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El Concierto de Navidad de la Banda Santa Cecilia reivindica la música como medio para viajar en el tiempo El Concierto de Navidad de la Banda Santa Cecilia reivindica la música como medio para viajar en el tiempo
El patio de butacas del Teatro Marín se quedó pequeño en las dos funciones del Concierto de Navidad de la Banda de Música Santa Cecilia. Bykofoto/Antonio García

El Concierto de Navidad de la Banda Santa Cecilia reivindica la música como medio para viajar en el tiempo

El Teatro Marín se queda pequeño en las dos funciones del espectáculo ‘Una Navidad a Destiempo’ interpretado este sábado por 100 músicos
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José Luis Rubio

Con un lleno hasta la bandera y coincidiendo con el 40 aniversario del estreno de la película Regreso al Futuro, protagonizada por Michael J. Fox, la Banda de Música Santa Cecilia de Teruel encandiló a su auditorio desde el primer momento, metiéndose en el bolsillo a grandes y pequeños en un espectáculo musical conducido por los clown turolenses Tobogán y Colibrí en el que se hizo un repaso de algunas de las grandes partituras de la música clásica y de las bandas sonoras del cine. El espectáculo, bautizado como Una Navidad a Destiempo tuvo que realizar dos sesiones después de haber agotado las localidades en apenas diez minutos.

Con un centenar de músicos sobre el escenario, la Banda de Música arrancó la velada con la inconfundible melodía principal de la cinta Back to the Future, de Alan Silvestri, mientras Colibrí hacía su entrada en escena a bordo de un patinete. Caracterizados como los protagonistas de la mítica saga, Doc Brown y Marta (Marty) McFly, los cómicos interactuaron tanto con el director de la Banda, Daniel Ibáñez, como con el público.

La premisa era sencilla: No hace falta un Delorean equipado con condensador de fluzo para viajar en el tiempo. Hay una manera más fácil y, sobre todo, más asequible que es la música.

Entre una broma y otra, el repertorio se fijó en los grandes clásicos de la Viena del siglo XVIII cuando irrumpieron en la platea Sebastián Guitarte y Vicente Amo, caracterizando a Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven. Entre chanzas a propósito de la sordera de este último se dio paso a la segunda partitura de la sesión, una recopilación de las melodías favoritas de Mozart, Amadeus Favorites, adaptada por Koos Mark, y la selección A Fortuny of Beethoven, escrita por Rob van Reijmersdal.

Y así, dentro del catálogo de saltos temporales, el Teatro Marín se sumergió en el Jurásico, pero lo hizo a través del parque paleontológico Dinópolis en uno de los momentos más vibrantes de la tarde, que arrancó con la banda sonora de la saga Jurassic Park y la irrupción de dos dinosaurios hinchables que se pasearon entre las butacas para, después, pastoreados por dos trabajadores del museo, llegar a los pies del escenario mientras se cataban el éxito de David Civera Que la detengan. A continuación, cinco trogloditas realizaron un número de percusión corporal. Todos vestidos con pieles, algunos estaban equipados con palos o piedras que golpeteaban creando ritmos pegadizos. Incluso los que llegaron con las manos desnudas interpretaron sus melodías golpeando sus piernas, brazos y pecho.

El siguiente salto temporal llevó al auditorio a la antigua Roma. Entre una broma y otra, la Banda de Música interpretó la melodía del clásico Ben Hur, protagonizada en 1959 por el mítico Charlton Heston y cuya partitura fue obra del compositor Miklós Rózsa y que obtuvo el Óscar a la mejor banda sonora.

Superado el ecuador del espectáculo, la música llevó al público al salvaje oeste con la música del western Los 7 magníficos, dirigida en 1960 por John Sturges y cuya partitura corresponde a Elmer Bernstein. En este punto, el espectáculo fusionó al escritor del siglo XVI Francisco de Quevedo y el cantante de reguetón, pop rap y trap latino, Quevedo. Así, el actor que interpretaba a este personaje apareció en escena con las gafas y el bigote icónicos del dramaturgo pero vestido como el cantante, con un enorme abrigo y cadenas de oro mientras caminaba exagerando el flow. Así, entre un guiño y otro guiño, la Banda de Música interpretó BZRP Music session 52, de Quevedo y Bizarrap.

El siguiente salto de calendario levó a los protagonistas y al respetable a la Movida Madrileña, sorprendiendo la puesta en escena de las pantomimas de Nebraska y Mario Cabrerizo, que recordaban a la pareja televisiva Alaska y Mario Vaquerizo, mientras los músicos interpretaban algunos de los grandes éxitos de la popular cantante.

Después, la música siguió llevando en volandas al respetable. Primero con el arrullo de Jingle bells goes Rio, de Will März, y, a continuación, con la Marcha Radetzky, de Johann Strauss con la que se cerró la actuación entre un sonoro aplauso.

Hasta la bandera

No hay butacas libres, se anunciaba en la puerta de acceso a la platea, avisando de que las dos sesiones del Concierto de Navidad: Una Navidad a destiempo había agotado el papel. “Estamos obligados a hacer dos pases por la altísima demanda que tiene este espectáculo”, reconoció el director de la Banda de Música Santa Cecilia, que recordó que “a las 12:00 horas se pusieron a la venta las entradas y a las 12:10 solo quedaban seis”.

En efecto, en el patio de butacas no hubo este sábado ni un hueco libre, con todos los asientos ocupados por padres o abuelos y niños, muchos niños, que participaron en el espectáculo acompañando con las palmas en ocasiones o incluso agitando los brazos mientras imitaban al director con la batuta.

Además del carácter didáctico y humorístico de la jornada, las iniciativa mantuvo su apuesta solidaria y los beneficios de las dos sesiones se destinarán en esta ocasión a la Fundación para la lucha contra la Atrofia Muscular Espinal Fundame, una enfermedad neurodegenerativa grave considerada rara, en la que los enfermos sufren una progresiva degradación de su calidad de vida hasta que impacta contra funciones vitales como tragar o respirar.

El Palacio, a prueba

Para probar los primeros resultados de los trabajos de mejora de la acústica que se están llevando a cabo en el Palacio de Exposiciones de Teruel, los últimos ensayos de la Banda de Música Santa Cecilia previos al Concierto de Navidad ofrecido este sábado, se desarrollaron en el interior de este espacio el viernes por la tarde.

El director de la banda, Daniel Ibáñez, reconoció que “ sí se ha avanzado y ha mejorado la acústica” aunque prefirió “esperar un poco a que esté todo acabado” para hacer una valoración definitiva de los resultados. “Mala pinta no tiene”, aseguró.

La intervención incluye la instalación de 324 paneles acústicos fonoabsorbentes para evitar ecos y reverberaciones y permitirá que el sonido llegue con mayor nitidez, mejorando la calidad acústica general del espacio. Además, se han instalado 270 bafles acústicos y está prevista la colocación de los 54 restantes entre el 15 y el 21 de diciembre, completando así un total de 324 unidades. Los paneles, de 2400 x 2400 x 100 mm, se sitúan suspendidos de la techumbre de forma vertical para optimizar la absorción del sonido por ambas caras. Cada uno de ellos está fabricado con material fonoabsorbente y protegido por fundas lavables, desmontables, ignífugas y acústicamente transparentes, adecuadas para espacios de gran altura como este, informa el Ayuntamiento.

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