Gabarre pelea con los defensas de la Real Sociedad B durante el encuentro. Antonio García/Bykofoto
El CD Teruel inaugura el casillero de puntos con un duelo serio ante la Real B (0-0)
Los de Víctor Bravo dominan por momentos, pero carecen de ocasiones claras para superar al filial donostiarra, que pudo ganar en el añadido
El CD Teruel sumó su primer punto de la temporada en un encuentro muy parejo, en el que los de Víctor Bravo supieron llevar el control por momentos. Sin demasiadas ocasiones, pero con una nueva lección de seguridad defensiva los rojilos volvieron a dejar sensaciones positivas en un campo de Pinilla que lució un gran ambiente para el estreno de la temporada. El casillero de puntos ya está inaugurado y ahora solo queda mantener el buen juego para seguir sumando. La próxima semana, una nueva prueba de fuego, con la visita a Riazor, donde el Deportivo espera con los colmillos afilados tras vencer al Lugo esta jornada.
Volvía el fútbol a Pinilla. Y, a pesar de ser una hora poco habitual, la afición turolense no defraudó. El Frente Mudéjar convocó el primer recibimiento de la temporada un par de horas antes del pitido inicial. Toda fuerza extra iba a ser poca para afrontar la primera batalla como local ante uno de los filiales más potentes del país. El calor de la calle se trasladó a la grada, donde el ambiente era digno de la categoría en la que se estrenaba el feudo del Ensanche.
Víctor Bravo plantó sobre el tapiz de Pinilla un once muy parecido al de la semana pasada, con la única novedad de Villa como acompañante de Gabarre en la parcela más ofensiva del terreno de juego.
La fórmula funcionó especialmente durante los primeros minutos, al igual que el pasado domingo en el Anxo Carro ante el CD Lugo. Los turolenses contuvieron el potente inicio de su rival, que con jugadores de mucha calidad puso a trabajar al rodillo defensivo de Víctor Bravo.
En un incio muy parejo, Fran Tena y Nacho Castillo se convirtieron en los conductores de todo el juego rojillo, aunque durante los primeros veinte minutos no lograron aproximarse con demasiado peligro al área opuesta. La primera ocasión del partido, de hecho, fue para el filial txuri-urdin, que aprovechó una pérdida local para terminar jugada con un potente disparo que se marchó bastante desviado de la portería defendida por Taliby.
Aunque los de San Sebastián se aproximaban con algo más de clarividencia a la meta turolense, el cuadro de Víctor Bravo no le pedía la cara al partido en ningún momento. Los centrales tocaban el balón en busca de espacios más allá del círculo central. Sin embargo, fue la Real Sociedad B la que sumó un nuevo acercamiento peligroso. De nuevo una internada por la banda de Julen puso en apuros a Taliby, que se estiró de forma plástica aunque no alcanzó el esférico, que se marchó por muy poco desviada.
El susto hizo reaccionar al CD Teruel, que por el mismo costado que su oponente encontró oxígeno. Un buen centro lateral de Aparicio no encontró rematador, pero empezó a hacer evidentes los planes turolenses para tratar de perforar la meta de Gaizka Ayesa. Con el choque llegando a su ecuador, el bloque de casa empezó a salir de atrás con velocidad. La combinación Gabarre-Villa empezaba a entenderse y el goleador de la temporada pasada rascaba una tarjeta a su par en una galopada eléctrica. Pero las ocasiones claras se resistían, tanto en un bando como en el otro. Al filo del descanso llegó el “uy” más sonoro a la grada de Pinilla. De nuevo una internada de Aparicio, fue despejada por un central donostiarra pasando cerca de su propia portería.
Con el mismo resultado que comenzó el encuentro se llegó al intermedio. Tras el paso por vestuarios, el encuentro volvió algo trabado. Las interrupciones se sucedían y el balón se movía algo más lento que en el primer tiempo.
Viendo el panorama, Víctor Bravo optó por consumir su primer cambio dando acceso a Borja Martínez en el puesto de Aparicio.
Pronto empezó a notarse la incorporación de uno de los máximos asistentes de la categoría el pasado curso. Castillo encontró el espacio y le sirvió un buen balón a Borja Martínez, que puso un centro potente suficiente para levantar los ánims de Pinilla.
