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El Casino de Teruel acoge una muestra de Javier Martín producida durante su viaje a Chernivski El Casino de Teruel acoge una muestra de Javier Martín producida durante su viaje a Chernivski
Una niña y una adolescente en el paso fronterizo que hay entre Ucrania y Rumanía. Javier Martín

El Casino de Teruel acoge una muestra de Javier Martín producida durante su viaje a Chernivski

Mujeres y niños, las víctimas que se llevan la peor parte de la invasión a Ucrania
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El Casino de Teruel acoge hasta el 30 de septiembre la exposición Éxodo desde Ucrania. Miradas de las mujeres, una muestra en la que la fotografía del salmantino afincado en Torla Javier Martín y la poesía de la turolense Cristina Giménez se han unido para dar voz a las principales víctimas de la invasión contra Ucrania, las mujeres y los niños. La muestra partió de la experiencia de Martín, que encabezó una expedición formada por otros guardias civiles y voluntarios de Protección Civil de la comarca del Sobrarbe, a la frontera entre Ucrania y Rumanía para llevar 1.600 kg de ayuda, entre ropa, medicamentos y productos de higiene femenina, además de unos 5.000 euros en donaciones directas, y se trajo de vuelta a 19 refugiados que tenían familiares esperándoles en diferentes puntos de España. La exposición ha visitado distintas localidades de Huesca, como Aínsa, Torla o Broto. Tras abandonar Teruel, el 1 de octubre se instalará en Albarracín, el 1 de noviembre en Andorra, y a partir de ahí iniciará un periplo nacional por Almería, Ávila o La Rioja, entre otros lugares.

Fotografía de grupo de la expedición nada más cruzar la frontera española en su regreso, en un hotel de Girona

Uno de los objetivos de la muestra es visibilizar el colectivo de mujeres ucranianas, doblemente victimizado porque, en opinión de Martín, “no solo sufren los horrores de la guerra como cualquiera, sino que además se enfrentan a los abusos sexuales, son objetivo de las mafias de trata de personas y deben cuidar de sus hijos mientras buscan un lugar donde empezar de nuevo, en muchos casos habiendo enviudado o sin saber dónde está su pareja”.

Viaje a la frontera del infierno

Esta exposición se gestó cuando Javier Martín, que veía todos los días las noticias con su mujer y su hijo, decidió viajar a Ucrania con su furgoneta para traerse “a tres o cuatro” personas refugiadas.  Puso un cartel en Torla para recoger ropa de abrigo y se desencadenó una oleada de solidaridad en todo el Sobrarbe. “Al final nos juntamos varias furgonetas, un coche medicalizado, once personas, entre compañeros de la Guardia Civil y voluntarios de Protección Civil de la Comarca del Sobrarbe, y capacidad para traer a 19 personas de Ucrania además de 1.600 kg. de ayuda y 14.000 euros para financiar el viaje y donar el resto”.

No se dejó nada al azar para evitar que los problemas se multiplicaran. “Las 19 personas a las que íbamos a traer nos esperaban allí y tenían familiares en Zaragoza, La Zaida, Valencia o Madrid con quienes íbamos a llevarlos. Además arreglamos antes de salir todo lo relativo a la documentación”. Salieron el 31 de marzo y al llegar a la frontera entre Ucrania y Rumanía pasaron tres días mientras entregaban todo el material y recogían a los ucranianos para regresar. “Las autoridades ucranianas nos invitaron a pasar a Chernivski, donde hay un orfanato que se ha convertido en campo de refugiados, Dumbraveni”, explica Martín. “Estaban desbordados de gente, pero es el último pueblo de Ucrania antes de cruzar, allí no han llegado los bombardeos y mucha gente aguanta allí todo lo que puede con la esperanza de que la guerra termine y puedan regresar a sus casas”.

Varias mujeres con su documentación en la mano. Javier Martín

Javier Martín es fotógrafo y tenía pensado documentar la expedición, “sobre todo para que todo el mundo que ha donado supiera lo que habíamos ido a hacer allí”, ya que la expedición fue absolutamente escrupulosa a la hora de asegurarse que cada prenda o cada euro donado tuviera un destino final apropiado. Sin embargo allí le cambiaron por completo los esquemas. “Solo había mujeres y niños. Soldados sin fusil las llamábamos. Decidí hacer algo para mostrar eso, para mostrar lo victimizadas que estaban las mujeres. Tenían niños a su cargo, tienen que tomar decisiones muy difíciles todos los días sin ninguna ayuda, porque normalmente no tienen forma de contactar con sus parejas. Hace poco eran personas como tú y como yo y hoy todo lo que les queda les cabe en una bolsa de rafia. En esa frontera hay miles de historias que deben conocerse”.

