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La confesión del agua La confesión del agua
Joaquín Latorre. Aficionado a la fotografía de Escucha (Teruel) y socio de la Sociedad Fotográfica Turolense. Una de sus aficiones es la fotografía en cualquier modalidad.

Por Gene Martín Izquierdo*
 

Mira como bailo, mira como me muevo, mira como subo y bajo. ¿Escuchas mi chapoteo?

¿Escuchas mi silencio? Puedo ser todo lo que quiera y a la vez soy nada. Al no tener color, puedoadquirir cualquiera: rojo, amarillo, verde, azul, rosa… ¡El que quiera! Me construyo y a la vez me deshago. Hago formas y remolinos, pero ninguno de ellos puede durar más que un instante del tiempo inventado. Soy gota, charco, río, mar, gas y océano. Soy tan libre que la luz o la oscuridad pueden atravesarme sin afectarme. Soy tan libre que no sé lo que es el nacimiento o la muerte. ¿Nací yo en algún momento? ¿Moriré en el mundo imaginado? ¡Siempre he sido y seré lo que soy! Porque todo está hecho de mí, de agua. Es tan divertido ver como muchos intentan dibujar sobre mí, esperando que pueda permanecer el esbozo o quedar grabado su garabato, un tatuaje para los siglos de los siglos. ¿Para qué querrán hacer eso? ¿Qué loco querría fijar algo cuando lo maravilloso es conocer lo que nunca cambia, aunque adquiera infinitas formas? Hago hondas y doy saltos, salpico, creo burbujas y gotas, para que vivan por un breve tiempo y vuelvan a mi reino. Es tan gracioso cuando intentan retenerme por si en un futuro ya no me tienen, como si fuera posible que existiera otra cosa; solamente me río…

Yo no sé qué es el tiempo ni el espacio, ¡ambos aparecen cuando tomo distintas formas y ellas generan historias en relación a esas formas! ¡Qué obsesión tienen mis hijas, las gotas, a querer ser algo distinto de lo que son y a rechazar su inimaginable herencia! Mis pobres criaturas, que sueñan con lo imposible, como si pudieran obtener algo de su sueño; prefieren ser frágiles y temporales gotas a reconocer que son agua infinita sin forma. Si descubrieran la dicha que es saber quién son ellas, saber quién es su madre, saber cuál es su naturaleza, se ahorrarían todo el sufrimiento de su temporal existencia. Mis gotas me buscan, creen que me han perdido, y yo, con una sonrisa, desde mi corazón transparente les intento decir, “pero¿hijas mías? ¿Cómo creéis que no estoy con vosotras? Si soy la sustancia de la que estáis hechas; no os fijéis en esa puntual y breve forma que habéis adoptado, enfocaros en conocer vuestra esencia”. Ellas no son nada a parte de mí, ni existen por su cuenta, ¡son solamente gotas hechas de agua! Pero se olvidan ser de agua y creen que son gotas, por lo tanto sufren. En la brevedad de su existencia, desde que salen disparadas hasta que vuelven a fundirse en mi regazo, en unos de mis movimientos espontáneos, se ponen nombres, se imaginan vidas, recuerdos e historias como si fueran algo o alguien; buscan propósitos individuales y planes en búsqueda de la felicidad en una variedad infinita de formas, hacen todo tipo de cosas extrañas para ser plenas, sin darse cuenta de que la única manera de hacerlo es reconocer lo real, denunciando el engaño de su falsa y efímera existencia individual. ¡Ay mi amor cuanta ternura! Agua que al tomar forma de gota se olvida de quién es o de qué está hecha y busca su origen en la dirección opuesta. Peces sedientos de agua, estrellas deseosas de luz… Pocas gotas son las que olvidan y recuerdan ser agua mientras dura la micro experiencia. Pero menos son las que nunca se olvidan y siempre han recordado su procedencia, su destino y su naturaleza. Estas pocas, les recuerdan a las pobres gotas atemorizadas la realidad de su alma, y quizá, con su testimonio, dejen de sufrir y sean más las que recuerden ser agua. ¡Agua! Agua infinita y eterna, agua libre y bella.

Como me conozco y conozco la naturaleza de todo lo que aparece en mi seno, estoy loca de alegría; por eso bailo, bailo y bailo. Ya sea rap, jazz, música clásica, flamenco, vals o reggaeton, ¿qué más da? A mí me gusta todo y puedo bailarlo todo. También canto y grito; puedo gritar todo lo que quiera porque nadie me escucha, en el universo entero, estoy yo sola. Esta soledad mía es una soledad muy rica, no es vacía ni solitaria; es una soledad íntima, plena y gozosa. Estoy enamorada de mi esencia, y esto me hace estar loca de alegría. No paro de aprender cosas nuevas cada día. Con el último encargo que me hizo una gota, un relato para que lo leyeran otras gotas hechas de agua en un periódico hecho de agua, aprendí que la alegría y el amor son transparentes, libres y sin forma para poder adquirir todas las formas. ¿No es esto increíblemente creativo y generoso? Libertad absoluta para colorear la forma del amor y de la alegría, como si fuera el dibujo de niños que pudieran elegir y colorear sus formas. Yo estoy hecha de alegría y de amor, estas son mis células; al igual que el ADN de mis hijas las gotas. Y aunque ellas no me entiendan o piensen que estoy loca, yo nunca pararé de bailar hasta que cada una de ellas recuerde a esta madre, enamorada de sus hijas, que desea recordarles, a absolutamente todas, su merecida y asombrosa herencia. Esta es la eterna danza del agua, mi eterna danza. No puedo dejar de hacerlo ni quiero. Aunque amo el reposo, disfruto el movimiento y conocer todas mis formas; estoy enamorada de todas ellas. Con todo, como siempre solo soy agua, que lo inunda y lo compone todo, descansando en paz en todos movimientos que como gota experimento. Recuerda ser agua querida gota.

*Amante del silencio y del auto conocimiento.

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