Rosa Montero, escritora: “La IA escribirá como Shakespeare en el futuro, pero eso no es lo peor que nos puede ocurrir”
La madrileña, que está escribiendo dos novelas en la actualidad, se siente en un momento “de plenitud”Periodista y novelista imprescindible de la literatura española contemporánea, la obra de Rosa Montero (Madrid, 1951) transita entre la realidad y la ciencia ficción con una voz reconocible por su inteligencia emocional, su mirada crítica y su vitalismo. Autora de títulos como La loca de la casa, La ridícula idea de no volver a verte o la saga de la replicante Bruna Husky, Montero lleva décadas explorando los límites de la identidad, la memoria y la escritura misma, con una honestidad y una verdad características. Rosa Montero -Premio Nacional de Periodismo 1981, Premio Nacional de las Letras Españolas 2017 y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2022- protagoniza el especial monográfico publicado por el último número de la revista cultural turolense Turia. Con motivo de ello, Montero estuvo en Teruel el pasado miércoles presentado dicho número.
-¿Qué debería poner en el encabezamiento de esta entrevista? ¿Rosa Montero, escritora y periodista, o Rosa Montero, periodista y escritora?
-Con escritora es suficiente, porque el periodismo escrito, el que yo hago, es un género literario como cualquier otro. Ser directora de un periódico no, y trabajar en radio o televisión tampoco, pero ser plumilla sí. A sangre fría de Truman Capote es un reportaje y al mismo tiempo una obra literaria tremenda. Al final hay pocos escritores que cultiven un solo género, y yo cultivo la ficción, el ensayo y el periodismo.
-¿El periodismo ayuda a escribir mejores novelas, o es la vocación de novelista la que permite destacar como periodista?
-Más bien lo segundo. Como la mayoría de los novelistas empecé a escribir de niña, como un juego. Mi primer cuento, sobre ratitas que hablaban, lo escribí con cinco o seis años. Así que desde que me recuerdo como persona, me recuerdo escribiendo ficción. Cuando pensé en dedicarme a algo para vivir tenía claro que no se podía vivir de la novela, porque estábamos en el franquismo, era mujer y de familia pobre. Y por otro lado menos mal, porque he aprendido que no se debe vivir de la novela, que tienes que ganarte la vida de otra manera. Pero como lo que me gustaba era escribir pensé en dedicarme al periodismo escrito. Siempre escrito: me han ofrecido cosas en radio y televisión y nunca he aceptado.
-¿Se parece más el periodismo escrito a la ficción que el periodismo escrito a otros periodismos?
-Sí, sí... insisto en que el periodismo es un género literario al cien por cien. Se parece mucho más que el periodismo ejecutivo y muchísimo más que el de radio o televisión. He sido periodista cincuenta y tantos años, empecé a trabajar con diecinueve, pero me siento poco periodista en el sentido tradicional, ese periodista de raza que se levanta a las ocho de la mañana y ya está escuchando las noticias. A mí me importa un carajo saber la última noticia. El que a mí me gusta es otro tipo de periodismo, más literario, que intenta ir a la raíz de las cosas, no a su inmediatez.
-¿Le preocupa que sus dos voces, la que tiene como periodista y como novelista, puedan disonar entre sí?
-Son dos géneros muy distintos y tienes que saber muy bien cuáles son las normas de cada uno, aunque sea para transgredirlas. El periodismo y la ficción son antitéticos completamente. En periodismo la claridad es un valor: cuanto más clara y menos equívoca sea la pieza, mejor. En narrativa la ambigüedad es un valor: cuantas más interpretaciones tenga una novela, incluso si son contradictorias, mejor. En periodismo hablas de lo que sabes: informes, documentos, entrevistas... reúnes un conocimiento inmenso, lo digieres e intentas divulgarlo. Sin embargo en novela hablas de lo que no sabes. La novela nace del inconsciente, del mismo lugar de donde nacen los sueños. Se escribe en la oscuridad: ni sabes de lo que estás hablando, ni escoges las historias, sino que ellas te escogen. Hablas de lo que no sabías que sabes. En periodismo eres un árbol hablando de los árboles que tienes alrededor. En novela intentas ser un águila y hablar del bosque que tienes a tus pies, un bosque en el que te ves a ti mismo como árbol. Si conoces bien las reglas y no mezclas los géneros las voces serán siempre coherentes, es como hablar dos idiomas. No nos sorprende que Octavio Paz sea ensayista y poeta, que son dos voces totalmente distintas, pero si haces periodismo y ficción, te lo pregunta todo el mundo.
-En el ámbito periodístico suele destacarse su labor como entrevistadora. ¿Está más orgullosa de alguna otra cosa?
-De lo que estoy más orgullosa es de mis reportajes y crónicas. Publiqué un libro titulado Cuentos verdaderos que recopilaba una serie de crónicas y reportajes que salieron en El País de 1978 a 1988. Cuando las he releído me he quedado patidifusa. Primero, porque se nos había olvidado la España que era. Y después porque están muy bien narradas, a pesar de que han pasado 40 años no me siento para nada enajenada de ellas, no me chirrían nada, estoy orgullosa. Creo que lo mejor que he hecho han sido crónicas y reportajes.
