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Rafael Tena Gil, chófer del Caimán desde 1995: “Me gusta dar servicio a la  gente mayor que de otra forma no podría bajar al hospital” Rafael Tena Gil, chófer del Caimán desde 1995: “Me gusta dar servicio a la  gente mayor que de otra forma no podría bajar al hospital”
Rafael Tena Gil posa junto al Caimán en Cantavieja. Comarca del Maestrazgo

Rafael Tena Gil, chófer del Caimán desde 1995: “Me gusta dar servicio a la gente mayor que de otra forma no podría bajar al hospital”

Se lleva bien con casi todos los moteros de la Silent Route y valora las mejoras realizadas por la DGA en la A-1702
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Pasa 12 horas al día fuera de su casa de Villafranca del Cid (Castellón) para llevar de lunes a viernes a siete personas de media en El Caimán, autobús que completa la línea de transporte de pasajeros Cantavieja-Alcorisa, facilitando la asistencia médica y las relaciones comerciales de los vecinos del Maestrazgo con el Bajo Aragón. Pese a ello, Rafael Tena asegura que el día no se le hace largo, y se muestra encantado de poder prestar un servicio fundamental para la vertebración al que la Comarca del Maestrazgo ha querido rendir homenaje colocando una réplica del ómnibus de los años 60 en un área de descanso en Cañada de Benatanduz.

-¿Qué le parece el homenaje?

-Me parece estupendo, es una forma de promocionar el turismo y el territorio y, además, se pone en valor este servicio que acumula casi un siglo de historia y que en los últimos 60 años ha prestado la empresa Altaba.

-¿Desde cuándo conduce El Caimán?

-Desde octubre de 1995. Yo ya trabajaba en Altaba haciendo rutas escolares, transporte discrecional y de todo un poco. Se jubiló el compañero que hacía la línea Cantavieja-Alcorisa, me mandaron unos días y me quedé.

-¿No se cansa?

-La verdad es que no. Al principio sí que se me hacía un poco pesado, sobre todo en invierno. Hay que madrugar y estas carreteras son muy duras, hay días  malos por el clima. Pero le fui cogiendo el gusto.

-¿Qué es lo que le motiva?

-Dar un servicio a gente mayor que de otra forma no podría trasladarse al hospital de Alcañiz o a hacer sus compras. Son personas muy majas y amables, tengo mucha confianza con ellos. En verano hay usuarios de fuera.

-Su clientela es casi fija.

-El 90% de los viajeros son fijos, sí. Sobretodo se montan en Ejulve, Molinos y Berge, que dependen del centro de salud de Alcorisa. Van al médico o enlazan con el bus que va a Barcelona para desplazarse a Alcañiz, o con el de Zaragoza, aprovechan para comprar, ir al banco... También recojo en Pitarque y Villarluengo, y en Cañada muy poquita gente porque apenas viven 14 o 15 personas. Y Cantavieja muy pocos también porque todos los servicios los tienen en Teruel.

-Es una carretera con muchas curvas. ¿Se le marean?

-No, soy muy bueno yo al volante (ríe). Lo llevamos bien. Tampoco vamos rápido, no tenemos el estrés de la capital. Si de un sitio a otro te cuesta llegar 20 minutos pero tardas 25 no se enfada nadie. No corro nunca.

-¿Solo hace transporte de viajeros o también paquetería?

-Antes sí que hacíamos, pero ahora no queda casi nada ya. La gente que usa el servicio es muy mayor y ya llena su carro de la compra para 15 días. Los jóvenes tienen todos coche.

-Pero seguro que le piden que les suba algún recado.

-Si me lo piden se lo acerco, no tengo ningún problema. Saben que estoy para ayudarles.

-¿Cómo llena las horas muertas que pasa en Alcorisa?

-Llego sobre las 9:30 y me voy a desayunar. Y ya se hacen las 10 y pico. Antes de salir, como, y entre medio pues me voy a dar un paseo o tomo un café con las amistades. Se me pasa el día volando. Y eso que salgo de Villafranca a las 6 para coger el autobús a las 6:30 y cuando llego a casa son casi las seis de la tarde.

-¿Cuántos usuarios recoge de media cada día?

-En invierno hay algún día que voy solo muchos kilómetros, y los días que más podemos ir pues 12 o 13. De media vamos a poner 7 u 8 pasajeros de mañana y otros tantos por la tarde.

-¿Ha tenido que suspender mucho el servicio por la nieve?

-Todos los inviernos fallamos un par de días o tres por la nieve. Y si cae alguna como Filomena estamos una semana sin poder ir.

-¿Qué otras dificultades se suele encontrar?

-De vez en cuando hay desprendimientos, por precipitaciones o cabras. Me toca bajar y quitar piedras de vez en cuando.

-De un tiempo a esta parte, la carretera está bastante mejor.

-De cuando yo empecé, ha cambiado un cien por cien. Sigue habiendo mucha curva, pero la han ensanchado, el firme es mejor. Antes había grava, y unos baches... Tras la mejora del tramo Ejulve-Montoro y los pontones, quedaría por mejorar las entradas a Pitarque y Montoro.

-¿Atribuye en parte las mejoras al auge de la Silent Route?

-Eso sí que lo he notado. Hay mucho más tráfico que antes.

-¿Cómo es su relación con los moteros?

-Lo llevas como puedes. La mayoría son respetuosos, pero otros van más ligeros y por el medio de la carretera, y aún se enfadan si les dices algo. Mientras no haya ningún golpe, todo bien.

-¿Ha tenido algún accidente?

-Doy gracias que nunca he tenido ninguno en 35 años que llevo en esta profesión.

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