Ángel Martín Carreño, alma y sentimiento taurinos en un corazón de madera brava
El escultor salmantino da vida a la madera que encuentra en las dehesas del campo bravoUn artículo de Márquez
Ángel Martín Carreño nació en Francia, en 1974, pero a los pocos años sus padres volvieron a su pueblo de origen, la localidad salmantina de Boadilla. Pertenece a la tercera generación de una familia dedicada a la carpintería tradicional de madera, lo que explica su estrecha relación con este material.
Paralelamente a su oficio, ha desarrollado una carrera artística autodidacta, centrada en la escultura en madera, un medio con el que expresa su mundo interior. En palabras del propio artista, la madera es un material noble y auténtico que lo conecta con la naturaleza y con su esencia personal. Cada una de sus obras es el resultado de una “locura creativa”, una necesidad de materializar emociones, recuerdos y vivencias personales.
Su arte busca dar nueva vida a la madera, transformándola en formas que perduren más allá de su uso original, dotándola de una segunda oportunidad artística.
Ángel te atrapa por su humildad, la seguridad con la que cuenta su obra, un sentimiento que lleva dentro, a flor de piel, y que consigue transmitir con su mirada.
Apasionado del toro, nos comenta que es aficionado práctico, que se ha puesto delante de algún animal bravo y que la mirada y fiereza de esos animales, son fuente de inspiración para cada una de sus obras.
Discípulo de Venancio Blanco
Se inspira en su entorno charro y en la tauromaquia, una pasión que comparte con el escultor salmantino Venancio Blanco, a quien considera su referente artístico.
Ambos están unidos por la figura del toro bravo, símbolo de fuerza, nobleza y belleza, muy presente en la obra de Ángel. Su arte combina tradición, sentimiento y autenticidad rural.
Su estilo destaca por la naturalidad pero a la vez, por la fuerza y sentimiento, reflejos de su propia personalidad. Las exposiciones que ha realizado han despertado gran interés en el mundo del arte, y su nombre empieza a consolidarse en el panorama escultórico nacional.
Su capacidad para convertir materiales humildes (como una tronco viejo o una punta de madera) en obras cargadas de emoción y significado, lo sitúan como un creador genuino dentro de la escultura contemporánea en madera.Cuando hace una obra, no todas las maderas valen, busca que tengan vida propia, que le hablen para así poder emocionarse al crear, porque no solo va su creación, va también su alma.
Este año ha expuesto en varios lugares de la geografía española destacando la exposición en plena feria de San Isidro de Las Ventas de Madrid, que, aunque no tuvo que torear en esa plaza, pasó muchas noches en vela soñando con ese marco incomparable. Ángel explica que esa exposición: “Te abre muchas puertas para seguir trabajando en este sueño y además, te da la oportunidad de conocer a personas muy interesantes que comparten la ilusión del toro bravo como por ejemplo mi amigo Sevi, gran fotógrafo por cierto y gran conocedor de este mundo. Curiosidades de la vida, esa misma semana expusimos juntos, Sevi en la sala Antoñete y yo en la sala Antonio Bienvenida”.
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