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Artículo de Iván Núñez, que este año publicará una investigación sobre Segundo de Chomón: Artículo de Iván Núñez, que este año publicará una investigación sobre Segundo de Chomón:
Ilustración de Raúl Martín Navarré

Artículo de Iván Núñez, que este año publicará una investigación sobre Segundo de Chomón: "Aquel día en el que nació un genio"

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Hoy hace exactamente ciento cincuenta años que nació Segundo de Chomón. Aquel 17 de octubre de 1871 nadie podía imaginar toda la magia que ese recién nacido iba a generar, ni siquiera podían sospechar que sería uno de los grandes creadores del cine, el invento que tardaría aún más de veinte años en descubrirse. Un universo al que los hermanos Lumière abrieron la puerta, pero que genios como el de Chomón llevaron a la categoría de arte. Sin embargo ese día de otoño de hace siglo y medio el destino de aquel niño parecía ya marcado hacia una vida y a una profesión concretas, muy lejos del séptimo arte, aunque la providencia, en el caso de Segundo, obró incontables carambolas hasta emparejar su futuro con el del cinematógrafo. El de su nacimiento fue un día en el que, de algún modo, cambió la futura Historia del séptimo arte.

Aquel día doña María Luisa Ruíz esperaba con nervios e ilusión el alumbramiento de su primogénito en un piso de la calle Chantria número seis de Teruel. Aquella muchacha de veintiocho años, nacida en Calamocha y perteneciente a una casa acomodada, se había trasladado a Teruel junto con su familia, y en nuestra ciudad es donde había conocido al que sería su esposo, el doctor Isaac Chomón. Por los indicios que nos han llegado, sin duda debía de ser una mujer de carácter, tal como lo eran sus padres: don Cesáreo Ruiz, un militar de alta graduación, que también poseía algunas explotaciones mineras en la provincia de Teruel; y Pilar Valero, una mujer perteneciente a los Valero-Bernabé, una de las familias más notables de Calamocha y también con patrimonio y negocios.

Avanzada la tarde María Luisa aguardaba con ansiedad el desenlace final, aunque aún tardaría hasta casi la medianoche para venir al mundo su hijo. Sin duda en el momento del alumbramiento no estaría lejos su madre, cuya presencia sería constante en gran parte de la vida de su hija y persona fundamental en la infancia de nuestro futuro cineasta. Ambas, madre e hija, tenían sentimientos encontrados en aquellos momentos en los que una nueva vida iba a venir al mundo. Se hallaban felices por la llegada del bebé, pero por otro lado habían sucedido una serie de acontecimientos que ensombrecían en parte los ánimos de aquel nacimiento. Por un lado el padre de María Luisa había fallecido repentinamente a consecuencia de una apoplejía en el mes de mayo, estando ella en los primeros meses del embarazo. Por otro lado la futura madre se había casado en la Iglesia del Salvador de Teruel en junio de aquel año, por lo que se puede deducir fácilmente que la contrayente estaba embarazada de cinco meses en el momento de la boda. Tampoco es difícil llegar a la conclusión de que, en aquellos años de la segunda mitad del siglo XIX, donde la moral imperante era la que era, aquello bien pudiera haber sido la comidilla de Teruel, máxime cuando ambos contrayentes tenían posiciones sociales y económicas destacadas.

Presente en el parto también se debía encontraba el padre de la criatura. El doctor Isaac Chomón suponemos que también estaría nervioso ya que, pese a que había intervenido en muchas cirugías, sin duda el nacimiento de su primer hijo iba a convertirse en algo muy especial. Sin ningún género de dudas el padre de Segundo pensaba que un nuevo médico venía al mundo, ya que descendía de una larga familia de galenos, varias generaciones que se remontaban, al menos, hasta el siglo XVIII. Sin ir más lejos su padre fue un destacado médico burgalés, Segundo Chomón y Marquina, que ejerció la Medicina tanto en Burgos como en Extremadura (ya que su mujer Ana Gil era de Coria, en Cáceres). Isaac tenía claro que el recién nacido sería chico y también que se llamaría como su abuelo, haciendo así honor a su padre fallecido cuando él era un niño. La muerte de su progenitor lo dejó huérfano a temprana edad y tuvo que vivir con su tío materno en Madrid, primero, y en Valencia después con el hermano de su padre, el eminente cirujano Juan Chomón, que guió sus pasos hacia la ciencia médica. En la capital del Turia creció y cumplió con el guion que le marcaron desde su nacimiento, licenciándose en la Facultad de Medicina de Valencia, siempre bajo la protección de su tío. El mismo guion que, de seguro, cumpliría el pequeño bebé que vendría al mundo en pocos instantes. Una nueva generación de médicos como ya lo eran los hijos de sus primos en Valencia, creando en aquella ciudad la famosa saga Chomón-Romagosa.

Llegaba la noche y el movimiento en aquel piso del número seis de la calle Chantria hacía presagiar que estaba más cercano el desenlace y que pronto nacería Segundo. Se encontraba en aquel piso también el canónigo de la Catedral de Teruel, don Pedro Minguella, el cual había sido amigo personal de don Cesáreo Ruiz. Otra de las personas que esperaban allí el nacimiento de Segundo era don Juan de la Cruz Germán, arquitecto de la ciudad de Teruel, artífice del edificio del antiguo Instituto de Segunda Enseñanza (1876), ahora sede de la Escuela de Hostelería de Teruel, entre otras edificaciones. Estos dos testigos del parto nos dan una idea del entorno social y económico que rodeó a Chomón en el momento de su nacimiento, y que es un dato a tener en cuenta al abordar su biografía.

Pasaba un cuarto de hora de las once cuando vino al mundo un niño al que impusieron los nombres de Segundo Víctor Aurelio, y que nació en buen estado. Podemos deducir esto último porque tres días después sería bautizado en la Iglesia del Salvador por el ya nombrado canónigo Minguella, siendo el padrino Cesáreo Ruiz hijo, hermano de Maria Luisa, madre de Segundo.

A partir de aquel día la vida de Segundo de Chomón estaría a merced del destino absolutamente. Pero no el que había pensado su padre, como médico anclado a una ciudad y a una profesión al servicio de la gente, continuando la estela de su familia. Muy lejos de este ideal paterno el porvenir de aquel bebé comenzó a tomar su propio camino poco tiempo después. Las fatalidades y las casualidades empezaron bien pronto, y aquel camino que se creía ya trazado aquella noche del 17 de octubre de 1871, comenzaría a desdibujarse solo pocos meses después, llevándoselo no solo lejos de la medicina, sino lejos de Teruel.

Creo firmemente que la biografía de Chomón desde el mismo momento de su concepción hasta que llega a dedicarse al cinematógrafo es un cúmulo de circunstancias fortuitas, que ayudaron a forjar una personalidad decidida que le valió para dotarlo de una forma de ser que contribuyó a que pudiese generar toda la fantasía (basada siempre en un duro trabajo y en una imaginación vastísima) que ha llegado hasta nuestros días. Y toda esta vida y esa fantasía comenzó aquel 17 de octubre en la calle Chantria de Teruel, que es el punto de partida de un viaje apasionante que le llevaría a ser uno de los referentes del llamado cine de los orígenes. Una vida y una obra que vale la pena conocer y disfrutar.

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