Rosa Blasco, escritora: “No quiero escribir sobre vísceras ni sucumbir a la tentación de la pornografía”

La alcañizana Rosa Blasco plantea un juego de misterio e infortunio en su quinta novela, Fatalidad (Maeva), que cierra su trilogía negra sobre Simonetta Brey en Menorca. Este domingo, 1 de junio, estará en El Cachirulo Teresa Salvo de Alcañiz, a las 12 horas, para presentar su nuevo lanzamiento.

-¿Qué vamos a encontrar en ‘Fatalidad’?

-Es una novela negra que comienza con el hallazgo de dos cadáveres sin aparente relación entre sí, en unas canteras abandonadas en la isla de Menorca. La doctora Simonetta Brey y su enfermero Sergi comienzan una investigación que les llevará a diferentes lugares de la isla en busca de pistas –un centro budista tibetano, un centro de discapacitados psíquicos, la Casa del obispo…-, y hasta la ciudad de Sevilla, donde localizan un posible hilo conductor con una importante familia de la aristocracia.

-¿Hasta qué punto el fin de la trilogía cierra un ciclo? ¿Habrá más novelas sobre la doctora con diferente ambientación? ¿O la va a jubilar directamente?

-El final de Fatalidad cierra la trama de investigación y, de alguna forma, la historia sentimental y también de amistad de la protagonista. Simonetta Brey no se jubila, aunque sí se toma un tiempo de descanso. Después quién sabe qué derroteros tomará. La vida conlleva sorpresas, también la imaginación de los escritores.

-¿Es posible leer ‘Fatalidad’ sin antes haber leído ‘Premonición’ y ‘Perturbación’?

-Sí, está escrita de forma independiente, aunque seguro que si se comienza por la última uno se queda con las ganas de leer las anteriores, y viceversa.

-Usted procede de Alcañiz, vive en Tudela y ambienta su trilogía en Menorca... ¿por qué?

-Llevo visitando Menorca todos los veranos desde hace tres décadas, y siempre que regreso de allí ya sueño con volver. Esa es la razón por la que inicié la serie. En mi primera novela –El sanatorio de la Provenza- aparecía Alcañiz en varios de los capítulos, y la segunda –La sangre equivocada- está ambientada en el Bajo Aragón. Quise cambiar de escenario, aunque también en estas últimas aparecen referencias a mi tierra.

-Que Simonetta sea médico, como usted, no es una casualidad... ¿hace hincapié en los fenómenos médicos, forenses, a lo largo de sus novelas?

-Mi profesión de médico es muy importante para mí y quiero reivindicarla y mostrar nuestra labor, también la del resto de sanitarios. El protagonista de El sanatorio de la Provenza también es médico, y la protagonista de La sangre equivocada quiere ser comadrona. Es un mundo que domino como escritora y a los lectores les gustan las historias sobre Medicina.

-La novela negra se ha centrado siempre en la psicología de los personajes, pero en los últimos tiempos está adquiriendo mucha importancia lo escatológico, lo macabro... ¿Usted trata de combinar ambos elementos o se decanta por uno de ellos?

-Como médico me resultaría sencillo escribir sobre vísceras porque he vivido muchas situaciones macabras y otras puedo crearlas, pero no me gusta llegar a esos límites, ni tampoco sucumbir a la tentación de escribir pornografía. Como no me gusta como lectora tampoco me decanto por ese camino como autora. Prefiero el enigma, el misterio, la intriga, con un toque de erotismo si viene a cuento. Respeto todos los gustos, pero poner en marcha la imaginación del lector me parece mucho más interesante.

-Uno de los temas de la novela son las casualidades. ¿Cree usted en ellas?

-En Fatalidad hablo de la mala suerte de estar en el lugar inadecuado en el momento menos oportuno. ¿Es el destino? ¿Es el azar? No estoy segura. De lo que sí lo estoy es de que es muy importante jugar bien nuestras cartas a la hora de tomar decisiones.

-La fatalidad, el destino... ¿nos hace irresponsables de nuestros actos? ¿Son las circunstancias las que nos llevan a matar, a robar, a delinquir, o somos completamente libres -y por tanto potencialmente culpables- para tomar nuestras propias decisiones?

-Las circunstancias nos determinan, claro, pero la elección es en última instancia libre e individual. Se trata del libre albedrío del que habla el cristianismo. Ante una circunstancia límite dos individuos de origen similar pueden reaccionar de forma distinta. Esto se evidencia, por ejemplo, en las guerras, donde hay héroes y auténticos asesinos. O en las catástrofes, como en la Dana de Valencia: seres humanos que arriesgaron y perdieron su vida por salvar a otros, incluso a desconocidos, y otros que se dedicaron a robar. ¿Estos últimos lo hicieron por necesidad? Por supuesto que no, fue su elección, como también lo fue la de los anteriores.

-Además de doctora y novelista, es usted madre de Aitana Monzón, que con veintipocos años se ha convertido en una de las voces líricas emergentes tras ganar el Premio Espasa Poesia 2021 con ‘La Civilización no era esto’... ¿Era el destino quien le tenía reservado ese premio a Aitana?

-A Aitana el destino la dotó de un talento extraordinario para la literatura y la depositó en una familia con la casa repleta de libros, y en la que la cultura juega un papel fundamental. Su capacidad de entrega y trabajo y nuestro empuje han hecho el resto.