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Chesús Yuste, escritor: “Al contar historias ligadas  a la realidad es más cómodo ambientarlas en otro país” Chesús Yuste, escritor: “Al contar historias ligadas  a la realidad es más cómodo ambientarlas en otro país”
Chesús Yuste el fin de semana en La Glorieta con motivo de la Feria del Libro

Chesús Yuste, escritor: “Al contar historias ligadas a la realidad es más cómodo ambientarlas en otro país”

“La novela contribuye a poner el foco en la desmitificación histórica como un compromiso del historiador”
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Chesús Yuste ha participado en la Feria del Libro de Teruel, donde ha presentado su última novela La memoria de la turba, que ambienta de nuevo en Irlanda, un lugar de referencia en su obra literaria por sus paralelismos con la sociedad española.

-¿A qué se debe ese interés por Irlanda?

-Bueno, Irlanda es un país que me gusta porque tiene muchos elementos muy importantes. Es un país que cuida mucho su cultura, que pone en valor su historia y que recupera en su memoria. Un pueblo que recuerda su historia como Irlanda y que suele ser inconformista con lo que le depara el destino me parece que merece todo el respeto del mundo. Además, los irlandeses tienen un carácter muy parecido a nosotros, un humor socarrón como el nuestro y son un pueblo muy alegre. Dicen que son tristes cuando cantan y alegres cuando pelean. Ese espíritu inconformista de alguna manera también encaja bien. Y aparte de eso creo  que mi estilo literario encaja  bien en ese país. Suelo hacer historias en las que se mezcla lo ordinario y lo extraordinario, lo cotidiano con un elemento mágico donde hay misterio, secretos, intriga y sentido del humor. Si ambientara mis historias en Finlandia no se las creería nadie, pero en Irlanda sí.

-¿Y en Aragón?

-En Aragón también podrían encajar, lo que pasa es que como cuento historias demasiado ligadas a la realidad me resulta más cómodo ambientarlas en un país distinto y distante que en el mío, pero no descarto en un futuro próximo escribir algo ambientado en Aragón.

-¿Lo tiene ya pensado?

-Algo está pensado y escrito, sí, en ese proyecto estoy ahora.

-¿Nos puede avanzar algo?

-No.

-Un poquito.

-Cambio de registro, es todo lo que puedo decir. Cambio de género y cambio de escenario.

-Pero el humor seguirá estando presente, ¿verdad?

-Sí, eso no puedo evitarlo. Recuerdo que cuando escribía Asesinato en el Congreso pretendía que fuese una novela negra, muy negra, y sin embargo seguía teniendo esa socarronería tan nuestra, por lo tanto ya asumo que es mi estilo personal y que no voy a poder desprenderme de él.

-Ya que habla de Asesinato en el Congreso, ¿cómo vieron sus excompañeros de escaño ese libro?

-Bien, los que salían bien parados estaban muy contentos, y los otros quizás no tanto. Sobre todo se valoraba mucho la parte que era reconocimiento al trabajo cotidiano en el Congreso, esa pequeña ciudad donde hay como mil personas corriendo de un sitio para otro.

-¿Qué poso le dejó aquella etapa?

-Es una etapa que me llenó de experiencias y de conocimiento sobre cómo funciona el mundo y sobre la condición humana, y todo eso de cara a una carrera literaria todo ayuda a la formación del escritor. Todo eso va nutriendo la realidad. A fin de cuentas yo siempre digo que por mucho que uno pretenda ser imaginativo siempre está inspirándose en la realidad, y la realidad supera la ficción y lo estamos viendo todos los días.

-Labordeta y usted fueron los primeros en hablar de Teruel en la tribuna del Congreso.

-Sí, la verdad es que recuerdo alguna interpelación de Labordeta sobre los problemas de Teruel, yo también hice otras sobre la despoblación y centrándome en la realidad turolense. Recuerdo que la última iniciativa que defendí y que logré que se aprobara fue precisamente recogiendo el testigo de una iniciativa que llevaban entonces las patronales de Teruel, Soria y Cuenca, para que el Gobierno de España pidiera a la Unión Europea fondos para la despoblación. Seguimos con ese debate abierto desde hace décadas, seguirá abierto, pero yo creo que cada vez es más impepinable que los territorios despoblados merecen una atención especial. Ahora como Teruel se ha puesto de moda, pues es otro factor importante a tener en cuenta.

-Volvamos a su novela. ¿Busca en ella desmontar mitos históricos?

-Sí, sí, en esta novela suelo decir que hay como dos homenajes, uno a los historiadores de verdad que investigan y que analizan la historia y que desmitifican las mentiras que ha creado la historia oficial; los vencedores muchas veces son los que escriben la historia y muchas veces la escriben no respondiendo a la realidad ni a la verdad. En este sentido hay un historiador que es Julian Newhouse que muchos identifican, como no puede ser de otra manera, con Julián Casanova, que es el que desencadena la trama porque descubre que el héroe local de un pequeño pueblo de Irlanda donde se desarrolla la acción, que murió 70 años atrás en la guerra civil irlandesa, pues resulta que no murió por eso sino por otras causas. Cuando se busca por qué murió y quién lo mató entonces se tambalea toda la verdad oficial que se había construido a partir de la guerra civil. A mí me gustaba meter el dedo en esa yaga, en esas realidades, en esas mentiras que nos han ido contando y que hay que ir desmontando para ver más allá. Los fake news son muy antiguos y esta novela contribuye a poner el foco en la desmitificación histórica como un compromiso del historiador.

-¿Le entrañó alguna dificultad centrar el discurso?

-No, no, yo escribo con bastante facilidad, además yo soy historiador de formación y por lo tanto no me resultan extrañas todas estas cosas. Creo que es una novela policíaca pero tiene unos elementos de crítica social, de visión de las transformaciones que ha tenido la sociedad irlandesa en los últimos treinta años y que se parecen mucho a las de la sociedad española en los últimos cuarenta, y todo eso creo que nos ayuda a través de ese espejo de Irlanda a conocernos mejor a nosotros mismos.

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