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La cinta ‘El páramo’, rodada en Blancas, se estrenará en el Festival de Sitges La cinta ‘El páramo’, rodada en Blancas, se estrenará en el Festival de Sitges
Los operarios de rodaje, trabajando durante la grabación, que se prolongó durante la primera quincena del mes de febrero en el Jiloca

La cinta ‘El páramo’, rodada en Blancas, se estrenará en el Festival de Sitges

Lonely Lands, en la zona del Jiloca y Campo de Daroca, ha atraído varias grabaciones este año
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Cruz Aguilar

La película El páramo, rodada en Blancas y las lagunas de Gallocanta, en Bello, y el Cañizar, en Villarquemado, se estrenará a nivel mundial y competirá en el 54 Festival de Sitges, que se celebrará entre el 7 y el 17 de octubre. Un estreno por todo lo alto para la ópera prima del director catalán David Casademunt y también para las Lonely Lands del Jiloca y Gallocanta como escenario de rodaje de largometrajes.

La película, protagonizada por Inma Cuesta, Roberto Álamo y Asier Flores, narra la tranquila vida de una familia que vive aislada de la sociedad en una casa de campo que se ubica en lo que es realmente una paridera del páramo de Blancas. La vida de la familia se ve perturbada por una criatura terrorífica que pondrá a prueba los lazos que los unen.

Se trata de una producción de Rodar y Rodar para Netflix, cuyo guion es obra del propio David Casademunt, Fran Menchón y Martí Lucas. El páramo será una de las pocas producciones españolas que formarán parte de la selección oficial a competición del Festival Internacional de Cine de Terror de Sitges. La fecha prevista para el estreno en Netflix es el último trimestre de 2021.
 

Inma Cuesta y Asier Flores, en un fotograma de la película, rodada en Blancas y en las lagunas de Cañizar y Gallocanta

La película se rodó durante los primeros quince días del mes de febrero y supuso dinamizar la zona del Jiloca, que precisamente en ese momento estaba muy paralizada a consecuencia de la pandemia sanitaria. En total se desplazaron hasta allí un centenar de personas que se alojaron en establecimientos de la zona.

Según los jóvenes coguionistas Fran Menchón y Martí Lucas, que han escrito este guión junto al director David Casademunt, se trata de una historia de supervivencia en una tierra dura y con mucha personalidad, siendo el paisaje un personaje protagonista. Precisamente Casademunt mostró su alegría tras enterarse del cambio de nombre –en un principio se llamaba La bestia– porque los exteriores elegidos para el rodaje resultaban espectaculares, según explicó Estíbaliz Centeno, coordinadora de la oficina de rodajes Lonely Lands.

Se trata de una cinta de terror con alma de western de época y ambientado en el siglo XVIII. El cortometraje de Casademunt que inspiró la película, que se titulaba La bestia, recibió el Premio al Corto más aterrador por Sociograph en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Castilla y León en el año 2018.

Centeno reconoció que intuían que El páramo podía ser candidata en Sitges porque “es un género muy del festival”, aunque admitió que han recibido la noticia con gran alegría porque supone pisar la alfombra roja del sector audiovisual.

Estíbaliz Centeno explicó que la localización de los exteriores comenzó en el mes de octubre y que las parameras de Blancas, que finalmente fueron las elegidas, compitieron con otras zonas con un aspecto bastante similar de Soria y Zamora. “Buscaban la estética de Bailando con lobos, la textura de los páramos turgentes, cielos azules y esa luz que caracteriza a la zona de la laguna de Gallocanta”, especificó. Y el resultado gustó a los productores, Joaquín Padró, Mar Targarona y Marina Padró, quienes aseguraron que “la localización es un elemento fundamental para adentrarse en la historia”.
 

Inma Cuesta y Roberto Álamo, junto al niño Asier Flores, en el rodaje en Blancas

La casa en la que viven los protagonistas es realmente una antigua paridera de Blancas que llevaba abandonada 70 años y que ha sido modificada por albañiles locales a partir de los planos facilitados por la Dirección de Arte de la película. El decorado se puede actualmente visitar y es el primero que hay completo en la provincia, lo que puede resultar un atractivo para los aficionados al séptimo arte.

