

El libreto de Parras coge vuelo a dos semanas del inicio de la liga
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“A afrontar los dos partidos que nos quedan para terminar de ponernos en la senda de lo que necesitamos de cara al comienzo de la liga”. De las declaraciones de Vicente Parras al término del partido amistoso que el CD Teruel jugó este miércoles ante el Castellón B en Pinilla se deducen dos cosas: la primera, que la pretemporada no acaba este sábado con el partido ante el Ejea, aún habrá otro partido más antes de que la liga arranque en dos semanas. La segunda, que aún hay cosas por pulir. El entrenador acabó el ensayo ante el filial orellut “satisfecho y contento”. Pero no del todo conforme. A ratos se le vio en el banquillo, pareció como si quisiera salir él mismo a correr al césped.
Y eso que en momentos cada vez más continuados y constantes el equipo apunta hacia lo que quiere el alicantino. Cierto es que el rival es un bloque joven, mejor en intenciones y trazas que en rendimiento real. No es menos cierto que ya es equipo de Segunda RFEF, que algunos de sus mimbres tienen calidad, y que se vieron en más de una ocasión desarbolados por las tormentas con torbellinos que el Teruel de Parras quiere ir desatando en sus partidos. Los tres goles son, en esencia, reflejo de cómo quiere ventilarse el once rojillo en su regreso a Primera RFEF. Serio, muy vertiginoso y efectivo. Voraz con y sin bola.
Y muy poco temeroso de que el rival le sobe la pelota. Trataron de hacerlo los castellonenses, aupados desde un centro del campo con buen pie, no tanto recorrido. Nico tuvo el primer acercamiento visitante, aún no cumplidos los cinco de juego, bien Bernad bajo los palos; tendrá difícil el entrenador elegir arquero, porque ambos son realmente de nivel profesional. El castellonense, además, radia los primeros minutos con la precisión de un analista.
Fue colocando uno a uno a todos sus compañeros hasta que fue el propio Parras quien determinó que la falsa defensa de cinco con Teddy de carrilero se convirtiese en zaga estándar de cuatro, Andrés, One, Abraham y Royo, para liberar el trabajo de escoba de Haritz y Relu y propulsar a Blesa hacia el área con Teddy, Merencio y Goyo otra vez de extremo. Mano de santo, parece que el equipo se acomoda bien a este camino al menos en casa. Una anticipacion de Abraham, rápido al corte y con clase en salida, habilitó a Merencio para ponerle camino al uno a cero mano a mano con el portero. Marró, no lo haría tres minutos después tras buen pase de Royo. En ambos casos un matiz básico, empujar, ir conquistando posiciones lo más rápido posible cuando se recupera balón; el Teruel de Parras es un acordeón con muelles.
Movilidad por las bandas
El otro ingrediente de la salsa del equipo tiene en la velocidad por bandas su materia prima fundamental. La otorga la explosividad de Teddy, que va de menos a más, se le ve en proceso de afinación acelerada. Dispuso de no menos de media docena de centros y disparos, es el británico un duende travieso que no elude además ni una gota de sudor. Parte, como Merencio, desde la banda; no renuncian ambos al carril central; allí se alumbran con el faro de Blesa que cuando se enciende es diferencial. Estuvo en el origen del 2-0: lo aupó Goyo con un gran chut cuyo rechace cazó Andrés al otro lado.
Y mereció también reconocimiento en el que debió ser el tres a cero, un servicio de exterior estilo Luka Modric que puso otra vez a Andrés camino de la portería, su disparo encontró el palo en vez de la red. Pasada la media hora de juego, con la victoria encarrilada y la grada de Pinilla encontrando motivos para el aplauso, el partido quiso relajarse... Y Parras no lo permitió. Tuvo su razón, aún hay alguna fase en la que el equipo no termina de estar plenamente concentrado en la presión y la posición.
Y aún se ven desajustes que además meten en problemas a los centrales. Recularon en exceso en un avance de Montero, uno de los mejores del filial castellonense, que pudo meterse casi hasta el área tras veinte metros de carrera que acabaron en un chut fuera del arco, lamiendo el palo. Se lamentó el orellut. También el banquillo rojillo, que no quiere ni oír hablar de ese tipo de aventuras en el ataque rival. Al descanso, dos a cero.
Intercambio de golpes
Y tras la reanudación, el carrusel de cambios trajo una segunda parte con más espacios, intercambio de golpes entre locales y visitantes, y un once local con Nico y Campos en el centro de la zaga, Andrés repitiendo en el lateral y Fondarella en el extremo zurdo con Redón y Vivas llevando la manija con Relu. El turolense volvió a demostrar que está para estos trotes, vivo y vertical; de un eslalom suyo apareció un córner que Royo, aún en el césped, mandó al larguero. Tiró otra falta que le negó el portero.
Pero la segunda parte del Teruel fue, sobre todo, cosa de Rubén, el otro portero rojillo. No menos de tres buenas intervenciones dejó el ex del Recre, una realmente meritoria tras cañonazo inmisericorde de Borikó dentro del área. Se llevó el onubense su ración de palmas también, que arreciaron cuando llegó el turno de los turolenses Míchel y Juan para dar relevo y descanso a los que serán titulares dentro de dos semanas cuando comience lo que importa, la disputa de los puntos en juego. Otro robo más, otra rápida salida del Teruel tras recuperación, volvió a plantar a Merencio delante de la portería rival para colocar un tres a cero con el que el Teruel sigue su crecimiento en esta pretemporada.
Trabajo específico
Ya se les vio trabajo específico, individualizado, a menor ritmo que sus compañeros en la primera sesión de entrenamiento de este lunes en Campo Pinilla y, en efecto, el lateral Carlos Vigaray y el delantero Sergio Moreno guardaron pausa, descanso, no disputaron un solo minuto en el amistoso ante el Castellón B. “Nuestra liga empieza el día 31”, aseguran desde el vestuario, al respecto del reparto de cargas y el cuidado físico del plantel.
Volvió a tener minutos, titular, Aldo One, central que está tratando de coger a marchas forzadas fondo físico para superar la prueba con el CD Teruel. Se vio de nuevo sobre el césped a Álex Campos, central venido del juvenil del Getafe, así como el debut de Marc Lucena, otro joven de 19 años con experiencia en el juvenil del Huesca.
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