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José Loscos, presidente de la Asociación Cultural Joaquín Carbonell de Alloza: José Loscos, presidente de la Asociación Cultural Joaquín Carbonell de Alloza:
José Loscos durante su intervención en el homenaje a Carbonell en Alloza

José Loscos, presidente de la Asociación Cultural Joaquín Carbonell de Alloza: "Carbonell sabía que quien renuncia a sus raíces lo pierde todo"

Amigo personal del cantautor, Loscos preside una asociación que pondrá en marcha un museo en el pueblo natal del cantautor
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José Loscos preside la asociación Joaquín Carbonell creada en su Alloza natal. El pasado 12 de septiembre, primer aniversario de la muerte del músico, tomó fuerza el proyecto de la futura Casa Museo Joaquín Carbonell, durante el homenaje en el que la localidad se volcó con el autor de Me gustaría darte el mar.

-Cuánto se echa de menos a Joaquín, ¿no le parece?
-Desde luego. Pero estoy contento porque hemos conseguido juntarnos todos para hacerle el homenaje del primer aniversario en Alloza, y todo esto va a seguir funcionando. Si puede vernos desde algún lado Joaquín se estará riendo bastante. El interés de la gente del pueblo y la ayuda que estamos teniendo de las instituciones nos hace ser muy optimistas.

-Durante ese homenaje la Diputación y el Gobierno de Aragón se comprometieron a apoyar el futuro Museo Carbonell... ¡habrá que aprovechar!
-Sí, desde luego. Esa idea del museo no es una idea cualquiera, queremos que salga adelante y que se convierta en un eje vertebrador de la cultura del pueblo.

-¿Se atreve a dar fechas?
-Queremos intentar que la inauguración sea el año que viene por estas fechas.

-El proyecto es situarlo en su casa natal, en el número 35 de la Calle Mayor, ¿no?
-Así es. Hemos contado con la colaboración de sus sobrinas y asumiremos un gasto mínimo, porque casi es una donación. Y también con la de sus hijos, que nos donan todo el legado de Joaquín, que es inmensísimo. Desde el principio se han mostrado muy colaboradores. Ya estaba embarcado en un proyecto junto al propio Joaquín para hacer un Museo del Cantautor en Alloza, porque él tenía muchísimos amigos en ese mundo, Javier Krahe, Joan Manuel Serrat, y todos estaban dispuestos a colaborar, pero después sobrevino su desgraciada muerte y el proyecto se convertirá en un museo para él.

-Carbonell estaba inmerso en la redacción de sus memorias cuando se lo llevó la covid. ¿Ese proyecto verá la luz?
-Espero que sí. El me estaba mareando para que le ayudara a recuperar datos e historias. Mi padre era el barbero de Alloza, y como por ahí pasaba todo el mundo yo me sé todas las historias del pueblo y estaba facultando todas las anécdotas de Joaquín, muchas historietas surrealistas, que de eso en el Bajo Aragón nos llevamos la palma.

-¿Qué otros proyectos maneja la asociación?
-Para el año que viene queremos preparar un concierto en Alloza, con varios cantautores, poetas... un poco luchar contra el reguetón, vaya.

-Mal enemigo se ha buscado...
-Pero es que hay que informar a la gente. Muchos medios de comunicación bombardean con ciertas cosas y al final la gente no tiene otra opción que lo que ven y lo que oyen constantemente. No saben que existe una cosa  infinitamente más sensible, que no es tan grosera, que anima el espíritu y la mente... Hay que informar e invitar a la gente a que lo descubra.

-En el homenaje insistió mucho en la importancia que tuvo aquel primer disco 'Con la ayuda de todos'.
-En mi opinión en ese disco están algunas de las mejores composiciones de Carbonell, y resultan muy entrañables porque muchas de ellas están inspiradas directamente en el paisaje de Alloza y en sus gentes. Su proyecto musical surgió aquí y eso hace que forme parte de todos nosotros.

-De hecho el allocino Miguel Villanueva fue quien le hizo meterse en el mundo de la música, ¿no?
-Claro. Miguel cantaba en la orquesta Bahía de Alloza, y metió a Joaquín como batería. Pero Joaquín tenía mucho oído para los idiomas, y cantaba mucho mejor las canciones en italiano que entonces estaban de moda. El propio Miguel ha donado para el futuro museo todos los recortes de periódico que escribía Carbonell, desde el Lucha en adelante.

-Usted compartió dos años de actividad en el mundo de la música con Joaquín Carbonell... ¿cómo fue aquello?
-Montamos un local de música en directo en Zaragoza, en 1981, que se llamaba El Plató. Hacíamos conciertos de salsa, rock, flamencos... Pasaron todos los grupos de la movida madrileña y del resto de España. Y además allí nacieron muchas bandas de Zaragoza. Todo eso acabó en un macroconcierto en el que colaboró el Ayuntamiento, y en el que presentamos el sello DRO. Yo tenía 23 años y fue un regalo de Joaquín, porque él tenía mucho donde elegir y me escogió a mí. Fue una experiencia maravillosa y dos de los mejores años de mi vida, en los que igual nos íbamos a rodar un reportaje etnográfico a Alacón como que presentábamos una revista de moda no sé donde...

-Se ha dicho en alguna ocasión que la relación de Carbonell con Teruel tenía sus claroscuros... ¿qué hay de verdad en eso?
-Tenía sus cosas, pero esas voces siempre se oyen demasiado. Lo que pasa es que hay mucha ignorancia, que acaba convirtiéndose en demagogia y haciendo daño. Mucha gente que habla de oído o por boca de otros, pero Joaquín siempre estuvo muy ligado a Teruel y a Alloza. En todas las actividades del pueblo se contaba con él. Yo siempre digo que fue el más patriota de todos los allocinos y llevó con mucho orgullo el nombre de su pueblo allá donde fue. Y al mismo tiempo siempre entendió que uno nace donde nace por accidente, y lo mismo podríamos haber nacido en Senegal. Si naces en Alloza no te queda otro remedio, lo que no puedes tener es contradicciones. Y Joaquín no las tenía. Compuso su canción Mi patria haciendo acopio de su centro energético y vital en Alloza. Eso no lo perdió nunca, porque quien pierde su raíz lo pierde todo.

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