En la siguiente acción, los turolenses estuvieron más cerca del gol que en los anteriores sesenta minutos. El banquillo reclamó penalti tras un buen envío al área de Víctor Sanchís. El árbitro no vio manos para enfado de un Víctor Bravo que poco después reforzaba el centro del campo con la entrada de Facu y de Borja Romero. El CD Teruel vivía sus mejores minutos. A la Real cada vez le costaba más dominar el encuentro los locales se mostraban cómodos. Restaban poco más de quince minutos para buscar el gol que redondease otra buena actuación turolense.
Pero las ocasiones seguían resistiéndose en un encuentro muy parejo, que no terminaba de tener un dueño claro cuando ya se habían consumido ochenta minutos. A falta de aproximaciones claras a su favor, el CD Teruel tiró de su potencial defensivo para, al menos, evitar que el filial donostiarra pudiese generarle problemas en la recta final. Sin cabetas sobre el tapete, Fran Carmona se erigió como líder de una defensa que, otra vez más, volvió a demostrar su rigidez. Los visitantes parecían conformarse algo más con el empate que los de casa. Eran ellos los que rascaban segundos al crono en cada acción, mientras los turolenses se defendían como gato panza arriba para conservar la igualada e incluso buscar los tres primeros puntos del curso. Pero, sin apenas acercarse al área contraria, los muchachos de Víctor Bravo se centraron en puntuar.
Algo que por un momento pareció esfumarse. En el minuto 91, la Real Sociedad B contó con su ocasión más clara del encuentro. De hecho, fue manifiesta. Un balón colgado al área le pasó por debajo de los brazos a Taliby, que vio como un atacante rival remataba a placer y con la portería prácticamente vacía. Por suerte, y casi de manera inverosímil, su remate se marchó por arriba y al CD Teruel le sonrió la fortuna que la semana pasada le dio la espalda.
Con esa acción y con una tímida aproximación turolense final el encuentro llegó a su conclusión. La afición reconoció el esfuerzo y el buen trabajo de los suyos, que sumaron un primer punto valioso ante uno de los grandes filiales de la categoría. Buen empate para resarcirse, aunque no del todo, de la derrota del fin de semana pasado y para estrenar el casillero.
Con un punro bajo el brazo y con la sensación de poder haber merecido más por momentos, el CD Teruel se marchó de Pinilla antes de afrontar una semana de trabjo exigente que concluirá con la visita a Riazor, uno de los templos del balompié nacional, en la tercera jornada de liga.
Volvía el fútbol a Pinilla. Y, a pesar de ser una hora poco habitual, la afición turolense no defraudó. El Frente Mudéjar convocó el primer recibimiento de la temporada un par de horas antes del pitido inicial. Toda fuerza extra iba a ser poca para afrontar la primera batalla como local ante uno de los filiales más potentes del país. El calor de la calle se trasladó a la grada, donde el ambiente era digno de la categoría en la que se estrenaba el feudo del Ensanche.
Víctor Bravo plantó sobre el tapiz de Pinilla un once muy parecido al de la semana pasada, con la única novedad de Villa como acompañante de Gabarre en la parcela más ofensiva del terreno de juego.
La fórmula funcionó especialmente durante los primeros minutos, al igual que el pasado domingo en el Anxo Carro ante el CD Lugo. Los turolenses contuvieron el potente inicio de su rival, que con jugadores de mucha calidad puso a trabajar al rodillo defensivo de Víctor Bravo.
En un incio muy parejo, Fran Tena y Nacho Castillo se convirtieron en los conductores de todo el juego rojillo, aunque durante los primeros veinte minutos no lograron aproximarse con demasiado peligro al área opuesta. La primera ocasión del partido, de hecho, fue para el filial txuri-urdin, que aprovechó una pérdida local para terminar jugada con un potente disparo que se marchó bastante desviado de la portería defendida por Taliby.
