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David Castillo y Eva Gil, propietarios de Birrus Design and Art: “Forjado a Fuego despertó la curiosidad sobre la cuchillería y tenemos meses de lista de espera” David Castillo y Eva Gil, propietarios de Birrus Design and Art: “Forjado a Fuego despertó la curiosidad sobre la cuchillería y tenemos meses de lista de espera”
David Castillo y Eva Gil

David Castillo y Eva Gil, propietarios de Birrus Design and Art: “Forjado a Fuego despertó la curiosidad sobre la cuchillería y tenemos meses de lista de espera”

El estudio creativo de Azaila cumple 25 años al servicio del diseño, la fotografía, el arte y la vida primitiva
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El estudio creativo Birrus Design and Art cumple 25 años –los últimos 22 desde Azaila– de dedicación al diseño gráfico, la fotografía, la creatividad, la comunicación y publicidad, la museografía, la cultura y el turismo. La recreación de objetos del pasado y actividades de vida primitiva completan su oferta. Detrás de la marca están David Castillo, artista plástico, diseñador y fotógrafo, y Eva Gil, encargada de la atención al cliente y administración.

-¿Qué supone para un estudio de creatividad y arte llegar a 25 años desde un pueblo de Teruel?

-Sobrevivir ya es un triunfo con todo lo que ha pasado en las últimas décadas, y con lo difícil que es ser autónomo y vivir de la creatividad en un mundo cambiante. Estamos muy contentos.

-¿Hay algún proyecto similar fuera de las ciudades de Aragón?

-Ha habido algún intento de estudio de diseño, pero que yo sepa en la zona de Teruel no hay ninguno de estas características. Lo nuestro es atípico. Desde el primer momento planteábamos un concepto más global y amplio, no solo diseño gráfico que era de donde veníamos. Incluimos fotografía, arte y una serie de cuestiones creativas para coger más campo. Al tener que trasladarnos a un lugar donde no había suficiente demanda de diseño, nos hemos adaptado e incluido artesanía.

-El proyecto comenzó en Zaragoza y a los tres años se mudaron a Azaila. ¿Por qué?

-Buscábamos espacio y que fuera económico. Apareció Azaila por casualidad. No había ninguna razón porque estamos más vinculados personalmente a los Monegros. Hoy nos encanta nuestra casa, nuestro local y las posibilidades que tiene. Aquí no tenemos límite, hemos llegado a hacer maquetas 1 a 1, trabajo de forja y todo lo que queremos.

-¿Qué influencia tuvo el programa de televisión Forjado a Fuego en su oferta de forja?

-Se cruzaron nuestras historias. En 2008 nació Vida Primitiva, una línea de trabajo donde aplicar la recreación de objetos basados en la Prehistoria y la Antigüedad realizados con los procesos, herramientas y materiales del pasado, anteriores a la revolución industrial. Organizamos los campeonatos europeos de tiro con armas prehistóricas en el Parque Cultural del Río Martín de 2009 a 2018, y de 2015 a 2024 gestionamos el yacimiento y centro de visitantes del Cabezo de Alcalá de Azaila y la villa romana de la Loma del Regadío de Urrea de Gaén. A lo largo de los últimos años, cientos de personas han pasado por el taller para realizar diferentes cursos, tanto de forja como de realización de arcos o talla de sílex. El programa de televisión nos ayudó, ha despertado curiosidad sobre todo por la cuchillería y la espadería. Tenemos lista de espera para meses. Nos hacen encargos grupos recreacionistas que quieren mostrar panoplia y objetos muy bien documentados, como Iber Calafell o el grupo Romanos de Ubrique, que se toman la recreación muy en serio.

-¿Qué proyectos emblemáticos han llevado a cabo?

-Uno de nuestros últimos trabajos más completos fue la Loma del Regadío de Urrea de Gaén, donde hicimos todo: el proyecto, diseño general, diseño gráfico y recreación de piezas basadas en las aparecidas en el yacimiento. Para un centro de interpretación en Peñarroya diseñamos e hicimos el mobiliario y los murales. Hemos hecho carteles para Pachá Zaragoza con gogós, el logotipo de una funeraria de Albalate, el logotipo de discotecas, del colegio Montessori. El cambiarnos al pueblo fue complicado porque en Zaragoza piensan que estamos lejos, cuando solo estamos a tres cuartos de hora. Y a nivel comarcal hay pueblos que encargan el diseño a Madrid porque alguien trabaja allí. Somos un poco provincianos en ese sentido, en Madrid tienen más asumido que un artista viva en la sierra.

-¿Cuál es su radio de acción?

-En el mundo de la recreación, objetos y artesanía, quizá Cataluña y Valencia, mucho más que Aragón. Y luego hemos trabajado con las comarcas de alrededor y Zaragoza. También para Chile y un suizo vino a hacer el curso de forja. Nos gustaría trabajar más en el territorio pero nos sentimos más queridos fuera.

-¿Por qué dejaron el Cabezo de Alcalá?

-Eran diez años ya y queríamos darle un giro. Hicimos una serie de propuestas y la principal, que era económicamente viable, no salió. Queríamos recrear una fragua íbera en el centro de interpretación. El ayuntamiento dijo que no y, como vimos que el centro no iba a ir a más, lo dejamos. Teníamos una desconexión total con el ocio, la familia y los amigos, y era demasiado trabajo para poca respuesta.

-¿Cómo han vivido la transformación tecnológica?

-Nos han tocado todos los cambios. Empezamos en el año 2000 con nuestra tercera socia –Alegría Lacoma, ya fallecida–, que tenía un estudio de fotografía. Hacíamos revelado de carretes en un momento en que no sabías si seguir invirtiendo en lo analógico o pasar a lo digital. Al venir a Azaila, el primer susto fue que no había una red rápida, algo que solucionamos con una parabólica. En cuanto al diseño y la fotografía, cayeron los precios pero siguen saliendo trabajos, y la IA nos está afectando negativamente. El Canva también nos ha afectado.

-¿Corre peligro el trabajo de diseñador gráfico con la IA?

-Se están perdiendo trabajos, pero siempre habrá clientes que quieran que la idea salga de un cerebro humano. Habrá que convivir con la tecnología. Está la rumba y se siguen vendiendo escobas.

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