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Monreal decide fijar en junio su Feria del Azafrán para servir como impulso a la plantación y al sector Monreal decide fijar en junio su Feria del Azafrán para servir como impulso a la plantación y al sector
Vista general de la muestra el sábado por la mañana. Bykofoto /Antonio García

Monreal decide fijar en junio su Feria del Azafrán para servir como impulso a la plantación y al sector

La pasada campaña se recogieron entre 25 y 30 kilos del valorado producto
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Cruz Aguilar

Demostraciones culinarias, degustaciones gratuitas de platos con azafrán, talleres de origami, exhibiciones de bombos y tambores y 40 expositores fueron los platos fuertes en la II Feria Monográfica del Azafrán que durante todo el fin de semana se ha celebrando en Monreal del Campo. Los organizadores anunciaron que aunque la primera edición tuvo lugar en octubre, será junio el mes en el que se fijará esta cita que supone un impulso no solo para el cultivo del azafrán en el Jiloca, sino también para que se haga un hueco en los hogares.

Tanto el presidente de la Asociación de Productores de Azafrán del Jiloca, Azaji, Ángel Roza, como los responsables de las diferentes empresas productoras destacaron la importancia que tiene el certamen para acercar el producto a los consumidores, puesto que aunque es muy conocido, sobre él existen muchos mitos que es necesario desterrar.

El azafrán del Jiloca es uno de los de mayor calidad del mundo, pero muy escaso puesto que actualmente se calcula que solo hay sembradas en toda la provincia de Teruel unas 25 hectáreas. Se trata de un producto cuyo precio por gramo es de a partir de unos 5 euros. A pesar del precio “se puede echar a cualquier comida”, aclaró el presidente de Azaji, puesto que con apenas cuatro céntimos por plato el efecto es sorprendente. En este sentido manifestó que el azafrán necesario para una ración de paella tiene un coste de 12 céntimos, “hasta el agua es casi más cara”, puntualizó.

El precio para el azafrán convencional oscila entre los 5 y 6 gramos al detalle, mientras que a grandes cantidades se paga a unos 3.000 euros, una cifra que desde Azaji consideran claramente insuficiente y creen que debería llegar hasta los 5.000 euros para que resultara rentable al productor. El azafrán ecológico se paga a entre 9 y 14 euros por gramo. Azaji la integran una treintena de productores con una superficie cultivada inferior a la hectárea. “Queremos conseguir que se conozca el producto y la forma de manejarlo, porque la gente piensa que es muy caro, pero con nada que emplees es muy agradecido”, comentó Roza.

José Antonio Esteban, propietario de las marcas La Carrasca y La Sabina –especializada en azafrán ecológico– destacó la importancia que tiene para el Jiloca contar con una muestra dedicada a un producto de tanta importancia para las familias de la zona. “Si en algún sitio se tenía que hacer una feria es en Monreal, que es el lugar donde más se mantiene el cultivo del azafrán en Aragón”, aseveró. Indicó que en España solo hay ferias monográficas  dedicadas a este producto  en Castilla La Mancha.

El alcalde de Monreal, Carlos Redón, calificó de “éxito total” la primera edición de la Feria del Azafrán, que se celebró en octubre de 2021. Señaló que se puso en esa fecha porque es la temporada en la que se recoge la rosa, pero ya para este año decidieron cambiarla a la primavera. Por un lado el clima acompaña para estar al aire libre y por otro los productores, que son los mayores interesados en una muestra como esta están más liberados puesto que la recogida de la rosa exige salir al campo cada mañana, algo que no ocurre con la labor del esfarfollado, que no requiere tanta inmediatez.  Redón indicó que además de para impulsar el consumo de azafrán y dar a conocer la calidad del de la zona, la muestra sirve de escaparate para los comercios y otros productos locales.

El organizador de la muestra, Miguel Ángel Pascual, se mostró optimista con el desarrollo esta segunda edición, aunque recalcó que coincide con la prueba deportiva Jamón Cup en Calamocha y precisó que habrá que analizar si ambos eventos se benefician o perjudican y, en función de ello, fijar la fecha para la tercera edición, que será ya en 2023.  Planteó que el certamen busca impulsar el cultivo, la venta y, sobre todo, el consumo. En este sentido especificó que “hay mucha gente que no II utiliza bien”, algo en lo que hay que incidir para favorecer su presencia en los hogares.

Taller de origami ayer en la Feria del Azafrán. Bykofoto / Antonio García

El regidor señaló que la Feria del Azafrán se ha diseñado para el disfrute de la población con almuerzos y comidas para degustar el producto totalmente gratuitas. Así, se repartieron un total de 150 huevos fritos con azafrán, un plato con un sabor especial que, además, se acompañó de longaniza de Monreal. Para comer hubo paella y rancho con azafrán.

En toda la provincia de Teruel apenas hay una veintena de hectáreas de cultivo, pero en Monreal del Campo un centenar de familias que tienen un pequeño espacio para su cultivo. En este sentido Carlos Redón indicó que la realización de las jornadas –que aseguró que se seguirán manteniendo en noviembre para mostrar el proceso de recogida y extracción de los brines– supusieron un impulso para que mucha gente se animara a plantar algunos bulbos.

El alcalde recordó que el azafrán fue durante décadas “el medio de ahorro” para las familias de la zona, que lo guardaban para venderlo en momentos de apuros o cuando tenían que hacer grandes desembolsos. Con la mecanización del campo el cultivo prácticamente desapareció, aunque desde hace un par de décadas ha resurgido y ahora  hay tres empresas provinciales que lo trabajan.

