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Casi tres mil personas aprovechan la zona de acampada dispuesta por el Ayuntamiento de Teruel Casi tres mil personas aprovechan la zona de acampada dispuesta por el Ayuntamiento de Teruel
Un grupo de zaragozanos en sus tiendas de campaña

Casi tres mil personas aprovechan la zona de acampada dispuesta por el Ayuntamiento de Teruel

Los visitantes de la Vaquilla madrugaron este domingo para preparar el regreso a sus destinos
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Más de 2700 personas, cuatrocientas más que en la última Vaquilla de 2019, pernoctaron durante la noche del sábado al domingo de Vaquilla en la zona de acampada instalada en Las Viñas, llegadas de todos los puntos de la geografía española en 487 automóviles y furgonetas, que fueron los que registraron su entrada. Los visitantes que pasaron la noche en la zona habilitada en el camino de Capuchinos madrugaron bastante, y desde las 10 horas muchos de ellos ya habían levantado el campamento para emprender el viaje de regreso a sus respectivas localidades.

Los más remolones todavía estaban recogiendo los bártulos en torno a las 12 del mediodía, aunque tuvieron de tiempo hasta las 17 horas para abandonar y vaciar la zona habilitada para la acampada. Desayunos a la sombra, algunos de ellos a base de cerveza, personal recogiendo esterillas, tiendas, y veladores, y un tráfico continuo de personal hacia las zonas de ducha. “Solo por darte una ducha por la mañana merece la pena pagar los seis euros que cuesta la zona”, aseguraba ayer Maite, una chica de Guadalajara que había pasado la Vaquilla con unas compañeras de la Universidad.

Aunque otros años el sábado a las 13 horas ya se había llenado la zona de acampada, una pareja de amigos de Barcelona aseguraban ayer que llegaron “a las nueve de la noche” del sábado, y antes de las 13 horas pensaban salir de regreso hacia la Ciudad Condal. “Tenemos amigos de El Cuervo pero nunca habíamos estado en La Vaquilla”, explica uno, que a pesar de la premura de la fiesta, asegura que fue una magnífica noche “y que volveremos el año que viene seguro”.

Un grupo de varios zaragozanos en dos iglús mostraron su sorpresa por “lo mucho que ha madrugado la gente para marcharse”, y recogían con tranquilidad sus enseres, mientras las últimas caravanas, que las hubo aunque en escaso número y fueron las primeras en abandonar el camping, salían de allí.

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