Personal de la Cruz Roja contó a la expedición aragonesa cómo se están dando frecuentes casos de violaciones y abusos sexuales por parte de militares rusos cuando abandonan los pueblos. “Las mujeres ucranianas son usadas como trofeos de guerra, violar a las mujeres es una forma de humillar y de desmoralizar a sus enemigos”, y por si fuera poco las redes de explotación sexual merodean para aprovecharse de la desesperación de muchas mujeres, o directamente para engañarlas, secuestrarlas y explotarlas sexualmente en países donde no conocen ni el idioma.

“Es terrible como sobreviven los tópicos sexistas y lo que acarrean. Un hombre va al frente y te pueden pegar un tiro o no”, asegura Martín, “pero a la mujer le queda un papel todavía peor. Hacerse cargo de los hijos, no tener a nadie en quien confiar y estar todo el tiempo tomando decisiones a vida o muerte; decidir si vas a Alemania, a Hungría o a Rumanía, subirte a una furgoneta sin estar segura de estar con personas como nosotros, con todos los papeles correctos y legales o no, porque si traes a un ucraniano sin la documentación arreglada de antemano no le estás haciendo ningún favor”.

Una niña ucraniana sostiene una caja llena de golosinas. Javier Martín

Además de cerca de 1.000 fotografías, de las que 27 han sido seleccionadas para formar la exposición, la expedición grabó entrevistas e imágenes en vídeo para hacer un futuro documental. “Allí había prensa y equipos de televisión grabando, aunque nosotros, por pura ética, preguntábamos a todo el mundo al que fotografiábamos si nos permitía hacerlo”, explica Martín. “La mayor parte de la gente no solo nos dejaba, sino que estaba deseando contarnos su historia. Muchos estaban indignados por lo que les estaba ocurriendo, o por los problemas que les ponían en la frontera, o porque buscaban a alguien, y necesitaban que sus historias fueran oídas”.

Las conversaciones las llevaron a cabo gracias a un moldavo afincado en Aínsa que les acompañó, y que habla ruso y rumano. “Nos contaron historias tremendas, cada una llevaba la suya a cuestas”, explica Javier Marín. “A mucha gente les dábamos lo que podíamos, 100 o 200 euros quizá, no tanto por pagarles las fotos que les habíamos hecho sino porque había casos de gran necesidad”.

Una de las cosas que más impresionan al guardia civil es que “Ucrania está al lado de casa, y son exactamente como nosotros, podríamos ser nosotros”, afirma Martín. “Ha habido gente que nos ha reprochado no haber ido a otras guerras como Sahara o Libano. Y además de que a esos lugares no puedes ir con tu coche, lo cierto es que son guerras diferentes con elementos religiosos y tribales que no comprendemos. Ucrania sin embargo era un país como el nuestro, en crecimientos, candidato a entrar en la UE. Hemos visto mujeres como nuestras esposas, hijas o hermanas, que un día habían quedado a cenar con una amiga tras el trabajo, y al siguiente lo habían perdido absolutamente todo”.

Por eso mismo la exposición fotográfica también está concebida para “remover nuestra conciencia”. “Para que cuando veamos el rostro de estas mujeres y niños fotografiados en una situación tan desesperada, pensemos que son como los niños de nuestros barrios, o las mujeres de nuestra ciudad cuando entran en una comisaria a denunciar una agresión sexista”.

El salmantino afincado en Torla Javier Martín es el autor de las fotografías

Javier Martín explica que el viaje de regreso a España, a donde llegaron el 8 de abril con las 19 personas que abandonaban su país en llamas, fue tan duro “que a muchos de nosotros todavía no se nos ha pasado el shock”. Las paradas estaban programadas de antemano y durmieron y comieron “en los mejores sitios que nos podíamos permitir para que ellos estuvieran lo más cómodos posible, y porque el respeto hacia ellos era para nosotros la prioridad”.

