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El Museo de Arte Sacro de Teruel expone  las piezas del I Concurso Nacional Spiritu El Museo de Arte Sacro de Teruel expone  las piezas del I Concurso Nacional Spiritu
El director del Museo de Arte Sacro se dirige al público durante la inauguración de la exposición del I Concurso Nacional Spiritu

El Museo de Arte Sacro de Teruel expone las piezas del I Concurso Nacional Spiritu

Catorce piezas contemporáneas de autores jóvenes conviven con la colección permanente
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El Museo Sacro de Teruel acoge desde este viernes la exposición de las piezas ganadoras y seleccionadas del I Premio Nacional de Arte Joven Contemporáneo Spiritu 2022, fallado hace poco más de un mes. El premio de esta convocatoria destinada a estudiantes de Bellas Artes y egresados de cuatro años de antiguedad máxima, dotado por Fundación Térvalis con 1.000 euros, fue para el zamorano Luis Salvador, con Fragmentos, una pieza instalativa construida pequeñas piezas que reflexiona sobre “el incomprensible enigma de la fe”, según su autor.

Junto a ella, ocupan un lugar de privilegio las dos piezas que obtuvieron accésit en el concurso: Lar de Espíritu, pieza escultórica en alabastro de Mateo Patón, y Aproximaciones a la Psyché, de Andrea Tolosa-Cotoré, una videoinstalación producto de una performance y una instalación creada por la zaragozana. Simultáneamente, los dos artistas formados en Bellas Artes en Teruel exponen también sendas instalaciones en el campus universitario, Casa Común y Ven a jugar conmigo, producto del accésit que obtuvieron en otra primera edición de un concurso de arte en la que también colabora Fundación Térvalis.

Además Luis Salvador, Mateo Patón y Andrea Tolosa-Cotoré, también exponen en la muestra que se prolongará hasta el 15 de enero los autores de otras once obras presentadas al Premio Nacional Spiritu, seleccionadas de un total de 30 recibidas a concurso. Se trata de Iván Chillarón Camacho, Patricia Collado, Jessica Duque, Trini Energici, Malena Goya, Elisabeth Grau, Salvador Jiménez-Donaire, José Ángel Nava Martínez, Yasmina Oliveros Ortín, Elena P. Cuesta y Laura Prados.

El conjunto de la obra expuesta reflexiona sobre conceptos relacionados con la fe y la espiritualidad, pero no necesariamente desde el punto de vista religioso, sino mucho más amplio, ahondando en asuntos como la trascendencia, la muerte, los sentimientos, el sentido de la existencia, las creencias religiosas, el valor de las relaciones humanas o la búsqueda de lo divino, entre otras.

Luis Salvador alude a lo que para él es “el incomprensible enigma de la fe” con una metáfora que construye con una serie de objetos y de fragmentos encontrados, de diversa procedencia, que en algunos casos ha rescatado del olvido y en otros le han sido cedidos a lo largo de tiempo por amigos o personas de tu entorno. Durante la inauguración Luis Salvador, que procede de Sanzoles del Vino, localidad de Zamora, explicó que como creyente considera importante mostrar esa parte de su naturaleza a través del arte, pese que “durante muchos años negaba esa espiritualidad y prefería sacarla de mi trabajo, aunque de alguna forma involuntaria casi siempre estaba presente”. “Pero llegó un momento en el que decidí aceptar esa realidad y no seguir escondiéndola. Por eso esta pieza es muy importante para mí, y estoy feliz de que pase a formar parte de los fondos del Museo de Arte Sacro de Teruel”.

Salvador reproduce la idea del misterio de la fe en primer lugar a través del origen dispar de cada uno de los pequeños objetos de cera, madera, acero, latón, papel o estaño, así como del hecho de que, estando fragmentados e incompletos en la mayor parte de ellos, nuestro cerebro los reconstituye de forma casi inconsciente al posar la mirada sobre ellos, de forma quizá similar a como rellena los huecos que la fe deja vacíos en la razón.

Por su parte el riojano Mateo Patón expone Lar del Espíritu, formada una pieza tallada en alabastro y por cuatro fotografías de una intervención en la naturaleza, en la que la pieza aparece semienterrada en la tierra como si fuera una semilla, o de pie sobre la hierba. Patón ha trabajado en numerosas ocasiones sobre el concepto de hogar o de casa, ya sea como una representación del espacio público seguro donde nos encontramos con los demás, del espacio privado donde nos encontramos con nosotros mismos, o del propio cuerpo entendido como un continente. En esta ocasión retoma ese tema del hogar, al que hace referencia el término lar.

La zaragozana Tolosa-Cotoré recoge en la videoinstalación Aproximaciones a la Psyche una performance sobre la angustia, que también se relaciona con el concepto del origen a través de una crisálida de mariposa. Relaciona este lepidóptero con la psicología, unos de los campos de reflexión del arte que más interesan a la artista, tomando el origen de la palabra griega  psiqué como sinónimo de mariposa, del que fue pasando a aliento, ánimo y alma.

En cuanto al resto de piezas, la selección brilla por la variedad de técnicas y disciplinas, además de su calidad, a juicio de lo que aseguró el comité seleccionador de la obra, formado por Soledad Córdoba, Silvia Hernández, Paco López y José Prieto, cuando hizo público su fallo.

