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‘Tráeme una palabra’, el documental que quiere dar voz a la cultura desde los pueblos más pequeños ‘Tráeme una palabra’, el documental que quiere dar voz a la cultura desde los pueblos más pequeños
El realizador Patxi Uriz mira por una ventana en Lechago, durante el rodaje del documental. Ultreia Films

‘Tráeme una palabra’, el documental que quiere dar voz a la cultura desde los pueblos más pequeños

Patxi Uriz busca financiación para concluir el filme sobre Mi Pueblo Lee rodado en siete localidades turolenses
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Entre septiembre y octubre de 2021 el ciclo Siete Grandes para Siete Pequeños llevo a siete escritores de renombre a otras tantas localidades turolenses en una iniciativa organizada por Mi Pueblo Lee lee junto a las asociaciones culturales de cada municipio. Cristina Fallarás, Victor del Árbol, Javier Sierra, Espido Freire, Lorenzo Silva, Marta Robles y Alejandro Palomas hablaron de literatura y de otras muchas cosas con los vecinos de Oliete, Huesa del Común, Libros, Lechago, San Agustín, Guadalaviar y El Castellar.

El documentalista navarro Patxi Uriz, ganador de un Goya en 2016, registró toda esa actividad con su cámara y ha creado el largometraje Tráeme una palabra, con un guion coescrito con Maribel Medina, que espera a encontrar la financiación necesaria para iniciar la fase de montaje. Si los plazos se cumplen, el objetivo de Ultreia Films es que esté listo este verano.

Uriz rodó las experiencias de los escritores en cada pueblo, donde convivieron con sus vecinos y participaron en varias actividades durante todo el fin de semana, y completó el rodaje regresando a cada localización en invierno, cuando los focos ya se habían apagado. Además incorporó la visita de Rosa Montero a Libros, en otra visita que realizó la escritora fuera del ciclo, con lo que son ocho escritores los que protagonizan el documental.

El novelista Carlos Aurensanz lee en el río Martín, a su paso por Oliete. UF

“El objetivo del filme es poner de relieve la importancia de poner en marcha políticas culturales en los pequeños pueblos españoles”, explica Uriz, “en base al enorme éxito de participación que tuvo esa experiencia en Teruel”. Maribel Medina dirige desde hace años Mi Pueblo Lee, una red de festivales literarios que persigue fomentar la lectura por toda España y vincular a los escritores más prestigiosos con pequeñas poblaciones, que habitualmente no tienen capacidad para organizar firmas de libros y encuentros con los autores por sus medios.

Uriz, cuya carrera como documentalista está muy ligada a reivindicar los valores de la España interior y proteger el patrimonio que hay detrás de ellos, vio muy claro a través de Siete Grandes para Siete Pequeños la “importancia de incluir al mundo rural en los circuitos y programaciones culturales. Primero porque tienen derecho a no ser excluidos, y segundo porque la cultura es una activo imprescindible para frenar ese exterminio silencioso llamado despoblación”.

El discurso de Tráeme una palabra pretende desmontar algunos de los tópicos falsos que rodean a la España rural. El primero de ellos es que no son reactivos a las programaciones culturales, lo cual queda demostrado por el hecho de que todas las presentaciones fueron un éxito de público, reuniendo en muchos casos más vecinos de los que figuran en el censo, teniendo en cuenta además que tuvieron lugar después del verano.

Manolo El Foli, pastor y poeta de Guadalaviar, también aparece en el documental ‘Tráeme una palabra’. UF

El segundo tópico es el que dice que los habitantes del medio rural son menos sensibles a la actualidad cultural. “La gente de los pueblos es tremendamente culta”, asegura Patxi Uriz. “Cuando Víctor del Árbol llegó a Huesa del Común, un pueblo de 150 habitantes, nos encontramos con que todo el mundo lo conocía perfectamente, a él y a su obra. En Libros hay un montón de actividad cultural, y lo de la Biblioteca Sumergida de Lechago -que se inauguró en agosto de 2021 en homenaje a Félix Romeo- es precioso. Por los pueblos de Teruel me he encontrado mucha gente muy enraizada con la cultura, algo que sorprendería a la gente que no los conoce. La cultura los hace vivos”.

Estructura del documental

El cineasta asegura que el material que tiene daría para una miniserie con un capítulo por pueblo, aunque el guión que han escritor entre Medina y él se estructura en un largometraje con unos diez minutos dedicados a cada localidad.

Una vez que esté montado el largometraje será como un libro animado, que abre sus páginas y dedica cada capítulo a un pueblo y su experiencia. Cada localidad comienza con una secuencia creada con animación, y una persona representativa del pueblo que abre una ventana, “una metáfora de cómo los pueblos se abren de par en par a las iniciativas y las gentes que venimos de fuera”.