Lo peor del regreso estuvo en Hungría, “un país prorruso que no quería ucranianos atravesando su territorio”. En un control fronterizo entre Hungría y Rumanía la Policía insistió en fotografiar a los refugiados. “Uno de los niños que llevábamos, de 3 años, tuvo que salir de la furgoneta a orinar, y un policía lo agarró del brazo y comenzó a zarandearlo. Salimos y nos enfrentamos a él, le dijimos que somos de las Fuerzas de Orden Público Españolas y que no tenía derecho a hacer eso, que debía mostrar respeto. Su reacción fue enfadarse, cerrar su puesto de control y dejarnos allí varias horas”. Aunque los once miembros de la expedición viajaban como particulares, la condición de guardias civiles de algunos de ellos les dio ciertos recursos que fueron muy útiles. “Llamé a la embajada de España en Budapest y les conté lo que pasaba, y finalmente nos dejaron pasar”. Javier Martín ha estado destinado durante seis años en Melilla, sabe cómo funcionan las fronteras calientes y afirma de primera mano que “las fronteras son lo peor que existe en el mundo. Son lugares de sufrimiento, nunca son lugares de alegría”.

A su llegada a Zaragoza los familiares de cada uno de los refugiados fueron a buscarlos para llevárselos con ellos. La expedición todavía tenía unos 3.000 euros de las donaciones recibidas, “y decidimos comprar 150 pares de botas para el ejército ucraniano y enviarlas para allá”.

Otro de los objetivos de la exposición fotográfica Éxodo desde Ucrania, quizá el principal, es recabar fondos para organizar una nueva expedición. “A partir del 1 de octubre vamos a empezar una recogida de alimentos y de donaciones, y el 20 de noviembre regresaremos con un trailer cargado con la ayuda y nos quedaremos una semana ayudando a la distribución”.

La turolense Cristina Giménez

Se puede colaborar con este proyecto haciendo donaciones por bizum al 682 788 545 o 686 023 269. Los fondos y los alimentos serán llevados por una nueva expedición a City of Goodness, un centro de acogida de mujeres víctimas de la violencia machista y reconvertido en un capo de refugiados en Chernivsti en el que opera la ONG Fondo Benéfico Ucrania Une Corazones.

Además, y para seguir visibilizando la tragedia, la exposición Éxodo desde Ucrania seguirá itinerando por todos los lugares que lo soliciten, gratuitamente, amparada por el Ministerio de Igualdad y el Pacto de Estado Contra la Violencia de Género.

Javier Martín también prepara un documental de unos 50 minutos narrando la situación de la frontera. Será en blanco y negro y en ucraniano subtitulado al castellano, “porque queremos expresar la tristeza y desesperación en la que se encuentra la gente allí”. “No buscábamos la foto fácil o artística”, reflexiona Martín, “sino contar una realidad inaceptable que está ocurriendo a 3.000 kilómetros de nuestra casa”.

Cristina Giménez pone la poesía a las imágenes de ‘Éxodo desde Ucrania’

La turolense Cristina Giménez pone el contrapunto poético a la exposición fotográfica, poniendo sus versos a las 27 imágenes que pueden verse en el Casino de Teruel hasta el 30 de septiembre. Entraron en contacto a través de Luis Frontera, guardia civil destinado en Albarracín y fotógrafo como Javier Martín, y comenzó a gestarse la colaboración. “Javier le dijo a Luis que quería completar la exposición con poemas, Luis le habló de mí y yo, cuando me contó el proyecto, me metí sin pensarlo”.

“He explorado en cada foto, y hablando con Javier, lo que quería expresar cada fotografía, y lo que me sugería a mí”, explica Giménez. “Se trataba de expresar una idea, en 6 ó 8 versos, que se viera reflejada en la fotografía”.

Cristina Giménez participará además en el documental que se está elaborando sobre la experiencia y “posiblemente también se publicará algún libro, en fases posteriores”.

La poeta turolense se muestra muy satisfecha del éxito y la envergadura que está adquiriendo a nivel nacional Éxodo desde Ucrania. Miradas de las mujeres, aunque recuerda que el auténtico objetivo reside en seguir colaborando y haciendo donaciones para la próxima expedición que se está programando para el 20 de noviembre.

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