Iván Chillarón presenta Encuentro, pieza gráfica abstracta con pigmento y aceite sobre papel; Patricia Collado recoge a través de la fotografía Casa de Espiritualidad María Reparadora. 02 de julio de 2019, un estudio documental sobre un convento en ruinas, en Getxo (Vizcaya); y Jessica Duque explora en Krystallos el papel de la luminosidad, la translucidez y la textura del vidrio en el papel que ha desempeñado como inspirador de la espiritualidad y el misticismo, en contraposición con el peso de lo terrenal.

María Trinidad Energici presenta VA_azul, una pieza a caballo entre la pintura y la escultura, creada con acrílico, polivinilo de acetato, poliuretano, pigmentos y cuarzo. Según la autora la pieza forma parte de una serie más amplia concebida durante la pandemia, que representa la melancolía que irrumpe en el pensamiento nublándolo, y que utilizaba diferentes materiales industriales como parte de la experimentación de la autora para incorporarlos a su discurso artístico.

Malena Goya presenta una interesante obra gráfica sobre tabla imprimada, titulada Pre-mortem, que a través del óleo rascado, con colores sangre y ocre y formas tétricas y desdibujadas, obsesivas , se pregunta por la cualidad de lo humano. La obra se completa con una pieza sonora que extiende la experiencia de sumergirse en el cuadro.


 
Malena Goya frente a su cuadro, ‘Pre mortem’



Elisabeth Grau alude en Sháar a los antiguos mitos religiosos y místicos. Esa palabra hebrea significa puerta no solo en el plano físico, sino también como medio de entrada a otro plano, a la espiritualidad, a la luz. La obra adquiere la forma de cinco imagenes de cianotipia, en las que progresivamente se va dando cuerpo a una estructura simbólica, rematada por una rama de olivo, y que contiene elementos simbólicos como la cruz o el círculo.

Salvador Jiménez-Donaire presenta Sin título, panel de madera pigmentada con lapislázuli, y José Ángel Nava Martínez expone un pastel sobre tabla figurativo titulado Entreme donde no supe, un retrato de San Juan de la Cruz acompañado por los versos del autor.

Por su parte Yasmina Oliveros Ortín expone Volver a ser, óleo y pan de oro sobre tabla. Se trata de una pintura figurativa sin un referente directo, y que según la propia autora explicó ayer, comenzó a pintar después de visitar el Museo de Arte Sacro, que confiesa que le impresionó.

Elena P. Cuesta Relicario popular, una pieza creada con telas, papel y materiales varios, que pone el acento entre el cristianismo, la religiosidad y el folclore. Por último Laura Prados Pérez presenta Kerigma, un lienzo material de técnica mixta, creado con materiales orgánicos (entre ellos un cráneo de zorro) y elementos naturales como piedras, arena, polvo o ramas. La pieza alude a la relación entre el cuerpo y su entorno, a la conexión terrenal de lo divino y al carácter cíclico del paso de la vida a la muerte, que define lo fundamental, según la autora, de la religiosidad y la fe.

Durante el acto de inauguración  en el Museo, se pudo disfrutar de Versos Encordados, una formación creada ad hoc de dos músicos, los estudiantes de Bellas Artes Iván Pérez Flores o Denis Sebastián Prundus, y del artista y poeta, ya egresado, Mateo Patón, autor de una de las obras premiadas. El trío ofreció una espléndida y breve actuación en la que Patón leyó dos poemas propios, y un tercero, Pueblo, de Pablowski. El de Petrer fue el ganador hace pocas semanas de la Final Nacional del Poetry Slam -duelos de declamación de poemas- que tuvo lugar en Santiago de Compostela, cita en la que Mateo Patón representó a Teruel como ganador del torneo en nuestra ciudad.

Innovador proyecto expositivo


Durante la inauguraciónr, en el Museo Sacro pudo contarse con la presencia de algunos de los artistas autores de la exposición, junto a la alcaldesa Emma Buj y Elena Utrilla, de la Fundación Térvalis, además de los coordinadores de la muestra, el director del Museo de Arte Sacro de Teruel,  Pedro Luis Hernando, y la conservadora de este centro Belén Díaz.

Buj y Utrilla manifestaron su intención de seguir apoyando desde sus respectivos ámbitos la creación artística y en concreto el proyecto expositivo del Museo de Arte Sacro de Teruel, que desde marzo organiza periódicamente exposiciones de arte
contemporáneo no necesariamente religioso, que durante las semanas que dura la muestra coexisten junto a las piezas de la exposición permanente, “enriqueciéndose las unas de las otras”, como recordó ayer Pedro Luis Hernando.

Dentro de ese novedoso e interesante proyecto, que significa entre otras cosas abrir este Museo al arte contemporáneo y la obra de los artistas jóvenes, ligados o no al arte religioso, y de sumar una nueva sala de exposiciones temporales a Teruel, el Museo de Arte Sacro ha dado un nuevo paso al instituir el I Premio de Arte Nacional Spiritu, dotado con 1.000 euros que patrocina Fundación Térvalis y abierto sin complejos a la creación desde cualquier credo o posicionamiento religioso. Hernando aseguró que esta primera edición del certamen ha superado todas las expectativas en cuanto a repercusión en los medios de comunicación, en participación -se presentaron 30 obras, de las que 24 entraron a concurso-, y en calidad de las propuestas, por lo que nada debería impedir que el año que viene tenga lugar el II Concurso Nacional Spiritu.

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