-Y eso que cuando uno relee artículos de los años 80 o 90, a veces percibe un cambio drástico en la forma de escribir. Algunos han envejecido muy mal.
-Yo creo que en mi caso se debe a que miraba el mundo desde el mismo lugar que hoy. En otras cosas no. Llevo 45 años escribiendo artículos de opinión y he cambiado de puntos de vista, como es normal. La gente que dice orgullosamente que nunca ha cambiado de opinión demuestra que la vida no le ha servido de nada, que no ha aprendido. Yo tuve una época en la que sostenía al castrismo, y hoy me parece aberrante. Tengo artículos de opinión en los que hoy mantengo una distancia ideológica, pero en esos reportajes que intentaban hacer un viaje al otro, entender su realidad y describirla, sigo teniendo la misma relación con el mundo.
-Ha entrevistado a mucha gente...
-A unas dos mil personas, he calculado. Afortunadamente se te van olvidando porque esas entrevistas de personalidad eran como tesis. Tenías que estudiártelo todo y aprendértelo de memoria, porque no puedes tener 27 páginas de notas. Y cuando el entrevistado te dice: “yo nunca he militado en ningún partido”, tienes que tener el conocimiento y los reflejos para decirle “no, en 1967 usted sí que estuvo en tal o cual partido”. Y para eso te lo tienes que aprender, no basta con buscar la documentación. Así que cada vez que terminabas una entrevista tenías que borrarla de tu cabeza, porque es imposible que te cupieran todas. Así que he entrevistado a gente de la que ni me acuerdo. Hace poco me enteré de que entrevisté a Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei, y en absoluto lo recordaba. Imagina la impresión que me provocaría.
-¿Y de quién o de quiénes es imposible olvidarte precisamente por lo que te impresionó?
-Cuando me preguntan siempre digo Muhammad Yunus, el banquero que inventó el microcrédito. Le dieron el Premio Nobel de la Paz, la cual fue una gilipollez porque tenían que haberle dado el de Economía. En cualquier caso es un tipo extraordinario, tuve la sensación de estar con uno de esos grandes benefactores de la sociedad y del mundo, muy humilde pero inteligentísimo, luminoso... una persona absolutamente genial.
Y también me encantó entrevista a Paul McCartney, porque con 12 años estuve enamorada de él, y cuando él ya tenía 50 estuve en su granja, viendo como grababa...
-¿Y no se le cayó el mito?
-En absoluto. Y eso que no es que Paul hubiera envejecido, sino que se le había derretido la cara, al pobre. Pero por dentro seguía estando tan vivo y tan maravilloso como siempre, más incluso. Era humano y divino al mismo tiempo.
-¿Cómo reacciona cuando advierte que alguien le está mintiendo en su cara?
-Intento repreguntar, y le dices que no está contestando a lo que preguntas. Esto pasaba mucho con Felipe González. Él siempre ha sido un águila, y cuando no existía Google siempre te decía “hay un experimento en un país nórdico” y se inventaba una cosa. Y aunque no te lo creyeras, no había forma de discutírselo, al menos en ese instante. Pero cuando sí tienes datos para rebatir lo que te dicen, puedes optar por la vía de la confrontación, que he tenido que usar algunas veces porque no había más remedio, o mi favorita, que es la de la intimidad, la de la empatía. Y en medio de las dos existen varias posiciones.
-¿Qué consejo sirve para hacer una buena entrevista?
-El más importante es tener verdadera curiosidad. No sabes cuánta gente pregunta cosas sin tener ni la más remota curiosidad por ver qué le contestan.
-Pero a usted le habrá tocado alguna vez entrevistar a alguien por quien siente cero curiosidad, ¿no?
-Me encanta la gente y tengo una curiosidad universal. Cuando entrevisto a alguien siempre siento curiosidad por saber cómo ve el mundo esa persona. Incluso si es verdaderamente malo y falso, hasta como prototipo me va a causar curiosidad.
-Ahora deme un consejo para hacer una mala entrevista.
-Algo que no soporto es la manipulación, la sinvergonzalería, la falta de honestidad y el abuso de poder. El periodista siempre puede dejar mal al entrevistado, porque tiene la última palabra y si quiere siempre puede mentir, falsear y manipular. Hay que ser exquisito respetando lo que realmente ha dicho el entrevistado
-Marta Pérez-Carbonell...
-Es un amor. Léete su novela, Nada más ilusorio, porque es buenísima. Y pronto publicará la siguiente...
-Ajá... Ella ha coordinado el monográfico que le ha dedicado la revista Turia. Y en él escribió que usted es de las pocas personas que ha conseguido vender muchos libros y al mismo tiempo hacer buenos libros. ¿Acaso son cosas contradictorias?
