Al Teruel no le tose nadie
Otra portería a cero consagra al once rojillo en Ibiza y le coloca ya en lo alto de la clasificaciónTranscurrido ya el primer cuarto de liga en el grupo 2 de Primera Federación, merece la pena detenerse en el gol que supuso la única derrota del CD Teruel en estas nueve primeras jornadas que se han disputado ya en esta liga de regreso mudéjar al bronce del fútbol español. Ocurrió en Alcorcón. Aún hacía calor. Raúl Blanco, un muchacho venido de Segunda División que es titular casi fijo con los alfareros, secaba una bola profunda de un toque, control y regate en el mismo gesto, para luego colocar el cuero en la escuadra contraria. Uno de los goles del año en la categoría.
A día de hoy, no hay otra manera de meterle mano al Teruel de Vicente Parras. No la hubo tampoco ayer. El equipo se agiganta semana a semana, jornada a jornada, convertido en un bloque pétreo e inamovible al que además cada vez le quema menos el balón en los pies. Como consecuencia, las derrotas no existen, y los empates se están convirtiendo en triunfos como el que conseguía el once rojillo este mediodía de domingo en Can Misses. Cuarta victoria del curso, primera fuera de casa, esta vez ante un adversario de nivel superior, la UD Ibiza. Que sí saltó al terreno de juego dispuesto a avasallar. Que quiso estrenar nuevo entrenador con una alegría. Pero que ha pillado, como los demás, al mejor Teruel probablemente de toda su historia.
Parece mucho decir. Los números mienten poco. Este club descansará toda esta semana en posiciones de lucha por el ascenso a Segunda División. En el vestuario solo saben contar un número, 50, los puntos para alcanzar el objetivo. Pero sobre el césped se ven otras cosas. La primera, que el portero de la Copa, Palop, puede ser también el de la liga. Su presencia no desmerece ni varía un ápice el comportamiento colectivo de la línea de zagueros, que ya merece un capítulo aparte; con cinco goles en contra el Teruel es el segundo equipo que menos recibe. Palabras mayores. Ayer regresó Andrés al lateral derecho, Joseda se incrustó en línea central con Nico y Abraham, Royo en zurda otra vez.
Segunda cosa. Lo del centro del campo del Teruel es digno de estudio. La alineación dice que sólo juegan dos allí. Relu y Albisua en las islas, Blesa cuando el madrileño va atrás. Mentira. En zona medular se ve más o menos balón en función de cómo camina cada partido. Pero se juntan, y trabajan esa zona, hasta siete rojillos a la vez. Bajan a echar una mano siempre Merencio y Teddy. Refuerzan desde atrás los laterales. Y es raro no ver a algún central apareciendo, en momento siempre justo y medido, para descargar en posesión o barrer en fase defensiva. Por ahí se explica la victoria ante el Ibiza, un ejercicio matemático de espacios y tiempos con y sin balón.
Arranque furibundo local
Lo quiso el Ibiza de inicio, lo circuló rápido, generó un par de acercamientos por cada una de las bandas con Ernesto como protagonista. Palop le sacó la primera en la parada que inauguró sus felices intervenciones. La segunda se la puso Albert desde la zurda, el exterior envió el remate forzado fuera. Pero le duró el brío apenas un cuarto de hora al once local. El tiempo que tardó en Teruel en quitarse el susto y amenazar acto seguido. De nuevo inmaculado en la presión y en la ocupación de espacios, el frente de ataque mudéjar empezó a desplegarse. Y un robo de Teddy en el círculo central vino seguido de un balón profundo inmejorable para Ayman, que se plantó ante el portero balear.