Cada uno de los capítulos es “una amalgama de lo que se vivió en cada uno”, explica Uriz. “Con la presentación del libro, las preguntas que hacía la gente, la comida popular, las actividades que se organizaron... En Huesa hubo una ronda literaria nocturna y a Víctor se le despertó con música, o en Lechago grabamos a Luis Alegre y Agustín Martín en la Biblioteca Sumergida, pescando en el pantano el libro de 20.000 leguas de viaje submarino... en cada lugar se hizo algo especial”.

Espido Freire firma libros durante el festival Mi Pueblo Lee. UF

Además en cada uno de los pueblos varias personas aportan palabras autóctonas y, en muchos casos, casi en desuso, algo que da título, Tráeme una palabra, al proyecto. “Se me ocurrió incidir en esa parte del patrimonio cultural de los pueblos, el de las palabras propias, que está en peligro de perderse”. El director explica que la idea se la dio “Manolo el Foli, un pastor de Guadalaviar que además es poeta, que durante 30 años ha estado dando el pregón de las fiestas de memoria”.

Trápalas, zarrio, pipirigallo, espórculo, rosigón, esvalijao, chandrío, gobanilla, apatusco, encontornar, esgarufallar, esfardacho y muchas otras palabras, vinculadas en muchos casos con la tradición oral, salen en boca de los niños, adultos y mayores que las utilizan día a día. Un tesoro en manos de Patxi Uriz, cuya filmografía atestigua que es un apasionado de las formas culturales, sociales o agrarias heredadas de nuestros predecesores. No es en modo alguno contrario a la evolución, sino favorable a la conservación y la memoria. “Estas palabras suponen una riqueza cultural enorme, porque enriquecen la lengua y caracterizan a cada lugar. Yo creo que es un patrimonio de primer orden que tenemos la obligación de proteger , y del que deberían sentirse muy orgullosos quienes lo usan”.

Javier Sierra en la cita que mantuvo con los vecinos de Libros. UF

Entre los escritores que participaron en Mi Pueblo Lee y ahora en Tráeme una palabra el entusiasmo es unánime. “La experiencia en El Castellar fue magnífica no solo por la respuesta unánime de la comunidad, sino porque allí entendí lo necesarias que son propuestas como esta”, dice Alejandro Palomas, o Javier Sierra: “Patxi Uriz tenía los ojos abiertos como dos lunas, sin poder creerse que el amor por la literatura hubiera multiplicado por diez la población del pueblo (Libros), casi como si fueran sus fiestas de agosto”. O Rosa Montero, que asegura en la memoria del documental que “los festivales y el filme son vida pura, verdadera cultura, un trabajo tan importante como el oxígeno que respiramos, porque construyen sociedad y futuro”.

En busca de financiación

El documental está ahora a la espera de conseguir la financiación pública y privada necesaria para comenzar la fase de montaje. El largometraje no solo tiene interés cultural, etnológico y promocional en el ámbito provincial y autonómico, sino también a nivel nacional en el contexto de la España interior, y de cómo se reivindica su derecho a la visibilización, y se transforma el mensaje, habitualmente oscuro, gris y pesimista, por otro “alegre, activo, que ojalá sirva como correa de transmisión para que este tipo de iniciativas se multipliquen por todo el país. Mi Pueblo Lee en la provincia de Teruel fue un bellísimo espejo en el que puede mirarse en resto de la España Vaciada”.

Una niña propone una de las palabras que rescata el documental de Patxi Uriz. UF

El presupuesto que necesita el proyecto Tráeme una palabra para terminar de ver la luz es de 93.000 euros, una cantidad bastante ajustada, en opinión de Uriz, “teniendo en cuenta, por ejemplo, que el Ministerio de Cultura concede ayudas a documentales solo que están por encima de los 80.000 euros, porque se entiende que por debajo no puede hacerse un trabajo de calidad”.

Tráeme una palabra está dirigido por Patxi Uriz y producido por Maribel Medina, coautora del guion, y Ultreia Films. La realización es de Jordi Matas.

Un director con Goya y una escritora comprometida están detrás del guion

Patxi Uriz (Puente La Reina, es uno de los nombres de referencia en el documental etnológico en España. Ganó el Goya en 2016 con Hijos de la Tierra, y un premio Nacional Geographic en 2008 por una fotografía realizada en Angkor (Camboya). De Quijotes y semillas logró la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga 2021, así como el Premio del Jurado y el Premio del Público en el Cinema Cocina. El navarro, muy comprometido con las reivindicaciones de la España interior, presentó en el Festival contra la Despoblación de Allepuz otro de sus documentales, Los últimos de la mejana, rebeldía y esperanza, sobre la falta de relevo generacional en la huerta navarra tradicional y los problemas que ello esta acarreando a la zona.

Por su parte, Maribel Medina (Pamplona, 1969) es directora de la red de festivales Mi Pueblo Lee y presidenta de la ONG Women’s Time dedicada a la educación femenina. De 2014 a 2019 publicó con Maeva la trilogía de novela negra formada por Sangre de barro, Sangre intocable y Sangre entre la hierba, y es jurado de varios certámenes como Tenerife Noir o el Premio María Moliner.

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