Aunque los de San Sebastián se aproximaban con algo más de clarividencia a la meta turolense, el cuadro de Víctor Bravo no le pedía la cara al partido en ningún momento. Los centrales tocaban el balón en busca de espacios más allá del círculo central. Sin embargo, fue la Real Sociedad B la que sumó un nuevo acercamiento peligroso. De nuevo una internada por la banda de Julen puso en apuros a Taliby, que se estiró de forma plástica aunque no alcanzó el esférico, que se marchó por muy poco desviada.
El susto hizo reaccionar al CD Teruel, que por el mismo costado que su oponente encontró oxígeno. Un buen centro lateral de Aparicio no encontró rematador, pero empezó a hacer evidentes los planes turolenses para tratar de perforar la meta de Gaizka Ayesa. Con el choque llegando a su ecuador, el bloque de casa empezó a salir de atrás con velocidad. La combinación Gabarre-Villa empezaba a entenderse y el goleador de la temporada pasada rascaba una tarjeta a su par en una galopada eléctrica. Pero las ocasiones claras se resistían, tanto en un bando como en el otro. Al filo del descanso llegó el “uy” más sonoro a la grada de Pinilla. De nuevo una internada de Aparicio, fue despejada por un central donostiarra pasando cerca de su propia portería.
Con el mismo resultado que comenzó el encuentro se llegó al intermedio. Tras el paso por vestuarios, el encuentro volvió algo trabado. Las interrupciones se sucedían y el balón se movía algo más lento que en el primer tiempo.
Viendo el panorama, Víctor Bravo optó por consumir su primer cambio dando acceso a Borja Martínez en el puesto de Aparicio.
Pronto empezó a notarse la incorporación de uno de los máximos asistentes de la categoría el pasado curso. Castillo encontró el espacio y le sirvió un buen balón a Borja Martínez, que puso un centro potente suficiente para levantar los ánims de Pinilla.
En la siguiente acción, los turolenses estuvieron más cerca del gol que en los anteriores sesenta minutos. El banquillo reclamó penalti tras un buen envío al área de Víctor Sanchís. El árbitro no vio manos para enfado de un Víctor Bravo que poco después reforzaba el centro del campo con la entrada de Facu y de Borja Romero. El CD Teruel vivía sus mejores minutos. A la Real cada vez le costaba más dominar el encuentro los locales se mostraban cómodos. Restaban poco más de quince minutos para buscar el gol que redondease otra buena actuación turolense.
Pero las ocasiones seguían resistiéndose en un encuentro muy parejo, que no terminaba de tener un dueño claro cuando ya se habían consumido ochenta minutos. A falta de aproximaciones claras a su favor, el CD Teruel tiró de su potencial defensivo para, al menos, evitar que el filial donostiarra pudiese generarle problemas en la recta final. Sin cabetas sobre el tapete, Fran Carmona se erigió como líder de una defensa que, otra vez más, volvió a demostrar su rigidez. Los visitantes parecían conformarse algo más con el empate que los de casa. Eran ellos los que rascaban segundos al crono en cada acción, mientras los turolenses se defendían como gato panza arriba para conservar la igualada e incluso buscar los tres primeros puntos del curso. Pero, sin apenas acercarse al área contraria, los muchachos de Víctor Bravo se centraron en puntuar.
Algo que por un momento pareció esfumarse. En el minuto 91, la Real Sociedad B contó con su ocasión más clara del encuentro. De hecho, fue manifiesta. Un balón colgado al área le pasó por debajo de los brazos a Taliby, que vio como un atacante rival remataba a placer y con la portería prácticamente vacía. Por suerte, y casi de manera inverosímil, su remate se marchó por arriba y al CD Teruel le sonrió la fortuna que la semana pasada le dio la espalda.
Con esa acción y con una tímida aproximación turolense final el encuentro llegó a su conclusión. La afición reconoció el esfuerzo y el buen trabajo de los suyos, que sumaron un primer punto valioso ante uno de los grandes filiales de la categoría. Buen empate para resarcirse, aunque no del todo, de la derrota del fin de semana pasado y para estrenar el casillero.
Con un punro bajo el brazo y con la sensación de poder haber merecido más por momentos, el CD Teruel se marchó de Pinilla antes de afrontar una semana de trabjo exigente que concluirá con la visita a Riazor, uno de los templos del balompié nacional, en la tercera jornada de liga.
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