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Jorge Pérez ‘Kapi’, cantante y guitarrista de Azero: “Antes éramos más reivindicativos pero, como en cualquier grupo, no todos tenemos que pensar igual” Jorge Pérez ‘Kapi’, cantante y guitarrista de Azero: “Antes éramos más reivindicativos pero, como en cualquier grupo, no todos tenemos que pensar igual”
Jorge Pérez ‘Kapi’, en un concierto de Azero, con el batería Héctor Rodríguez a su espalda. Alternativa Management

Jorge Pérez ‘Kapi’, cantante y guitarrista de Azero: “Antes éramos más reivindicativos pero, como en cualquier grupo, no todos tenemos que pensar igual”

El músico de La Codoñera afirma que el último LP, ‘Tras la madrugada’, demuestra que con los años Azero se ha vuelto cada vez más exigente
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Jorge Kapi Pérez es frontman y miembro fundador de Azero, una banda nacida en 1996 en La Codoñera que acuñó el término Rock de Pueblo, título de una de sus canciones más icónicas. También de su primer disco, que se grabó como una maqueta en cassette en 1998 y después como CD en 2000, siendo una de las primeras grabaciones digitales que realizó Juanmi Sánchez en los estudios Central-Ingood de Zaragoza.

Casi tres décadas después Azero todavía no ha dicho su última palabra. Hace una semana Carcajada Records publicó su décimo disco: Tras la madrugada. Jorge Pérez, compositor principal de la banda, asegura que el proyecto sigue intacto, igual que las ganas de seguir creando canciones y de defenderlas sobre el escenario. Los años han aquilatado la música de Azero y quedan muchos rocks de pueblo por sonar.

-Hay dos tópicos en la música. Que el último disco siempre es el mejor, y que nada como en los viejos tiempos. ¿Con cuál nos quedamos en este caso?

-Yo suelo decir siempre lo primero, que la evolución mejora las canciones y los discos, y creo que en el caso de Tras la madrugada puede decirse con seguridad. Evidentemente estas cosas van a gustos, pero por lo que nos dice la gente está gustando bastante, nos cuenta que los temas son diferentes, evolucionados, y al mismo tiempo recuerdan a los comienzos. Yo sí que creo que este disco es nuestro mejor disco, pero otra cosa es que tenga éxito, porque lo del Rock de Pueblo fue algo inesperado.

-¿Te molesta que vuestra canción más conocida sea una que se compuso hace casi treinta años?

-A mí desde luego no. Es verdad que en un concierto puedes ofrecer un repertorio limitado, y si metes las canciones más conocidas por la gente a lo mejor no te caben otras que te gustaría enseñar. Pero hay que entender que si no tocas las que la gente quiere, al final del concierto les falta algo.

-Una de las ventajas de cumplir años es que uno se hace más exigente, ¿verdad?

-Sí, desde luego. Y no solo en la producción de la grabación, sino en la propia producción de las canciones, el tiempo que empleas en crearlas. En otros discos invertíamos menos tiempo quizá. Ya en La muerte está echada trabajamos más la preproducción, lo que es coger las canciones en los ensayos, grabarlas, escucharlas, volver a darles una vuelta, cambiar, quitar, añadir... Y en este caso también se ha notado que hemos grabado los temas en tres sesiones, la primera dos, luego cuatro y por último otras cuatro. Grabar diez o doce canciones del tirón significa meterte quince días en el estudio, acabar más cansado e ir con prisas. Si lo grabas en varias veces dedicas más tiempo a cada tema.

-¿Cómo se desarrolla ese trabajo de preproducción y composición en el seno de Azero? ¿Sois músicos viscerales o cerebrales?

-Es algo natural. Normalmente yo, en mi casa, compongo primero la melodía y después la letra. Llevo la canción al local y a partir de ahí el guitarrista aporta un solo, el baterista va dándole forma a la estructura... cada uno aporta lo que piensa que necesita la canción, y cuando está a punto la ensayamos y la grabamos en una versión para escucharla nosotros mismos. Y sobre esa versión proponemos cambios y le damos la forma definitiva.