Mandó el remate al muñeco, pero el equipo de Parras había respondido el órdago inicial, y el Ibiza se quedó catatónico, consciente de que delante tenía un rival tan erguido como así marca su clasificación. Hasta el entrenador local, el debutante Miguel Álvarez, reconoció en sala de prensa que su equipo no se esperaba esa respuesta tan valiente de su oponente. Cogió bola el Teruel, Merencio puso otro esférico al espacio para que Teddy lo rematase fuera en disparo combado desde la frontal del área, y a los veinte minutos Can Misses ya era territorio turolense. Trataron de auparse los locales con Castillo en la manija, y Bebé y Ernesto en bandas, pero las ayudas defensivas visitantes no fallaron nunca.
Y, de postre, más avisos, como otro remate en semifallo de Ayman servido por Albisua tras una larga posesión de los de Parras. Dio un paso adelante el Ibiza en los últimos minutos del primer acto, con Bebé tratando de amenazar en posiciones de construcción, y desde lejos, en chut a distancia, acabaron las hostilidades del primer acto con Joseda engatillando desde treinta metros una parábola que no tuvo éxito por apenas un metro del palo derecho de Ramón Juan, justo antes de un descanso que sentaría mejor a los ibicencos.
Retoque táctico de Bebé
A la reanudación el entrenador local retocó sus piezas. Bebé centró su posición, zona de tres cuartos de ataque pitiuso, y el primer cuarto de hora de la segunda parte se volcó hacia el área de Palop desde el cañón del caboverdiano. Buena respuesta de Palop bajo palos, pero ese intervalo del partido echó al Teruel demasiado cerca de su área, así que Parras movió el banquillo, y reordenó la sala de operaciones con Blesa para coger balón, Padilla para relevar las bandas atacantes, y Relu reforzando la defensa de cinco con Andrés ya en la ducha, buena hora de reaparición del lorquino como titular.
Mano de santo. Es cierto que el Ibiza pudo amenazar con una doble ocasión, Castillo a balón parado y Medina tras el córner posterior, pero Palop salvó de nuevo a su equipo. Realmente meritoria fue, de hecho, su intervención ante el defensor ibicenco, que remachó a boca jarro desde el borde del área pequeña; el brazo derecho del arquero valenciano anotó, a decir verdad, el primer gol del partido. El segundo se lo quedó el VAR, que llamó al colegiado para revisar una posible expulsión del ayer titular Ayman en una disputa con el brazo del delantero al aire; el lance se quedó en amarilla.
Pero, al cabo, los cambios de Parras no tardaron mucho en hacer su efecto. Padilla encontró espacios amplios para tirar hacia atrás la línea defensiva rival. Y en ésas el Teruel creció con la pelota, empezó a engranar posesiones cada vez más largas que le fueron permitiendo adelantar líneas y, como es costumbre, trincheras en la eterna batalla posicional de cada partido. El tinerfeño halló un carril abierto por banda zurda que acabó en un centro que se paseó por el área rival sin rematador. Pero en la siguiente abrochó el partido.
Ya pasado el setenta de juego, Dos minutos de posesión mudéjar en campo rival acabaron con un recorte astuto del atacante chicharrero dentro del área, penalti y gol de Blesa que premiaba la apuesta valiente del equipo. Atrevida, sobre todo y precisamente, en aquellos momentos en los que el Ibiza más tuvo opción de arañar el triunfo. “Me ha emocionado mucho la forma en la que este equipo ha conseguido el triunfo”, resumía el entrenador ya con la victoria en el bolsillo.
No es para menos. Los últimos veinte minutos fueron un ejercicio de elecciones acertadas constantes, desde el banquillo y en el terreno de juego, para aguantar sin sufrimiento el resultado. Saltó Redón para aguantar la posesión, y cumplió con creces. Salió Goyo para reforzar la banda izquierda, y le dio tiempo para fusilar el cero a dos que sólo le negó el portero local. Y el Ibiza sólo encontró camino de esperanza a balón parado, sobre todo con una falta desde la esquina del área que mereció otro vuelo decisivo de Palop, de casta le viene al galgo. En el añadido se jugó más en terreno balear, y al final cae otra victoria, la cuarta del equipo en los últimos cinco partidos, que deja al Teruel con 16 puntos en lo más alto de la clasificación de Primera RFEF.
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