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Albarracín lanza un canto al agua y al fluir de la vida desde la danza, el teatro y la música Albarracín lanza un canto al agua y al fluir de la vida desde la danza, el teatro y la música
Los alumnos del curso, durante la actuación en la plaza Mayor de Albarracín

Albarracín lanza un canto al agua y al fluir de la vida desde la danza, el teatro y la música

Los 60 alumnos del Curso de Artes Escénicas muestran lo aprendido en dos espectáculos
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Cruz Aguilar

Las calles de Albarracín fueron el viernes por la noche un escenario sin parangón para el espectáculo que los 60 participantes en el Curso de Música, Teatro y Danza llevaron a cabo para sorpresa de los turistas y agrado de los vecinos, que no faltaron a su cita anual con la performance. Un canto al agua, con los chavales jugando con ella en el mirador y con el fluir de la vida como telón de fondo, fue la temática elegida en esta ocasión, en la que la vistosa coreografía dejó al público con la boca abierta.
 

Los alumnos del curso, durante la actuación en la plaza Mayor de Albarracín


El recorrido se inició en el Museo de Albarracín y, desde allí, fueron avanzando por las callejas medievales hasta llegar al Mirador, en el que tuvo lugar una parte de la escena principal, donde el agua adquirió un gran protagonismo. En este sentido, el director del curso, Ricardo Gasent, apunta que Albarracín está construido sobre la huella del agua, marcado por el paso del río Guadalaviar, y esa esencia permanece en el fluir de la ciudad actual.

El espectáculo, en el que la danza ocupa un lugar destacado, fluyó por las diferentes calles, entre vecinos y turistas, y culminó en la plaza Mayor, donde 40 personas pusieron los pelos de punta a los asistentes con el coro de góspel.

Además de la actuación del viernes, los chavales, acompañados de los profesores, ofrecieron este viernes por la tarde un concierto en la iglesia-auditorio de Santa María que será abierto al público.
 

El coro de góspel fue lo más aplaudido de la noche

Ambas actuaciones, en las que el alumnado ha estado trabajando durante los once días de la actividad, servirán de broche de oro a un curso de inmersión total en las artes escénicas.

Asistentes

En él han tomado parte 48 niños y jóvenes de entre 9 y 21 años y ocho adultos de más de 30. Dirigidos por profesores de diferentes disciplinas, todos ellos se han adentrado tanto en la música como en la danza o el teatro. Además de las clases que se repiten todos los años de instrumentos y danza, en esta décima edición se han desarrollado dos talleres novedosos, uno de góspel y otro de impro-teatro.

Tras la pandemia generada por la covid, los organizadores abrieron el abanico de los participantes, sumando también a jóvenes de mayor edad e incluso a adultos aficionados a la música que deseban disfrutar de sus vacaciones en un marco cultural incomparable.

Una de las actuaciones del curso de Albarracín


Durante los días pasados, los chavales han aprendido en Albarracín danza, teatro y música, pero también muchas otras cosas. Cada mañana comenzaba con una actividad de mindfulness, movimiento y técnicas corporales, a lo que siguen prácticas instrumentales y dancísticas. “Luego todo eso cada profesor lo lleva a su disciplina”, relata Gasent, quien apunta que los diferentes profesores transportan la atención y la revolución emocional a las clases de orquesta, danza y teatro.

La actividad formativa ha estado dirigida por Ricardo Gasent y los profesores son África Morris, de danza; Raúl Sánchez, de cuerda, guitarra y música de cámara; Fernando Camacho (metales); Claudia Pérez Iñesta, de piano, acompañamiento y música de cámara; María Cueva Méndez, de piano, improvisación y música de cámara; Natalia Calderón, que imparte el taller de coro góspel, y Berta s, que está al frente del de impro-teatro. A ellos se suman cinco monitores que fueron en el pasado alumnos y a hora siguen vinculados así con la actividad.

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