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Ayanta Barilli, escritora y periodista: Ayanta Barilli, escritora y periodista:
Ayanta Barelli, durante su ponencia en el Congreso del Amor en Teruel. A.G.

Ayanta Barilli, escritora y periodista: "Se publican tantos libros que los buenos no tienen el recorrido que merecían"

La autora, que presentó recientemente 'Una mujer y dos gatos', visitó Teruel en el Congreso del Amor
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La escritora y periodista Ayanta Barilli acaba de publicar Una mujer y dos gatos, una novela autobiográfica cuya acción se desarrolla en mitad de la pandemia. La finalista del Premio Planeta 2018 por Un mar violeta oscuro participó el pasado fin de semana como ponente en el Congreso del Bienestar y el Amor que la SER organizó en Teruel.

-¿Cómo fue su reciente experiencia en el Congreso del Bienestar de Teruel? Bien acompañada por el juez Emilio Calatayud, ¿no?
-Fue muy interesante compartir esa conversación sobre el amor y sobre los hijos adolescentes. Y aunque muchas de las cosas que propone Calatayud son sabidas, no dejan de tener vigencia, porque nadie que sea padre está al margen de eso.

-Participó en ocho películas, otras tantas obras de teatro, una de ellas dirigida por usted misma, ha publicado tres libros y dirige un programa cultural nocturno en esRadio... ¿En qué faceta creativa se considera más a gusto?
-Bueno, lo de ser actriz me persigue un poco, pero la realidad es que hace 25 que no trabajo en eso y ya no pertenece a mi día a día ni a mis aspiraciones. Me ha interesado mucho la interpretación y el teatro en otras facetas, como la dirección artística o la dirección, pero lo que queda de todo aquello es que sigo haciendo crítica teatral los viernes en A Media Luz de esRadio. Pero ahora mi vida profesional gira en torno a la radio y a lo que escribo. Y en realidad todo forma parte del mismo afán por contar historias. A Media Luz es un magacín de divulgación cultural que me da la ocasión de visitar teatros, cines y de seguir conectada a mi vocación principal que es la de escritora. Pero toda forma parte de un interés común, el de comunicar.

-Su último libro, ‘Una mujer y dos gatos’, se ha publicado recientemente. Es un hijo del confinamiento
-Pero no es un libro sobre el confinamiento. Es una novela que se desarrolla en parte, solo al principio, durante esos meses de confinamiento, pero en realidad es un libro autobiográfico en el que se relata una crisis sentimental, vital y también creativa que viví en esos momentos. Y lo cierto es que, como la narración se ciñe a lo que me iba sucediendo en el día a día sin que yo quisiera ni pudiera evitarlo, al final es casi una novela de aventuras.

-Parece paradójico hablar de aventuras en una época, la pandemia, en la que todo pareció paralizarse.
-Pues a mi me ocurrió de todo. No quiero destripar el libro, pero me encontré en una encrucijada. A un lado estaba el corazón y al otro la razón, y elegí la primera. Y cuando tomas esa decisión te metes en un laberinto que generalmente termina convirtiéndose en una aventura.

-¿Elige siempre corazón?
-No siempre. Quizá tendencialmente sí, pero hay de todo, no puedo decir que siempre opte por seguir al corazón o por seguir al cerebro.

-Usted ha confesado ser una escritora lenta en alguna entrevista, a pesar de lo cual escribió ‘Una mujer y dos gatos’ en muy poco tiempo.
-Sí que soy lenta, pero en este caso ocurrió algo extraño en mí, y escribía ese libro por las mañanas, y por las tardes me dedicaba a la novela en la que estaba y en la que sigo inmersa. Como era una época especial, con pocas distracciones, fui mas prolífica. De hecho tardé solo un año, cuando mi anterior novela la escribí en cinco años, y con la que estoy ahora mismo llevo tres. Es cierto que soy lenta escribiendo, pero porque tengo muy poco tiempo.

-¿Qué se puede avanzar de esa novela que lleva entre manos? ¿Se ha marcado un plazo de tiempo?
-No quiero adelantar nada de esa novela porque prácticamente no sé nada de ella hasta que no la termino. Normalmente se diferencia entre los escritores de mapa, que tienen todo muy claro, incluso el número de capítulos, cuando empiezan a escribir, y los de brújula, que van cambiando de rumbo. Yo soy peor que los de brújula, voy escribiendo cronológicamente, añadiendo cosas, cambiando, y aunque el libro está muy avanzando no sabré exactamente a dónde va a llegar hasta que no esté terminado.

-¿Le gusta leer las críticas?
-Me producen curiosidad y asombro, me hacen gracia y me interesan. A veces es necesaria una mirada ajena para entender exactamente lo que eres. Aunque creo que la crítica literaria ha dejado de existir por completo, ya no hay nadie que haga críticas. Se publican demasiados libros y los periódicos y editoriales pertenecen a grupos que escriben sobre determinados libros por razones extraliterarias.

-¿Considera negativo que se publiquen muchos libros?
-No creo que sea malo en un sentido general. Más bien significa que la industria del libro está viva y se intenta ganar dinero con ella, que es de lo que se trata. Pero es verdad que hay libros que merecerían estar más tiempo en las librerías, y que rápidamente son sustituidos por otros porque no hay espacio para todos. Eso provoca que haya algunos buenos libros que no tengan suficiente recorrido, y para los que no funcione el bocaoreja tan saludable que había antes. Pero eso vale para todo, no solo para la literatura. Todo es demasiado fugaz en esta época.

-¿Cómo recibió la noticia del fallecimiento de Almudena Grandes?
-No la conocía personalmente pero, como todo el mundo, recibí la noticia con tremenda pena, porque cuando alguien muere antes de tiempo sientes como tu propio tiempo se achica. Ha muerto una voz literaria importantísima de este país, alguien que era un faro. Y cuando muere un escritor joven implica además el drama de no saber cuántos grandes libros nos hemos perdido.

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