Una de ellas es Térvalis, que se ha estrenado en esta II edición de la feria. Su responsable, Elena Utrillas, matizó que se trata de un buen espacio para dar a conocer tanto sus productos como la tienda que inauguraron recientemente en Teruel. También les sirve como barómetro para conocer el interés que despiertan sus productos entre los consumidores. El azafrán de Térvalis es ecológico y ocupa una extensión de una hectárea en la finca de Los Baños, que trabajan los integrantes del Centro Especial de Empleo Impulso Aromas, formado por personas con discapacidad.

Una de las actividades que se llevaron a cabo fue un taller de origami en el que los asistentes, que tenían edades diversas, aprendieron a fabricar diferentes tipos de aviones con papel. El encargado de desarrollarlo fue Jorge Martín, de Origami Mahi, una empresa artesana de Monreal del Campo especializada en la fabricación de todo tipo de elementos a partir de figuras de papel. Sin embargo, el joven reconoció que todavía tienen una asignatura pendiente y es el diseño de una flor del azafrán, algo en el que está trabajando junto a Luisa Marín, su madre y compañera de afición.  En cuanto a la participación de los talleres, el responsable de la actividad comentó que la habilidad para el origami no depende de la edad, sino de la habilidad.

Sergio Azagra, infusionando azafrán en el ‘show-cooking’. Bykofoto 

Romper el azafrán para extraerle el aroma y color

A 5.000 euros el kilo (unos 5 euros por gramo) usar bien cada hebra de azafrán es fundamental. Por eso el cocinero Sergio Azagra dio numerosos consejos durante la demostración de cocina que llevó a cabo ante una treintena de asistentes.  “El azafrán es tubular y al romperlo se multiplican los sabores”, dijo el chef, quien aconsejó su uso infusionado en líquidos, desde agua hasta caldo, para extraerle al máximo el aroma y el color. También indicó que se puede infusiones con leche, algo que recomendó hacer en el desayuno porque  “va muy bien para el corazón”.

Azagra no solo ofreció recomendaciones sobre el uso del azafrán a la hora de guisar, sino que también mostró algunas formas de cocinar muy útiles o explicó cuestiones que mucha gente aplica pero sin saber el motivo, como la distribución del arroz y los fideos en forma de cruz: “Así es más fácil remover porque ya es más uniforme”, concretó.

En la demostración, los asistentes probaron diferentes productos elaborados con azafrán, como una ensalada con codorniz escabechada o una fideuá de costilla, y los maridaron con vinos de la Denominación de Origen de Cariñena, de la bodega Ignacio Marín.

Mientras Sergio Azagra y la sumiller Pilar Rubio ofrecían el maridaje entre platos con azafrán y vinos, a pocos metros de ellos se cocinaba una gran paella que se repartió entre todos los asistentes. El segundo plato era rancho con azafrán.

José Ramón Plumed, esfarfollando la cebolla para prepararla para una nueva plantación. Bykofoto /Antonio García

La cebolla hay que plantarla entre junio y septiembre 

El azafrán se produce a partir de bulbos que se siembran entre finales de junio y septiembre. Las cebollas son escasas y hay más demanda para su adquisición que para el propio oro del campo, por eso Monreal es durante este fin de semana un buen lugar para comprarlas.

El azafrán se cultiva a entre 700 y 1.300 metros de altitud y en tierras de secano. Aunque puede sembrarse sobre suelos arcillosos, le van mejor los calizos, puesto que si se apelmazan mucho tras abundantes lluvias pueden dañarse las cebollas, según explicó José Ramón Plumed, propietario de la empresa monrealense Azafranes Jiloca y encargado de mostrar el esfarfollado de los bulbos en su expositor.

Para sembrar  un metro cuadrado se necesitan aproximadamente unos 45 bulbos y tiene un coste de unos 5 euros. Eso traducido a hectáreas supone una inversión de 50.000 euros por hectárea. Los bulbos producen flor durante cuatro años y, pasado ese tiempo, se han multiplicado por cuatro y pueden venderse los sobrantes, de forma que el desembolso inicial se recupera en el plazo de cuatro años, advirtió Plumed. Pasado ese tiempo hay que dejar descansar el suelo puesto que el azafrán agota los terrenos al consumir muchos nutrientes. “Hay que esperar otros diez años para volver a poner azafrán en ese campo y en ese tiempo se planta cebada o alfalfa, que ayuda a recuperar el suelo”, dijo el responsable de Azafranes Jiloca.

Los bulbos se arrancan de la tierra en esta época y deben ser preparados para su nueva plantación. Hay que retirarles todas las capas salvo una o dos y quitar la zona seca del culo, que es la cebolla que plantamos en el pasado. Cada bulbo se convierte en dos, tres o cuatro nuevas cebollas y en todas ellas hay que conservar el rabillo, que es del que saldrá la flor.

Estos bulbos se deben de plantar en el plazo de unos meses y los de mayor tamaño darán flor ese mismo año, mientras que los pequeños no lo harán hasta la temporada siguiente y, además, necesitarán algo de riego para que completen su formación, detalló Plumed.

Entre los visitantes estaban Diego Ruiz y Adela Mendoza, que se llevaron cebollas para plantar en su huerto de Montañana, en Zaragoza: “Si tenemos sí lo usamos para cocinar y queremos plantarlo para gastarlo nosotros”, dijo.

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