-Son dos cosas diferentes, que ha dado lugar a grandes estupideces. En los últimos años del franquismo nadie leía nada en España, no se leían autores españoles. Mi generación creció con el boom latinoamericano. En España estaba Benet en su capilla con sus seguidores, y Goytisolo en la suya con los suyos, que entre ellos no se soportaban. Y nadie vendía un pirulo, porque en aquella época vender era sospechoso. Si un autor vendía muchos libros es porque era malo. Daba igual quién fuera, para ser bueno no tenías que vender nada, lo cual es una imbecilidad. Pero es que ahora hemos pasado a todo lo contrario: cualquiera que venda mucho se considera un gran escritor, y si no vendes es porque eres muy malo. Y también es un horror. La calidad y el nivel de ventas son cosas independientes.
-Yo pensaba que seguía vivo ese tópico de que para gustar a la crítica tienes que aburrir al público...
-Qué va. La crítica está vendida y doblando la cerviz ante la gente que vende mucho.
-En otros ámbitos de la cultura, como el cine, la crítica acostumbra a ser muy despiadada, algo que con la novela apenas ocurre...
-Ha habido muchísima crítica despiadada. Ha habido críticos terribles que han labrado su fama precisamente siendo despiadados, como Echevarría. Lo que pasa es que ahora la crítica de libros no vende nada, no importa nada y nadie la lee. Mientras que la de cine se sigue leyendo, la de libros se ha ido a la mierda. Hace 40 años, una crítica buena o mala en El País suponía vender o no vender un libro. Ahora no importa a nadie.
-Eso deja en mal lugar a la revista Turia...
-No, porque Turia es otra cosa. Es una revista de pensamiento cultural, de fondo cultural, no se dedica a la crítica literaria sobre las novedades que se publican.
-¿Piensa honestamente que la mejor novela de Rosa Montero está por publicarse?
-Probablemente no, porque ya soy muy mayor.
-Pero en la literatura la edad es un grado, ¿no cree?
-Es verdad que los mejores libros de mis autores preferidos los han escrito todos en la madurez. Sacar una buena novela joven es muy raro, son excepciones. Y también es verdad que me siento en un periodo de absoluta plenitud desde hace diez años. Pero con la edad también pierdes energía y capacidad, y yo no sé si conservo la suficiente para hacer algo mejor. Espero por lo menos consiga mantenerme en esta meseta.
-He oído que a lo largo del próximo año tendremos nueva novela suya...
-No creo que la termine para que salga el próximo año, pero sí, estoy con proyectos nuevos. Dos los estoy escribiendo, y otros dos pensándolos... seguramente son demasiados.
-Quiero preguntarle sobre el Tema. El Gran Tema. La Inteligencia Artificial va a hacer más daño al periodismo o a la novela? ¿O no es para tanto y estamos llorando demasiado?
-No, no... De hecho estamos llorando muy poco. La ciencia y la tecnología me interesan mucho, es uno de mis grandes temas. Mi última novela trabaja la IA y lo que va a provocar, lo que ya está provocando, que no es otra cosa que destruir. La IA es la tecnología más poderosa que ha creado el ser humano, no admite comparación. Su revolución es radical, trascendental. Es como magia y nos facilita tanto la vida que nos estamos entregando sin darnos cuenta a algo sumamente peligroso. Y el problema no es que haga daño al periodismo o a la literatura de ficción, el primer problema es la manipulación. Los grandes dirigentes de la industria de la IA tienen la posibilidad, y ya han empezado a utilizarla, de manipular a todos los humanos del planeta para que pensemos, creamos, compremos, y votemos lo que les dé la gana. Y no hay que olvidar que son fascistas, que son personas que ha dicho que hay que acabar con el sistema democrático. Estamos en manos de esos fascistas que nos están manipulando. Cada vez que aceptamos las cookies vendemos el alma al diablo. Los neurocientíficos más importantes llevan años pidiendo que se incluyan en la Carta de Derechos Humanos los neuroderechos, que son tan elementales como el derecho a que no se metan en tu cabeza sin saberlo o el derecho a que no te manipulen con un sesgo ideológico. Y no se está haciendo nada al respecto, no se está legislando en ningún sentido.
Hay una especialista italiana en IA que se llama Francesca Bria, que habla de un golpe de Estado silencioso porque estas grandes tecnológicas, gobernadas, insisto, por fascistas, se están haciendo con todos los sectores estratégicos de los países de América y Europa: defensa, transportes, sanidad, educación... Los Estados están dejando en manos de esta gente todo eso para que lo gestionen. Y es eso lo que me da miedo. La IA terminará escribiendo como Shakespeare, eso te lo aseguro, pero eso no es lo peor que nos puede ocurrir.
-
Cultura lunes, 20 de marzo de 2023Rosa Montero presenta el nuevo número de la revista Turia este miércoles 22 de marzo en el Museo de Teruel
-
Cultura jueves, 23 de marzo de 2023Rosa Montero amadrina el primer acto por el 40 cumpleaños de la revista cultural Turia
-
Cultura jueves, 20 de noviembre de 2025La revista Turia rinde un homenaje internacional a Rosa Montero
-
Cultura jueves, 11 de diciembre de 2025Turia rinde este jueves un homenaje internacional a Rosa Montero en el Instituto Cervantes