-Por Azero han pasado varios músicos... ¿Es frecuente que haya conflictos en el ámbito creativo?

-En ocasiones tardamos más tiempo en decidir hacer algún cambio o no, pero no es que nos peleemos. Cuando hay que tomar una decisión que no está clara se vota y ya está. Tomar decisiones o incluso diseñar un set list para un concierto puede llevar tiempo, pero no supone ningún problema.

-En el rock’n’roll clásico las canciones solían pecar de ser muy banales y superficiales, y en la actualidad los compositores se pasan de la raya en muchas ocasiones, y quieren escribir epitafios demasiado sobrecomplicados y trascendentales para que sean divertidos... Creo que Tras la madrugada ha alcanzado un punto intermedio poco habitual que se agradece.

-Nosotros no queremos pasarnos innovando ni rizar ningún rizo. A nosotros nos gusta este tipo de música, aunque es cierto que en función de la música en concreto que estoy escuchando en un momento dado, las canciones pueden salirte más parecidas o más del rollo de un autor o de otro. Pero tratamos de ser fieles a nosotros y eso implica no complicarnos más de la cuenta. En este disco hay bastantes metáforas, eso es verdad, pero no son símbolos complejos de entender, no creo que sean canciones que la gente no tenga ni idea de lo que estamos hablando. Hay temas en los que se habla de algo tan general que cualquiera se lo puede llevar a su terreno, hacerla muy suya, y eso me gusta bastante. Y luego hay otras que son muy explícitas, como Genocidio.

 

‘Kapi’ y Alfonso Martín (de izda. a dcha.), con la fuerza habitual que destila la banda de La Codoñera. A. M. 


-No puede serlo más, lo mismo que el videoclip con el que salió como sencillo. Y no es la primera canción que sacáis sobre el tema...

-No, en 2005 publicamos Palestina, dentro del disco Granja Humana, en la que además colaboraron el Drogas y el Boni de Barricada. La grabamos en Zaragoza y ellos vinieron para ir a un programa de televisión. Entonces el manager que nos llevaba les pidió que si podían pasarse por el estudio un rato y ellos aceptaron. Fue uno de los mejores momentos en nuestras grabaciones, la verdad.

-El rock’n’roll lo mismo sirve para echarse unas risas que para decir cosas que se tienen que decir.

-Claro. Nosotros en nuestros primeros discos éramos mucho más reivindicativos, no tanto políticos pero sí en determinados aspectos de la sociedad. Me di cuenta de que igual nos estábamos encasillando demasiado. Y eso podía suponer un problema porque a fin de cuentas somos un grupo de rock, y como en todos los grupos, no todo el mundo tenemos que pensar igual. Así que a lo largo de los años hemos ido apartándonos de esa faceta sin abandonarla por completo. Con este tema de Genocidio estábamos terminando de grabarlo y pensamos que no podíamos sacar el disco sin hacer referencia a ello. Es como el asunto de la despoblación, que aunque no sea tan evidente como en Made in Teruel también tiene guiños, porque no podría ser de otra forma.

-Por cierto, tú mismo creaste ese videoclip de ‘Genocidio’ con imágenes generadas por Inteligencia Artificial. ¿Qué opinas de esta herramienta en el arte?

-Creo que es una herramienta lícita. Como cualquier herramienta, si la utiliza alguien con talento el resultado será algo con sentido artístico, con gusto... otra cosa es que la gran mayoría de las cosas que se ven por ahí sean horrendas. Yo no es que esté demasiado a favor del uso de la IA, pero tampoco lo estoy de los smartphones o de las redes sociales. Creo que en lugar de avanzar retrocedemos, y da miedo pensar hasta dónde nos puede llevar esto. Pero pienso que hay que adaptarse a los tiempos y tratar de sacarle partido a lo bueno que tienen. También es verdad que las herramientas de IA se nutren de obras de artistas con copyright y ahí puede existir un problema ético y de derechos de autor. Pero es tan inmensa la cantidad de obras y datos que analizan estas herramientas que es muy difícil calibrar qué porcentaje de cada obra están usando. Ahí yo ya no tengo tan claro cómo posicionarme, sinceramente.

