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Dakar, 1984 Dakar, 1984

Dakar, 1984

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Raquel Fuertes

Con los años si en algo he mejorado es en mi capacidad para meter la pata. Siempre he destacado y con los años lo he perfeccionado hasta convertirlo en un clásico de mi personalidad. Inoportuna, errática, bocachancla… Afortunadamente no tengo en mis manos ni el teléfono rojo ni el botón nuclear.

Lo malo es que parece ser que esto viene de serie entre muchos boomers. Y algunos tienen acceso a los Presupuestos Generales del Estado y, si ya hubiesen acabado de madurar, hasta a la conformación del Consejo General del Poder Judicial.

Humanamente, y desde mi reconocida facilidad para los inoportunos equívocos, me despiertan cierta simpatía, pero solo espero que esos errores con tanto tirón mediático no se produzcan en contextos que pongan en riesgo el futuro, ya de por sí incierto, de este país.

Lo de Senegal y Kenia resulta divertido y todo. Quizás si hubiese pensado que no estaba en Dakar (lo único que nos suena de Senegal por el rally porque en lo que respecta a África somos analfabetos casi todos) no hubiera metido la pata en Nairobi. Pero Pedro lleva mucho tute (hay que decir que no le ha tocado una legislatura sencillita. Al césar, lo que es del césar) y con el mareo lo más normal es que uno acabe con un inapropiado “¡Viva Honduras!” donde no corresponde.

Y si las redes han disfrutado con esto, no iba a ser menos Feijoo. Le habían hilado (ya nadie escribe sus propios discursos, qué espanto) un discurso que exigía cierto nivel, pero accesible al populacho. Muchos han oído (otra cosa es leído) sobre qué va “1984” de Orwell y ligarlo con el inicio de la posverdad tiene su aquel (aunque los alemanes ya se manejaban bastante bien). Pero claro, toda la capacidad de predicción de un futuro distópico demasiado parecido a lo que vivimos hoy se pierde cuando uno escribe “1984” en 1984, aunque llevando más de 30 años muerto también hubiera tenido su mérito y su punto de ciencia ficción.

Más allá de la desubicación que viven nuestros políticos en esa vida en constante campaña y alejados de la realidad lo que preocupa es que todo se traduzca solo en un “y tú más” en temas casi anecdóticos (no quiero pensar en incultura, prefiero intuir despiste). Total, el CGPJ puede esperar.

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