La responsable de Lonely Lands indicó que buena parte de los servicios necesarios para realizar el rodaje se contrataron con empresas locales, entre las que citó a los restaurantes que servían la comida y a la empresa que instaló las casetas de obra donde se ubicó el campamento de producción, en plena paramera de blancas.

Las instituciones del territorio jugaron un papel fundamental para el desarrollo efectivo del largometraje, según indicaron desde Lonely Lands. Así, agradecieron el papel de las comarcas del Jiloca y Campo de Daroca así como de la Diputación de Teruel y los ayuntamientos de Blancas, Villarquemado, Calamocha, Bello, Monreal del Campo o Tornos en la obtención de los permisos y puesta a disposición de los diferentes servicios e infraestructuras públicas. “Otras entidades como el Servicio Provincial de Medioambiente o la gerencia de la reserva dirigida de la Laguna de Gallocanta han hecho que sea posible el rodaje en las localizaciones de su competencia”, incidieron desde la oficina para el impulso de rodajes la zona.

 

300.000 euros en un año

Las Lonely Lands se están convirtiendo poco a poco en un referente para el sector audiovisual y, según especifican sus responsables, en su primer año de trabajo ya han atendido una treintena de solicitudes que han supuesto un impacto económico directo en el territorio de las dos comarcas de más de 300.000 euros. Además de El páramo, han acogido el rodaje de Centauro, de Daniel Calparsoro en la autovía A-23 y un capítulo de la serie Gamers Sapiens de History Channel rodado en localizaciones de Daroca y Peracense.

Estíbaliz Centeno indicó que todo Teruel se está posicionando en el sector y adelantó que en la actualidad se está grabando una pieza para un programa de Antena 3 en la antigua central térmica de Aliaga y la zona de Utrillas: “Han elegido toda esa zona industrial minera para hacer una pieza apocalíptica”, dijo. En el mes de septiembre Teruel Film Commission viajará a varias ferias internacionales para promocionar localizaciones.

 

Un momento del rodaje, con el huerto plantado por la Floristería Idea’s, de Calamocha, al fondo

Una floristería de Calamocha plantó un huerto en febrero

El páramo se grabó en el Jiloca en pleno mes de febrero de 2021, justo un mes después de que la borrasca Filomena dejara en la zona temperaturas por debajo de 25 bajo cero. El invierno es época de pocas hortalizas en Teruel, y menos aún el pasado, pero en la película aparece un huerto y, por exigencias del guion, había que montarlo junto a la vieja paridera de Blancas donde se desarrolla gran parte de la acción. La floristería Idea’s, de Calamocha, recibió el encargo y su propietario, Tomás Polo, pensó en un primer momento en traer hortalizas de lugares más cálidos, como Barcelona. Finalmente, tras reunirse con el director de arte, que le comunicó que la parcela de cultivo debía estar en decadencia, tiró del huerto de su amigo Ángel Roza para recuperar algunas de las tomateras que tenía secas, que volvieron a colocar con cañas en la paramera de Blancas. También se llevó varias plantas de maíz y verduras de invierno como coles y cardos, que sí había en el Jiloca-.

Los arrancaron con tierra y raíces y, para plantarlos junto a la vieja paridera que luego se convirtió en el hogar de la familia protagonista de la película, hizo falta trasladar hasta allí 14 metros cúbicos de tierra vegetal, porque el terreno era pedregoso y además no podía modificarse. “Lo llevamos en carretillas ya que la película está ambientada en el siglo XVIII y se tenían que evitar las huellas de ruedas”, explica Tomás Polo.

Tardaron una semana en montar el huerto, que hubo que reconstruir tras el paso de un vendaval. “Y luego en el rodaje solo duró un día, porque en el guion había una tormenta que lo arrasaba”, explicó.

El encargo fue especial y además no pudo hablar de él porque había firmado un acuerdo de confidencialidad. Tampoco podía llevar hasta el lugar a nadie que no fuera a colaborar en el montaje.

Tomás Polo tiene muchas ganas de ver la película tanto para ver cómo queda su huerto en cámara como para comprobar que su empresa aparece en los créditos, como le indicaron desde la productora.

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