-¿En qué han cambiado más las cosas para vosotros en estas casi tres décadas que lleváis en la brecha?

-En los directos no hemos cambiado tanto como quizá lo hayamos hecho en los discos. Solemos tocar muchas canciones antiguas, especialmente en esta última gira en la que hemos celebrado el 25 aniversario de Rock de Pueblo. Y es verdad que terminas más cansado que antes, pero tampoco tanto porque no puedes tomarte los conciertos como cuando éramos unos chavales. Antes tenías concierto y era como irte de fiesta con los amigos, te lo pasabas en grande y lo de menos casi era el concierto. Ahora es diferente, subes al escenario y lo que quieres es tocar, sacar el mejor sonido y que todo salga lo mejor posible. Es cierto que en cuanto subes y todo comienza ya no piensas en otra cosa que no sea darlo todo, en eso no sabemos ahorrar, pero no te lo tomas como antes.

-¿Y a la hora de componer? ¿Cómo transforma eso el ir cumpliendo años?

-Pues seguramente ahora tratas de buscar más la metáfora, que las frases sean algo menos directas pero más trabajadas. Creo que intentamos buscar una vertiente más artística de las cosas, que no sea un “venga, lo soltamos así y ya está”.

-La banda que va a defender las presentaciones de ‘Tras la madrugada’ en directo no es la misma que ha grabado los temas. ¿A qué responden estos cambios que han tenido lugar en los últimos tiempos?

-Estamos haciendo cambios en la banda porque ya tuvimos problemas con Manolo (Ferrer), que tuvo una lesión y tuvimos que buscar un sustituto, que fue Yaguer (Miguel Ángel Ríos). Yaguer en realidad entró tocando el bajo para sustituir a Alfonso (Martín), por otra lesión que tuvo también, y ahora se ha quedado como guitarrista al regresar Alfonso. Y lo último ha sido Juan (Juan José Sancho), que ha decidido apartarse. Quería parar y tuvimos que respetarlo, así que ha entrado Marcos (Repullés) a tocar la otra guitarra. Marcos es de La Puebla de Híjar, y ha tocado en otras bandas del terreno como Ixuquera o Cuatro Gramos. Así que Miguel Ángel Ríos Yaguer (guitarra), Marcos Repullés (guitarra), Alfonso Martín (bajo), Héctor Rodríguez (batería) y yo (guitarra y voz) somos la formación definitiva para la gira de presentación. Al menos definitiva hasta que vuelva a surgir algún problema.

-En más de 25 años es imposible evitar que la gente vaya entrando y saliendo del grupo. ¿Cómo lleváis eso? ¿Habéis tenido experiencias traumáticas en ese sentido?

-Eso es lo más difícil de tener una banda y nunca se lleva bien. Convives mucho con la gente y creas unos vínculos muy importantes, no tan sólidos como con tu pareja, pero casi. Así que cuando llega una separación siempre es traumático. Y también se hace difícil el continuar, porque cada cambio te obliga a volver a empezar un poco, y a veces eso te cansa. Pero hemos decidido seguir porque nos encanta tocar, y desde luego a mí me daría muchísima pena dejar de hacer canciones y de tocarlas. Con cambios y todo hemos ido capeando el temporal y al final, con Azero, nos ha salido un proyecto por el que va pasando gente y que consigue aguantar.

-¿Qué os depara el futuro a medio plazo además de una gira con bastantes conciertos ya cerrados? ¿Os vais a centrar en los directos, o ya le estáis dando vueltas a nuevos proyectos creativos?

-En realidad ya estamos componiendo canciones nuevas. Me gusta y no puedo parar, si tuviera tiempo sacaría un disco cada año. Pero voy teniendo ideas y las voy escribiendo, y seguramente vamos a hacer lo que hicimos con Tras la madrugada: en lugar de esperar a tener una docena de canciones para grabar un disco del tirón, iremos grabándolas, trabajándolas, y dándoles vueltas en los ensayos junto a las canciones que hagamos en los conciertos, para ir teniendo cosas nuevas. Pero ahora la prioridad si que es centrarnos sobre todo en los directos de presentación del disco.

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