentar su adaptación
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El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) ha iniciado un proyecto sobre prácticas de manejo efectivas para aumentar el secuestro de carbono y la adaptación al cambio climático de los bosques de quercíneas españoles, denominado Manage4future, cuyas parcelas experimentales se ubican en encinares de Sarrión y Manzanera. El proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y los fondos Next Generation de la Unión Europea, tendrá una duración de dos años.

El proyecto está liderado por la investigadora del departamento de Sistemas Agrícolas, Forestales y Medio Ambiente Ana López Ballesteros, y el equipo está integrado por 21 investigadores del CITA y de las universidades de Zaragoza, Valencia y Granada y del Instituto Carlos III de Madrid.

El objetivo de este proyecto es evaluar el efecto del aclareo de montes bajos reviejados en el secuestro de carbono y la adaptación al cambio climático de bosques de encina en el corto y largo plazo. Según Ana López, tratarán de comprobar si el tratamiento puede aumentar la capacidad de los encinares para secuestrar CO2 atmosférico y sufrir menos ante eventos climáticos como olas de calor, cambios en la llegada del frío y en los regímenes de precipitación.

Para ello, se creará un observatorio micrometeorológico en encinares localizados en Sarrión y Manzanera, que formará parte de la red global Fluxnet. Se trata de un espacio de uso público de entre siete y diez hectáreas de superficie llana, en la que todavía se extrae madera.

Variedades

Además, se utilizará una gran variedad de técnicas pertenecientes a distintas disciplinas, como la fisiología vegetal, la dendrocronología y la teledetección, que complementarán la información obtenida por las estaciones de covarianza de torbellinos, permitiendo la integración de múltiples escalas espaciales y temporales.

Estas estaciones o torres de covarianza de última generación que se instalarán en el primer semestre de 2023 serán las primeras de toda la Comunidad Autónoma y ofrecerán información de manera autónoma y en tiempo real. Los datos suministrados cada 30 minutos se procesarán y analizarán estadísticamente para dar respuesta a todas las preguntas planteadas por los investigadores. Además, se realizarán campañas para medir el arbolado y comprobar su crecimiento.

Este proyecto hará posible también la validación y calibración de productos satelitales que permitan diseñar sistemas de detección temprana del decaimiento forestal y herramientas analíticas para evaluar la eficiencia de prácticas de manejo forestal que se implementaron en el pasado y en el presente para reducir la vulnerabilidad y promover los sumideros de carbono asociados a estos bosques.

Por este motivo, el CITA compartirá los resultados de la investigación con la dirección general y el servicio provincial de Medio Natural y Gestión Forestal del Gobierno de Aragón para mejorar la gestión forestal y disminuir los efectos negativos del cambio climático.

Economía rural

Además, el proyecto también persigue la reactivación de la economía rural ligada a masas forestales actualmente infravaloradas en una de las regiones más despobladas de Europa, según el CITA. “Además de los puestos de trabajo directos derivados de prácticas forestales, el aclareo forestal puede dar lugar a productos que actualmente tienen un valor comercial creciente (pellets y biochar) así como promover el desarrollo de hongos micorrícicos, los cuales son particularmente relevantes en el área de estudio debido al creciente valor económico de la trufa negra y el micoturismo”, añadieron.

La encina es la especie forestal que más abunda en la Península Ibérica y, por tanto, los encinares son ecosistemas de suma importancia debido a la gran extensión que ocupan y a su valor socioeconómico. A pesar de que la superficie forestal ha aumentado en muchas zonas durante las últimas décadas, los bosques han mostrado signos de decaimiento (desfoliación y mortalidad) debido en parte al éxodo rural y al consecuente abandono de prácticas de manejo forestales tradicionales.

“Queremos ver si para poder conservar una de las funciones más importantes que tienen los bosques, que es el secuestro de carbono, necesitamos actuar sobre esas masas”, dijo López.

Además, el proyecto iniciado en Sarrión y Manzanera pretende ser “un punto de partida para establecer esta estructura de investigación que se mantenga en el largo plazo y un ejemplo de cómo conformar una comunidad científica que permita colaborar desde diferentes aproximaciones para responder a preguntas científicas que se puedan aplicar en el manejo forestal”, argumentó la investigadora principal.

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